La revista "Vínculo" ha publicado un interesante reportaje en torno a la opción de que el Gobierno inserte en el impreso del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas una Casilla autorizando a los protestantes a dedicar una parte de sus impuestos a las iglesias integradas en la FEREDE.- ¿Es usted partidario de que los evangélicos tengamos una casilla propia en el impreso del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y el Estado nos entregue el 0,7% actualmente en vigor para financiar proyectos de nuestras Iglesias?
- Cualquiera que sea su respuesta explique las razones
- ¿Aceptaría usted alguna otra forma de financiación estatal a las iglesias evangélicas?
MANUEL SARRIAS
Perfil: Secretario Ejecutivo de la Unión Evangélica Bautista Española (UEBE)
1. Entiendo que hay posturas con argumentos fundamentados en ambos sentidos.
Esto es una realidad tanto a ciertos niveles de FEREDE como en la UEBE. Es lícita la colaboración con y del Estado en determinadas labores y también mantener el principio de que nuestras ofrendas y aportaciones en nuestras Iglesias son un acto de Culto a Dios.
2. Por ello, deseo insistir una vez más en que resulta imprescindible respetar plenamente los diferentes criterios puntuales que se han dado, se dan y se darán en cuestiones opinables y de legítima interpretación no coincidente. (Enseñanza Religiosa en los colegios públicos, Romanos 14 en cuanto a comer carne sacrificada a los ídolos, como ocurrió hace 40 años en cuanto si las Iglesias evangélicas debían inscribirse o no en el Registro de Entidades Religiosas, con el divorcio o como sucede ahora con el asunto que nos ocupa). Si no hay este respeto mutuo, volveremos a dar vueltas sobre nosotros mismos dentro de una historia interminable.
3. Tal vez nos hubiera allanado el camino si la Escritura, además de decirnos que hay que dar al César y a Dios, nos dijera explícitamente qué pasa con lo que nos da el César. Los límites de la separación de Iglesia-Estado, como en tantos otros ámbitos de la vida, no están detallados en un código o reglamento. El marco de definición es tan amplio que querer acotarlo genera necesariamente contradicciones. La cuestión es la actitud y la gestión, debiendo mantener en todo momento una completa libertad e independencia de las Iglesias en la vivencia y proclamación del mensaje central del Evangelio, con toda la carga ética, moral y espiritual que ello conlleva.
Como diría el pastor bautista y Premio Nobel de la Paz, Martín Luther King, "las Iglesias (cristianas) no deben ser ni las señoras ni las siervas del Estado, sino su conciencia".
ELÍSEO VILA,
Perfil: economista, teólogo, y director de la Editorial Clie.
1. Estoy a favor de la casilla porque en mi opinión es un sistema absoluta¬mente neutro, justo y equitativo para la financia¬ción de la obra social evangélica.
2. La obra social evangélica necesita de todos los medios económicos a su alcance. Renunciar a esta fuente de financiación, más importante de lo que muchos piensan, dejando que el Estado dedique la parte proporcional del dinero de los contribuyentes a organizaciones laicistas, es poco menos que un suicidio. Y más importante que el dinero es la cuestión del testimonio. AI aceptar la casilla el propio Estado está diciendo cada año en los impresos a millones de españoles que los evangélicos existimos en España. Esta publicidad gratuita no tiene precio.
3. La casilla me parece un sistema más ideal que recibir fondos a través de una dotación presupuestaria a cargo de los Presupuestos Generales del Estado.
MANUEL ESPEIO,
Perfil: Presidente de Asamblea Cristiana de España
1. A priori, no.
2. Porque la Iglesia debe financiarse en su dimensión económica de acuerdo a las Sagradas Escrituras. Los gobiernos de este mundo no están para dar dinero a la Iglesia. Dios, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento especificó los medios económicos que debían regir en su reino, así en Israel como en la Iglesia.
Por otro lado digo sí a la casilla siempre y cuando el dinero resultante sea convenientemente administrado por la FEREDE o por la Fundación Pluralismo y Convivencia. En mi opinión el reparto debe ser proporcional a la membresía de cada Iglesia, teniendo muy en cuenta a los más pequeños, los que no están encuadrados en las grandes denominaciones, los frecuentemente olvidados.
3. Me inclino por el sistema americano. Doy a la Iglesia el porcentaje autorizado por la Hacienda, la Iglesia certifica por escrito mi contribución, entrego el recibo a Hacienda y el dinero desgrava en mi declaración. De esta forma mi relación es con la Iglesia, no con la administración económica del Estado.
MÁS INFORMACIÓN
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Vínculo”, en la que se publicó este reportaje, y de donde está tomado con su autorización.
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Las próxima semana terminaremos este reportaje con las opiniones de otros tres destacados líderes evangélicos españoles (en el mismo orden que contiene el reportaje de “Vínculo”).
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