El martes 11 del pasado mes de octubre se inauguró en Madrid la veintitrés edición de la Feria Internacional del Libro, LIBER. La cita, que tuvo lugar en el recinto Ferial Juan Carlos I, reunió a 640 editoriales de 20 países, lo que fue considerado como la mayor representación de la historia de este importante encuentro de editores, autores, agentes literarios, libreros, distribuidores y otros profesionales, vinculados todos ellos al sector del libro.
Este certamen se concibe como una oportunidad única para conocer el panorama actual de la producción editorial internacional y española.
De los datos presentados resulta que el total de títulos editados en España el año pasado fue de 67.822, lo que significa un tres por ciento más que en 2003. De ese total, 34.734 fueron títulos nuevos y 33.038 reimpresiones o reediciones. La tirada media se sitúa en 4.579 ejemplares por título. Multiplicado el número de títulos editados por la media de ejemplares impresos arrojan algo más de 310 millones de ejemplares. Esto supone un negocio que se acerca a los tres mil millones de euros.
España continúa siendo uno de los países con mayor potencia dentro del comercio editorial. La industria española ocupa el quinto lugar mundial de países productores de libros y la cuarta potencia mundial en exportación de libros. Las ventas al exterior alcanzaron el año pasado los 476 millones de euros.
Pese a estas cifras que pueden parecer optimistas, en la Feria del Libro celebrada en Madrid se habló de presente caótico y de futuro incierto.
Por lo que respecta a España, algunos editores y libreros presentaron un panorama desolador. Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España dijo que “el sector editorial español atraviesa el momento más difícil de los últimos 25 años”. Igual de contundente se mostró Emiliano Martínez, presidente de la referida Federación, para quien “el informe de Comercio Interior del Libro en España 2004 confirma el estancamiento económico del sector, una situación que se verá agravada en 2005. Los datos provisionales de este año ofrecen tintes más grises –añadió Emiliano Martínez- por lo que está por llegar lo peor”.
En idéntico sentido se pronunció el presidente de los Gremios de Librerías, Fernando Valverde. “No somos catastrofistas –afirmó-; únicamente vemos en primera fila lo que está ocurriendo”. Vaticinó que con los datos que obran en su poder del año 2005, el ejercicio en curso “será mucho peor para las pequeñas y medianas empresas que 2004”.
De las declaraciones se pasó a la exposición de hechos.
José Manuel Anta, de la Federación Nacional de Distribuciones de Ediciones (FANDE), declaró que el año pasado se distribuyeron 209 millones de ejemplares y fueron devueltos 52 millones, más del 25 por ciento. “Supongo que para que el sistema del libro funcione tiene que ser así –declaró-: lanzar muchos libros para vender lo mínimo”. Por su parte, el director de ediciones de La Esfera de los Libros, Andrés Torbado, insistió en la nota pesimista. Afirmó que “se está produciendo una peligrosa polarización, pocos títulos se convierten en grandes éxitos de ventas mientras que la gran mayoría del resto de novedades vuelven de las librerías sin apenas haber tenido la oportunidad de ser expuestos a los lectores”. El distribuidor Miguel García Sánchez aportó otro dato a tener en cuenta: “El número de pequeñas editoriales está aumentando en España, pero no el de las librerías, que, por el contrario tienden a cerrar”.
Según editores, libreros, distribuidores y otros que trabajan con el libro, presentes en la Feria, la crisis editorial en España tiene causas muy diversas. Casi todos señalan al Gobierno. Javier Cortés, director general de Editorial SM se quejó: “El problema es que en España no hay políticas del libro. Hay demagogia, pero no tenemos inversión en bibliotecas escolares. Está muy bien que se den subvenciones al libro de texto, pero ¿no será mejor favorecer e invertir dinero en bibliotecas escolares y públicas? Llevamos un año y medio de Gobierno y hasta ahora no hemos tenido ninguna iniciativa”. Jorge Herralde, director de Editorial Anagrama, da la razón a Javier Cortés: “El actual Ministerio de Cultura resulta absolutamente inoperante. Sólo una nueva ley del libro adecuada a las actuales circunstancias puede frenar el proceso de degradación”.
En esta crisis de crecimiento del libro en España, Juan Manuel Cruz, de la librería malagueña Rayuela, señaló un nuevo culpable. Sus opiniones merecen ser tenidas en cuenta, por lo que contienen de denuncia social: “Están llegando al poder generaciones que no se han formado con libros, sino sólo con apuntes”.
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