Recibo un paquete que me envía un histórico del protestantismo español, Antonio Martínez Conesa. Al abrirlo encuentro dos joyas: El libro que figura en la ficha y dos carteles que miden cada uno de ellos 45 centímetros de anchura por 30 de altura.
El libro ha sido escrito por dos autores: Antonio Martínez Conesa y Juan Martínez Balaguer. Pese a la coincidencia del primer apellido a estos hombres sólo une una relación: la de suegro y yerno, o yerno y suegro. Lo explico: Juan está casado con una hija de Antonio, de nombre Sara.
Antonio Martínez, 82 años, pertenece a una generación de líderes evangélicos que vivió el clima de persecución e intolerancia desencadenado por el nacionalcatolicismo, ganador de la guerra civil 1936-1939. Fue una generación de pastores que padeció fuertes penurias económicas. Las misiones internacionales enviaban muy poco dinero a España y las iglesias locales no disponían de recursos económicos. En aquella época y en aquellas circunstancias, el 90 por ciento de los evangélicos era pobre. El 10 por ciento restante se desenvolvía más desahogadamente y era el colectivo que asumía casi todas las cargas económicas de las congregaciones.
Antonio Martínez nació en el seno de una familia evangélica. Su padre era militar, capitán de máquinas de la Armada española, con residencia en Cartagena.
Tendría unos 19 años cuando Antonio Martínez, ya convertido, escuchó la misma voz que habló a Isaías y la misma pregunta: “¿Quién irá?”. “Heme aquí”, respondió Antonio. Aquella fecha marcó el inicio de un ministerio que aún sigue ejerciendo, a pesar de sus padecimientos físicos.
En 1950, ya casado con quien siempre fue su amada Leonor, y la mayor de sus hijas, Sara, en el mundo, el matrimonio se entregó a una activa labor de predicación en Cataluña. Tras dos años como ayudante de pastor en Argentona la familia dedica otros dos años a la evangelización en Murcia. En 1953 regresa a tierras catalanas, ejerciendo Martínez como pastor en Villanueva y Geltrú, donde estuvo 16 años.
Antonio Martínez fue co-fundador de la Federación de Iglesias Evangélicas Independientes de España (FIEIDE). Aquí ocupó puestos de máxima responsabilidad durante 33 años, primero como secretario y después como presidente.
Martínez fue pastor, hombre consagrado, misionero activo, profesor, escritor, defensor de los derechos humanos y de la libertad religiosa en años de servicio a la Comisión de Defensa Evangélica Española.
El coautor de LA PEQUEÑA GAIOLA, Juan Martínez Balaguer, fue convertido a la fe de Cristo cuando tenía 14 años. Trabaja en una entidad bancaria, labor que compagina con el servicio a la congregación. Desde 1994 ejerce como pastor en la Iglesia fundada por su suegro. Este último acontecimiento tuvo lugar en 1969. Desde esa fecha hasta su jubilación en 1993 Antonio Martínez fue el pastor, el motor, el alma de la congregación.
LA PEQUEÑA GAIOLA es un relato histórico de la referida iglesia, situada precisamente en la calle Pasaje Gaiola, de Barcelona. Por este libro desfilan personajes, se suceden acontecimientos, se señalan fechas, se aportan datos. Todo ello viene a demostrar, como apuntan los autores, que “al margen de los vaivenes propios de los cambios religiosos que se dan en la historia del cristianismo, el pueblo cristiano vive en la unidad de la fe”.
Si este libro enamora por su contenido, por su cercanía, los carteles referidos constituyen otra joya histórica. Han sido realizados por José Perera Garriga, un hombre de 90 años que trabaja diez horas diarias y se mueve por el mundo con envidiable energía juvenil.
Hace años Perera fundó ARCHIVO GRÁFICO DOCUMENTAL EVANGÉLICO, un organismo dedicado a la recopilación de documentos gráficos y literarios sobre la historia del protestantismo español, dando preferencia a los caracteres humanos que protagonizaron esta historia. En los dos carteles mencionados se imprimen 120 fotografías de líderes evangélicos ya fallecidos. Españoles casi todos ellos, pero también extranjeros que vivieron y trabajaron en España, misioneros como Fenn, Sawyer, Fliedner, Turrall, Jones, Gray, Trenchard, Lund, Kregel, Harvey, Biffen, Payne y otros. Emociona ver unidos en este excelente escaparate fotográfico a ésos hombres junto a españoles que jalonaron la historia viviente del protestantismo español en diferentes épocas. Hombres como Zacarías Carles, Samuel Vila, José Cardona, Juan Aguilera, Juan Bautista Cabrera, Mariano San León, Antonio Carrasco, Francisco Palomares, y otros y otros, hasta un total de 120 figuras insignes que vivieron y murieron enalteciendo la fe evangélica.
“Mi carta, que es feliz, va a buscaros”, escribió Campoamor. Cartas como las que venían en forma de libro y de fotografías en el paquete puesto en correos a mi nombre por Antonio Martínez, son portadoras de felicidad. De felicidad auténtica.
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