Diez años sin Octavio Paz (III)De los 15 tomos que conforman las obras completas de Octavio Paz, 12 de ellos están dedicados a su obra ensayística, la cual desarrolló de manera constante. Al observar la forma en que decidió finalmente agrupar su trabajo en este género, salta a la vista su voluntad por ordenarlo de tal forma que pudiera abarcar, en grandes bloques, sus obsesiones principales: la poesía universal, la poesía mexicana, el arte de todas las latitudes, la historia y la política. Cada volumen es una excursión cronológica que muestra al autor maduro en plena reagrupación de sus libros y ensayos dispersos.
Así, el primer tomo (
La casa de la presencia) reúne sus escritos sobre poesía (
El arco y la lira, 1956;
Los hijos del limo, k1974; y
La otra voz, 1990
). Desde su muy temprana juventud, Octavio Paz comenzó una carrera como ensayista que se prolongaría por más de 60 años.
Efectivamente,
sus primeros trabajos están fechados en los años 30 y los últimos aparecieron a fines de los 90, poco antes de morir. “Poesía de soledad, poesía de comunión” (1942), originalmente una conferencia impartida bajo el estímulo del poeta español José Bergamín, marcará en muchos sentidos el rumbo que tomará la prosa de Paz, siempre preocupado por su principal interés, la poesía. En ese ensayo fundador, iniciático, el joven poeta esboza las coordenadas de su pasión, además de que rinde homenaje a los autores que ha leído hasta ese momento.
Partiendo de una perspectiva romántica, señala que el ser humano recurrió en las sociedades arcaicas a la magia y a la religión como instrumentos para aprehender una parte de ella. Ante ello, Paz se pregunta si la operación poética es una actividad mágica o religiosa. Responde que no, pues la poesía es irreductible a cualquier otra experiencia. La relación entre la poesía y lo sagrado siempre obsesionó a Paz, de ahí que este antiguo texto sirvió como punto de partida para que, en sus ensayos posteriores sobre la poesía,
El arco y la lira (1956),
Los hijos del limo (1974) y
La otra voz (1990), desarrollara las ideas que consideró explicarían de manera más amplia la forma en que los poetas de todas las épocas han afrontado el asunto.
El capítulo “La revelación poética” de El arco y la lira subraya la cercanía de lo sagrado con el trabajo de los poetas, aunque delimita muy bien las distancias entre lo religioso y la práctica moderna de la poesía.
El segundo,
Excursiones/ Incursiones. Dominio Extranjero, incluye acercamientos a poetas, artistas y pensadores diversos.
El tercero,
Fundación y disidencia. Dominio hispánico, es un paseo por la zona lingüística y literaria que sintió siempre más cerca: Quevedo, Darío, Buñuel y un larguísimo etcétera. Como su nombre lo indica,
Generaciones y semblanzas. Dominio mexicano, es un volumen en donde comienza su revisión de lo sucedido en México en el campo artístico y literario, desde una historia de la poesía, pasando por el análisis de algunos de sus nombres principales desde la época colonial. Juan Ruiz de Alarcón abre la lista y concluye con José Carlos Becerra. Se trata de un auténtico
tour de force por la literatura mexicana, el cual prosigue con una serie de narradores.
El quinto volumen está constituido por
Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, el monumental ensayo sobre la poeta novohispana.
Los tomos seis y siete,
Los privilegios de la vista, 1 y 2, se ocupan del arte moderno y universal y del arte de México. Son un conjunto de textos que Paz dedicó a desmenuzar, muy a su modo, el arte que sintió también más cercano: la pintura, sobre todo, y algunos abordajes a la escultura, la música, la arquitectura y la fotografía. Algunos críticos de arte, como Teresa del Conde, han reconocido la forma tan creativa en que Paz llevó a cabo estos estudios personales. Como en otros momentos, algunos especialistas con mirada estrecha le negaron a Paz el reconocimiento de su labor en este campo. Sus textos sobre el arte precolombino son una lección de respeto por los objetos estudiados, aunque nunca se dejó llevar por las observaciones fáciles o complacientes. El arte moderno, a su vez, fue para él la ocasión de trazar puentes con las vanguardias poéticas, dada la cercanía de algunos autores con otros artistas, particularmente en el caso del surrealismo. Su amistad con Rufino Tamayo, José Luis Cuevas y Juan Soriano, entre otros, se refleja ampliamente en los generosos textos que les dedicó, en medio de la incomprensión de que fueron objeto estos artistas. Algo similar sucedió con la obra de Manuel Álvarez Bravo.
El peregrino en su patria. Historia y política de México incluye
El laberinto de la soledad, acaso su libro más conocido, con el que irrumpió en el panorama de los estudios sobre la identidad, recorrido ya por autores como Samuel Ramos y Rubén Salazar Mallén. Muchos escritores nunca le perdonaron la forma en que este libro se adueñó, prácticamente, del interés por el tema, dentro y fuera de México. Una crítica que siempre recibió fue que, en gran medida, falseó las interpretaciones históricas, además de que se impuso más por la calidad de su estilo literario que por el contenido de la obra. Algunos capítulos, como el que trabaja el tema de La Chingada o las máscaras mexicanas, son ya unos verdaderos clásicos. La estela psicoanalítica que siguió, aun cuando ha sido evidenciada por muchos estudiosos, con todo y que pasó, literalmente, de moda, le ha servido a mucha gente para comprender de manera amplia, el espíritu de la época de la cual procede este libro fundamental.
Posdata, escrito 20 años después, es una continuación obligada del análisis de
El laberinto…, aunque en una clave rigurosamente política que enjuicia severamente el régimen posrevolucionario.
Ideas y costumbres I. La letra y el cetro (
vol. 9) es, en ese terreno, el primero de los tomos que despliega el análisis paciano de la situación política no sólo en México, sino a nivel mundial. Sus textos sobre la necesidad de clarificar el lugar de la democracia no tienen desperdicio. De ese modo se asoma a lo sucedido en Iberoamérica, Estados Unidos y Europa. La sección “El socialismo autoritario” describe la evolución de los países de la Cortina de Hierro. Paz fue un acervo crítico del stalinismo desde su juventud, algo que le granjeó la enemistad de muchos intelectuales, algunos de ellos antiguos amigos.
Tiempo nublado, escrito
pocos años antes de la caída del Muro de Berlín es una especie de anticipo de lo que vendría en los inicios de los años 90. En México, Paz sufrió la intolerancia que ocasionaba romper con el discurso complaciente y acrítico.
Pequeña crónica de grandes días se presenta, entonces, como el recuento de los momentos finales del socialismo real.
Ideas y costumbres II. Usos y símbolos aborda
algunos temas variados, como su preocupación por apropiarse del mundo oriental para su reflexión.
La llama doble, uno de sus últimos libros, recurre al estudio del amor y el erotismo como parte de su indagación
antropológica, aunque sirviéndose de recursos no estrictamente académicos y más bien estéticos, filosóficos y psicológicos. Lo mismo sucede con
Vislumbres de la India, el libro que da testimonio y rinde homenaje a su estancia en ese país durante la década de los 60. En este tomo aparece también su estudio sobre la obra de Claude Levi-Strauss, con quien dialogó intensamente y quien le aportó ideas muy puntuales para sus libros del mismo periodo cronológico.
Los
volúmenes 13 al 15 son de carácter misceláneo, y adonde Paz pudo recopilar muchos de sus textos sueltos que publicó en diversas épocas. El tomo final es una selección de algunas entrevistas que concedió a diversos medios. En varias de ellas hizo notar la forma en que sus preocupaciones esenciales no cambiaron con el paso del tiempo, sino que se fueron profundizando.
El Paz ensayista, pues, construyó una obra oceánica que iluminará por mucho tiempo a todos aquellos/as que deseen verificar la manera en que un poeta con múltiples intereses trató de alcanzar claridad, en primer lugar para sí mismo, acerca de algunos de los temas más exigentes de su época, siempre con una actitud crítica irrenunciable.
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