Tal como apunta Raúl García en el prólogo y conocemos bien quienes seguimos los escritos del autor, este tomo cierra la trilogía que se propuso Máximo García. Sus dos primeros publicados, al igual que este, por la Consejería de Cultura del Consejo Evangélico de Madrid, del que Máximo García es presidente, fueron LIBERTAD RELIGIOSA EN ESPAÑA. UN LARGO CAMINO y RECUPERAR LA MEMORIA. ESPIRITUALIDAD PROTESTANTE. Al igual que los dos anteriores, también este tiene título y subtítulo: CON LOS PIES EN LA TIERRA. REFLEXIONES EN TONO MENOR.
Si tal como nos dice el diccionario la palabra menor se usa como comparativo, indicando lo más pequeño, no estimo que este tercer libro de Máximo sea menor mi más pequeño que los anteriores. Creo lo contrario. Que en este ensayo de muchas páginas el reconocido teólogo evangélico nacido en Madrid se estira en mente, doctrina, sabiduría, análisis y enciclopedia. En él se presenta una bien lograda síntesis de la sociedad actual, la vida y el testimonio en familia, el significado de la pertenencia a la iglesia, problemas de ética y teología, el pluralismo y la libertad religiosa y un objetivo enfoque a temas y problemas de la Iglesia católica en esta madrugada del siglo XXI.
Todo libro se escribe por uno o varios motivos. Para García Ruiz existen una serie de razones que le han impulsado a escribir las presentes páginas, razones de las que el autor habla en la introducción y que, en su caso, son cinco: La sociedad en la que vivimos, de la que formamos parte y con la que nos sentimos comprometidos. La Iglesia, donde discurre nuestra vida como creyentes. La teología y la ética como soporte de nuestra vocación de trascendencia. El diálogo interreligioso, que debe integrar a los seres humanos en la variedad de sus creencias. Y esa realidad ineludible en el contexto en el que nos movemos: El Vaticano y la Iglesia católica.
La España evangélica de hoy necesita escritores de mentes y corazones abiertos, no anclados en rígidos sistemas, ya sean viejos o nuevos. Máximo García es uno de ellos. Escribe con inteligencia y amor, al servicio de la sociedad terrena y de la sociedad espiritual, a las que pertenece .Escribe sin egoísmo, en un anhelo de exigencias superiores que se transforma en la búsqueda de valores eternos.
Con su pensamiento sugestivo y vital el autor nos invita a reflexionar con él. Los vislumbres, que ya antes habíamos tenido en sus dos libros citados, reviven ahora pujantemente. Reviven como convicciones claras y vigorosas. Con Máximo García volvemos a sentir y a pensar nuestra realidad de una manera nueva, pero no extraña a nuestra alma. De una manera profunda que penetra hasta el sentido hondo de las ideas.
Al enfocar el tema de la Iglesia el autor hace dos preguntas y plantea una cuestión no resuelta hasta el día de hoy: “¿Quiénes son los verdaderos evangélicos?” “¿A quiénes debe considerar como tales - la FEREDE- una Federación de Iglesias nacida para dar cobertura legal ante la Administración a aquellos cuyo denominador común es “ser evangélicos”, es decir, sentirse parte o consecuencia de la Reforma Protestante del siglo XVI?
Reconoce el autor que la respuesta no es sencilla. Por su cuenta y riesgo afirma que las iglesias que pretendan formar parte de la “familia evangélica” han de estar caracterizadas por cuatro elementos básicos. Por su claridad, y porque es una cuestión que ahora más que antes está en la superficie de nuestra epidermis como Cuerpo de Cristo, reproduzco aquí lo que piensa y escribe Máximo García en torno al tema:
“Reconocer y proclamar como propios los principios básicos de la Reforma: Sola gracia, sola fe, sola Escritura y confesar a Jesucristo como único Salvador personal y eterno.
“Que se identifique a sí misma como evangélica, como parte de la gran familia de la Reforma.
“Que reúna los requisitos que exige la normativa legal vigente para ser inscrita en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia (que no son distintos de la condición de evangélico, sino de religioso).
“Que su testimonio público se corresponda con los principios universalmente asumidos por la ética protestante”.
El lector de CON LOS PIES EN LA TIERRA podrá leer en la contraportada del libro un amplio bosquejo biográfico del autor. Sólo por esta razón he prescindido de presentarlo aquí, como es costumbre en mis comentarios de crítica literaria. Sí diré que Máximo García Ruiz, desde su larga experiencia en la pastoral eclesiástica, en la enseñanza y en la marea de los asuntos sociales, ha escrito un libro que estamos obligados a leer quienes participamos de sus inquietudes.
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