A mí me gustaría ser como Jesús Neira

El huir hasta ser capturado por la policía es lo que hacen las bellísimas personas que sólo han cometido un inocente forcejeo.

Por identificación con la víctima se puede llegar a comprender —pese a estar en completo desacuerdo— que guarde silencio a sabiendas de que eso va en contra de ella misma y de otras mujeres en su situación.

Puede que el miedo lleve a la agredida a decir que no se siente maltratada y abstenerse de denunciar.

Es más difícil de entender la frialdad ante su desinteresado defensor.

Pero lo que ya se escapa definitivamente y sin remedio es la mercantilización del incidente a través de una aparición en televisión, en un programa nocturno de gran audiencia.

Un hombre bueno que interviene contra la agresión, recibe una paliza que deriva primero en lesiones y luego hace peligrar su propia vida. Está claro que tiene un gran coraje ciudadano y merece el mayor de los reconocimientos de parte de toda la sociedad.

Jesús Neira no faltó a ninguna de sus responsabilidades, hasta asistió al juicio rápido con su cuerpo dolorido y antes de las lamentables complicaciones posteriores.

Por otro lado, el deber de informar se convierte de nuevo en un argumento perverso utilizado por una cadena de televisión no para añadir ningún dato relevante sino para montar el consabido griterío que, según dicen, tiene la hormona del crecimiento para la audiencia.

Las razones de los periodistas que intervinieron habría que preguntárselas a ellos porque las que se conocen hasta ahora son de lo más descafeinado.

¿Qué pensará el hijo menor de Jesús Neira y testigo de todo lo ocurrido? El único que ha actuado bien en este asunto es el verdadero perjudicado y, además, se trata de su padre.

Los demás, cada cual saca tajada por donde puede. No sé si le servirá de mucho pero su padre se ha comportado como la inmensa mayoría no somos capaces; su padre se ha convertido en un referente de solidaridad y valentía en esta sociedad cada día más individualista.

A mí me gustaría ser como Jesús Neira.