Samuel Escobar, de nacionalidad peruana pero residente español desde hace años, opina que la diversidad cultural en las iglesias puede ser muy positiva si se fomenta “el diálogo y el respeto mutuo”.
Pregunta (Joel Forster).- Desde aproximadamente el año 2000 empezó la llegada más grande inmigrantes a España desde Centro y Sudamérica. Ahora, muchos de ellos ya llevan años aquí. ¿Qué papel crees que han tenido las iglesias evangélicas para ayudar a estas personas a integrarse en su nuevo país?
Respuesta (Samuel Escobar).- Mi observación general es que las iglesias han jugado un papel positivo en la integración de inmigrantes, al acogerlos, responder a algunas de sus necesidades más urgentes e incluso recibir su aporte al cumplimiento de la misión de la iglesia. He oído de experiencias no muy positivas, pero son la excepción más que la regla.
P.- ¿Qué principales diferencias crees que nota un evangélico inmigrante, cuando compara la iglesia de su país y las que encuentra aquí?
R.- Un evangélico rumano se escandalizará con algunas de las costumbres de los evangélicos españoles que en su país se consideran inapropiadas. Un evangélico latinoamericano echará en falta el dinamismo entusiasta del culto, o el marcado respeto y aún cariño por la figura pastoral en algunos casos, por ejemplo.
P.- Cuando en los diarios, revistas, televisiones españoles, se presta atención a los evangélicos en España, se enfatiza mucho en la presencia, precisamente, de los inmigrantes. De hecho, en muchos casos se retrata al movimiento evangélico como algo casi exclusivo de los inmigrantes. ¿Por qué crees que los medios de comunicación tienen esa imagen?
R.- Por un parte porque en algunas iglesias la presencia inmigrante es realmente numerosa, por otra porque hay muchas iglesias compuestas mayoritariamente por latinos. El prejuicio anti-protestante fomentado cuidadosamente por la jerarquía (católica) y que crea una imagen negativa (secta) de los evangélicos ha calado hondo en la mentalidad española, especialmente la idea del extranjerismo de los evangélicos.
P.- Un cristiano que llega a España desde Colombia, por ejemplo, tiene una forma de ver la evangelización diferente (muchas veces más activa) a la de un cristiano español que ha crecido en el contexto de las iglesias de aquí. ¿Cómo se puede sacar el máximo provecho de estos diferentes enfoques de la evangelización?
R.- Aquí hace falta mucho diálogo y respeto mutuo. El colombiano latinoamericano en general tiene que aprender a percibir las diferencias de actitud hacia el hecho religioso entre la sociedad española de hoy y la latinoamericana. Por otra parte el entusiasmo del latinoamericano puede ser un tónico estimulante para la pasividad o comodidad que hace que las iglesias estén muy encerradas en sí mismas, a la defensiva.
P.- Desde el punto de vista de la comprensión de la misión en el mundo, qué pueden aprender los creyentes españoles de los creyentes venidos de Europa del Este, África, Asia y Suramérica?
R.- Por una parte el valor de una fe sencilla y desinhibida en el Señor y de una militancia sacrificada y entusiasta. Por otra parte el desafío a la conciencia social que representan aquellos y aquellas que son más pobres y están entre nosotros.
P.- En las universidades, aunque poco a poco van apareciendo, hay aún un bajo porcentaje de estudiantes que son hijos de inmigrantes. ¿Crees que se debe a las condiciones socioeconómicas de las familias? ¿qué pueden aportar ellos cuando empiecen a llegar a las universidades?
R.- Aunque parezca mentira, en las sociedades latinoamericanas, igual que en la estadounidense, hay un impulso más fuerte hacia la movilidad social que en España y la universidad es más asequible aún a los pobres que sueñan con salir de la pobreza. Lo que no hay es el progreso económico y las oportunidades de trabajo que España ofrecía antes de la crisis. Hay miles de profesionales universitarios latinoamericanos realizando labores elementales en la construcción o los servicios. Sería de esperar que si sus hijos llegan a la universidad no hayan perdido algunas de sus virtudes ni su empeño.
P.- Y por último, aún en cuanto a la universidad… Has trabajado mucho con estudiantes, con los Grupos Bíblicos Universitarios, y serás también conferenciante en el “Fórum 2009”. ¿Qué temas tratarás? ¿Y por qué vale la pena asistir?
R.- Me ocuparé de la dimensión social de la misión cristiana hoy en día, tema que vengo estudiando hace muchos años. Vale la pena asistir para compartir experiencias y hacer preguntas cuyas respuestas podamos explorar en un ambiente fraterno y comunitario.
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