Primero, felicitar a los directivos de la nueva Editorial Evangélica “Los del Camino” por la magnífica presentación de este libro. Un verdadero trabajo de artesanía. Tipo de letra, división de capítulos, papel, ilustraciones seleccionadas con gusto, todo perfecto.
Hoy, en plena avalancha de libros que salen a diario al público debe considerarse la estética del volumen, no sólo el contenido. Tanto como la posibilidad literaria interesa la posibilidad comunicativa. Los de El Camino han dado con la clave. Antes de que el lector se enfrente al escritor se está encarando a un volumen que entra por los ojos debido a su armonioso ajuste, a la perfecta sistematización del volumen.
Mis felicitaciones a éstos hermanos, a quienes no conozco.
José Manuel González Campa se da a conocer en esta obra como un arquitecto del idioma castellano, formidable analista, incansable investigador de la Palabra Sagrada. Su erudición difícilmente puede ser superada. Da a los libros que escribe un sentido integrador. Es clásico en su acercamiento a la Biblia y es renovador en la interpretación del texto. Al doctor Campa sólo cabe un reproche: Que tarde tanto tiempo de un libro a otro. Quisiera que produjera una obra al año. Cuando menos.
EL SENTIDO DE LA VIDA es un comentario al libro del Eclesiastés, uno de los tres que figuran en el Antiguo Testamento atribuidos a Salomón. Aquí Campa se revela como un teólogo de altura, un experto en humanidades.
El escritor M. Dahood, en su libro de 1953 THE LANGUAGE OF QOHELETH, afirma que el interés que ha suscitado el ECLESIASTÉS en los tiempos modernos lo coloca entre los libros más comentados, tanto que puede decirse, sin exageración, que la producción literaria en torno a él excede lo que un hombre puede abarcar. Para el teólogo jesuita J.J. Serrano, “este interés se debe en gran parte al carácter enigmático que rodea su doctrina, su estructura, su autor y su lengua, y que equivale a un reto lanzado a la inteligencia del hombre, para quien va destinado”.
El que estoy comentando es un libro bíblico, religioso, sin dudas. Pero es también un libro humanista por excelencia. Quien quiera convencerse de lo que escribo no tiene más que leer los títulos de los 22 capítulos que estructuran la obra. Las materias que estos capítulos abordan las habrían firmado humanistas como Tetrarca, Bruni, Soltari, Erasmo y otros pensadores de su misma talla.
José Manuel González Campa nos habla del sentido de la vida, del sentido de la existencia, de los paraísos artificiales, de Dios, de la inmanencia y trascendencia del hombre, del problema del bien y del mal, de las injusticias sociales, de la incertidumbre de lo incierto, es decir, temas eminentemente humanos, encaminados a una total renovación del espíritu y de la mente.
El autor, psiquiatra, y psiquiatra muy valorado, pone su mirada en horizontes altos. Discute a Carlos Marx y asegura que la humanización del hombre tiene un polo natural, cierto, pero incompleto. El humanismo en plenitud sólo se logra cuando estamos dispuestos a aceptar la doble naturaleza del hombre, la material, engendrada en el barro, y la espiritual, proveniente del Espíritu divino. Es entonces cuando vive, en comunión con el eterno, el humanismo de la verdad y el humanismo de la libertad, el humanismo de Cristo. Porque el Cristianismo es un humanismo, el humanismo por excelencia.
Larga vida a este nuevo libro de José Manuel González Campa.
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