Tuvo especial aceptación el libro de Neira Vilar y Anisia Miranda “
16 poemas galegos para Ernesto Che Guevara en la súa morte”. La guerra civil española, tema que no cesa y que ya debería estar maldito, estuvo presente con obras de Antonio Machado, Rafael Albertí, Miguel Hernández, García Lorca y otros. Según el Ministerio de Cultura, sólo en La Habana se vendieron medio millón de ejemplares. La Feria continuó por otras ciudades importantes del país entre febrero y marzo.
El 19 de febrero, la dirección de la feria me asignó una sala donde tuvo lugar la presentación de mi libro Frank País, un líder evangélico en la revolución cubana, aprobado por el Ministerio de Cultura y editado por la Editorial Camino bajo los auspicios económicos del Instituto Nacional del Libro, entidad dependiente del Estado.
La figura de Frank País, presente hoy día en toda la isla, me era conocida. En la revolución que se inició en 1956, cuando Fidel Castro, procedente de México, se internó en Sierra Maestra, al oriente del país, seguido por un reducido grupo de guerrilleros con la idea fija de derrocar la dictadura de Fulgencio Batista, Frank País ocupó un lugar de primer orden. En la clandestinidad llegó a ser tan importante como Castro en el frente. Con sólo 22 años fue nombrado Jefe Nacional de Acción del Movimiento 26 de Julio. En la ficha policial que le hicieron en la Comisaría de Santiago figuraba como “jefe del Castrismo en Cuba”.
A Frank País lo mataron el 30 de julio de 1957. Tenía 23 años y siete meses. La figura del joven líder me cautivó desde el principio. Me vi ante un hombre superior. Descubrí en él la fuerza del ideal, la fe en lo imposible, la entrega absoluta y fiel a su línea de pensamiento, a su conducta, a su visión de futuro.
Otro descubrimiento me amarró con fuerza al líder al que admiraba: enterarme de que era hijo de Francico País, pastor evangélico nacido en Marín, Pontevedra, emigrado a Cuba en 1907 y hasta su muerte, en 1939, pastor en la primera Iglesia Bautista en Santiago de Cuba. Frank, el héroe revolucionario, era miembro activo en la congregación; predicaba, enseñaba en la Escuela Dominical, tocaba el piano en los cultos, visitaba los hospitales y las cárceles, en definitiva, un cristiano comprometido.
Comprometido con Cristo y con la revolución.
Decidido a dar a conocer la personalidad del joven idealista que levantaba pasiones en mi, publiqué un extenso artículo en la revista
Alternativa 2000. Con aquél artículo se compuso un pequeño libro, del que se agotaron los 3.000 ejemplares. Decidido a escribir una biografía más completa, regresé varias veces a Cuba. Recorrí su ciudad natal, Santiago, investigué en museos y bibliotecas de Santiago y Habana. Conseguí revistas, libros y otros documentos referidos al personaje, me entrevisté con personas que conocieron a Frank País o escribieron sobre él, entre ellas Yolanda Portuondo, periodista y escritora, autora del prólogo en la edición cubana de mi libro.
Armado con tanto y tan valioso material inicié la redacción de una biografía que llegó a tener 188 páginas. Fue publicada por la Editorial Clie, de Tarrasa.
El libro circuló por Cuba. Yolanda Portuondo, al igual que yo enamorada de Frank País, realizó gestiones para la publicación de la obra en la isla. A las altas autoridades del Ministerio de Cultura gustó el libro y ordenó la publicación de 8.000 ejemplares. Dos meses después de ser presentado en la Feria del Libro de Habana me dicen que los 8.000 ejemplares están agotados.
En una comida con la conocida actriz Sheila Roche y su esposo, el prestigioso escritor Ángel Santisteban, ganador del último Premio Casa de las Américas, supe que este es el primer libro de un autor evangélico que el gobierno cubano publica desde el triunfo de la revolución en 1959. “Además –me dice Santisteban- puedes considerarte afortunado; ningún libro en Cuba alcanza una tirada superior a 3.000 ejemplares. Eso es lo máximo.
Pues si, me considero afortunado. Feliz y contento de que mi biografía de Frank País, el hombre que vivió con alma de líder, circule ahora de mano en mano por todos los rincones de la isla caribeña.
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