Mi aportación realista

Tal vez hemos fantaseado con conseguir para los demás un beneficio espectacular que produjera el reconocimiento general y nos provocara una satisfacción plena. Pero eso no ocurre casi nunca.

Paul Caudel, diplomático, escritor y poeta francés de la segunda mitad del siglo diecinueve y primera del veinte concretó en una frase lo que es la aportación más realista y verdadera: “Lo mejor que cada uno puede aportar al mundo es uno mismo”.

Recientemente Teresa Palahí, delegada territorial de la ONCE en Cataluña, hace suya esta idea. Cuando se trata de una persona madura e impedida de la visión desde la niñez esta convicción adquiere una dimensión más sólida e interesante. No espera recibirlo todo de los demás sino que está predispuesta a aportar lo mejor de sí misma al mundo en el que vive.

Las limitaciones propias pueden ser un obstáculo grave pero no definitivo ya que deben actuar como un auténtico estímulo. Nadie se libra de defectos, imperfecciones y posibles discapacidades que pueden inducirnos a considerar insignificante nuestra aportación a los demás.

Son importantes la aceptación de nuestras carencias y el afán constante de superación. Todos somos distintos y tanto nuestras capacidades como nuestros déficits nos hacen singulares y valiosos. Cada uno de nosotros enriquece al mundo.

El ejemplo insuperable lo menciona el apóstol Pablo cuando dice “Cristo me amó y se entregó a sí mismo por mí” – Gálatas 2:20.

Hay una clara coincidencia entre la frase de Paul Caudel, la actitud de Teresa Palahí y lo que Dios hace por la humanidad. No hay nada que tenga más valor que Dios dándose a sí mismo en la persona de su Hijo.

De la misma manera no hay mejor aportación a hacer que “Ama a tu prójimo como a ti mismo” – Mateo 19:19. Eso no es fantasía y está al alcance de todos.

Después de todo, lo que de verdad nos queda es aquello que otros nos dieron de sí mismos.

A la vez que podemos estar seguros que a los demás les quedará de nosotros aquello que hayamos sido capaces de dar de nosotros mismos.

Lo mejor que puedes aportar al mundo es a ti mismo.