¿Entiendes lo que lees?

El asunto no es para tomarlo a broma pues se trata de algo básico en el proceso de aprendizaje de niños y jóvenes.

Los entendidos e implicados analizan el informe cada cual a su estilo.

Analizar para conocer puede estar más o menos bien pero por si sólo no es que sirva de mucho.

Analizar para desdramatizar, suavizar, relativizar y hasta comparar produce afirmaciones como «no es bueno pero tampoco es malo, estamos en un nivel intermedio bajo» que viene a ser lo mismo que no decir nada y mirar hacia otro lado al mismo tiempo.

Analizar para inculpar y exculparse nos conduce de cabeza a que los de ahora acusan a los de antes y los autonómicos al gobierno central con billete de ida y vuelta. Seguimos con el deporte nacional pero la casa sin barrer.

Un responsable político ha dicho «estamos superando el aprobado alto y podemos alcanzar el notable» y uno se queda con la sensación de que tal vez los adolescentes no entiendan lo que leen pero éste sí que no se entera.

Los niños tienen muy claro lo que debieran hacer los profesores. Los profesores conocen las obligaciones incumplidas de los padres. Los padres dicen lo que tendrían que hacer los profesores en las escuelas y los políticos en sus despachos. Mientras tanto los políticos están obsesionados con lo que padres, profesores y, si fuera posible, los niños deberían hacer: Votarles a ellos en las próximas elecciones.

Lo cierto es que la situación desde 2003 a 2006 no ha variado y lo deseable sería que entre unos y otros consiguiéramos corregir las deficiencias identificadas.

No creo que sirviera de mucho sentar a los políticos en los pupitres, poner a los niños al frente de las clases, enviar los profesores a las casas y colocar a los padres en las poltronas.

Propongo que cada cual vea cómo mejorar su papel, aunque sea mirando con el rabillo del ojo lo que hacen los demás. En definitiva sugiero una mayor dosis de autocrítica.