Cuando conocí a Daniel en Barcelona, con motivo de la constitución de la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos, me llamó la atención su primer apellido y su profesión: Jándula, catador de café.
En el árabe dialectal marroquí que aprendí en el Instituto de Kemisset, al sur de Marruecos, Jandulá –con acento en la última letra- significa “gracias a Dios”: “El hamdul-Alá”. Un poco de moro debe tener este atrevido escritor nacido en la en un tiempo moruna Málaga.
Por otro lado, algo sé de los catadores profesionales de vino, pero mi incultura en el terreno del café es total. ¿Qué es un catador de café? ¿Un señor que va de Brasil a Cuba, de Colombia a Costa Rica cantando “que llueva café en el campo” y triturando granos con las muelas, o que pasa las horas de un hotel a una cafetería, de un restaurante a un bar, sorbiendo tacitas de café para determinar su calidad?
Si este trabajo le pesa, ya ha encontrado otro: autor de novelas históricas.
El libro fichado al inicio de este artículo es una excelente novela, construida con una ciencia literaria original y verdadera. Sé muy bien que es del todo imposible agotar en una crítica, por extensa y rigurosa que sea, el contenido o siquiera los aspectos esenciales de una buena obra. Me bastaría con decir que
el vientre del protestantismo español ha dado a luz un escritor de valía. La prosa de Jándula, nueva en su extraordinaria sencillez, muestra a un autor cuajado. Por el hecho de tener sólo 29 años
no se puede decir que tenemos ante nosotros una promesa de escritor. Daniel es una realidad de escritor. Un escritor de hoy que mira al mañana con ilusión, con pálpitos en el corazón a medida que va ganando en intensidad y poder de visión. En su primer libro el autor hace gala de claridad y precisión.
No apunto estos datos al azar ni marginalmente. Lo hago impresionado por el contenido de la novela –y he leído muchas desde los nueve años hasta hoy- que tengo ante mí.
EL REO es una biografía novelada de Dietrich Bonhoeffer. El teólogo alemán formó parte de la resistencia al nazismo de Hitler. Se negó a ejercer como pastor en la Iglesia de Prusia, que había aceptado la disposición aria según la cual se prohibía a cualquiera que tenía sangre judía ejercer un ministerio en la Iglesia.
Se enfrentó a los “cristianos alemanes” de Hitler, que querían suprimir de la Biblia el Antiguo Testamento, desjudaizar a Jesús y transformarlo en un héroe político.
En abril de 1943 fue detenido por la Gestapo y encarcelado en Berlín. Enviado posteriormente al campo de concentración en Buchenwald, fue ahorcado por los nazis el 9 de abril de 1945. La burla del destino: Hitler se suicidó 21 días después. El monstruo pudo haber adelantado su trágica muerte unas tres semanas.
Para Jándula, detrás de cada objeto y de cada persona hay una historia. “No tiene que ser especialmente impactante ni conmovedora –añade-; pero no por ello deja de ser importante para quien la conoce”.
A él le impactó la vida del teólogo alemán que se enfrentó a Hitler. Y la cuenta con detalles, en capítulos dialogados que penetran y atraen. Tal vez sea este el encanto del libro. Que no es una biografía novelada al uso habitual. En tres partes, “fragmentos”, “conspiración” y “prisión”, el autor va relatando la historia del hombre. Lo hace por orden cronológico, desde la cuna a la horca. Escribe adentrado en la teología, escalofriante en la manera de pintar al personaje, el testimonio de su fe ardiente, bramante, patética, en lucha constante contra la mentira de un régimen que anegó Europa de sangre inocente.
Para el escritor e historiador Mario Escobar, EL REO nos introduce en el complejo mundo de la conciencia. En opinión de José de Segovia, “la emocionante historia de Bonhoeffer cobra vida en las páginas de EL REO”. Según el editor, la novela de Daniel Jándula “es una historia sobre la muerte, el amor, la fe… Una reflexión profunda sobre un mundo perdido hace mucho tiempo, descrito aquí con precisión quirúrgica”.
Cuando Mariano José de Larra inició a los 21 años la publicación de una serie de folletos firmados con el seudónimo EL DUENDE SOLITARIO, LA REVISTA ESPAÑOLA anunció: “Acaba de nacer un nuevo escritor en el país”.
En el seno del protestantismo español, según escribí más arriba, ha nacido un nuevo escritor. De los buenos.
Me gusta de Daniel Jándula que maneja la lengua con gracia y desenfado. Por éstos jóvenes escritores hay que apostar al máximo, sin regateos, con entrega y generosidad. Son los llamados a iluminar las profundas oscuridades que se avecinan en las mentes y en las almas de este presente siglo malo.
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