Martí y la Biblia

Vayamos por partes. Martí era un intelectual completo: Conferenciante reconocido y reclamado internacionalmente. Escritor de libros que enseñan e iluminan. Periodista agudo y siempre actualizado. Poeta delicado y sensible.

Un intelectual de su talla no podía ignorar el contenido de la Biblia.

En realidad, un intelectual no lo es completo si desconoce la Biblia. El libro de Dios ha inspirado a grandes escritores de todos los tiempos.

En un discurso pronunciado en la Real Academia Española el 16 de abril de 1843, diez años antes de nacer Martí, el escritor y político español Juan Donoso Cortés dijo:
“Hay un libro, tesoro de un pueblo que es hoy fábula y ludibrio de la tierra, y que fue en tiempos pasados estrella del Oriente, adonde han ido a beber su divina inspiración todos los grandes poetas de las regiones occidentales del mundo, y en el cual han aprendido el secreto de levantar los corazones, y de arrebatar las almas con sobrehumana y misteriosas armonías. Ese libro es la Biblia, el libro por excelencia”.

Si no existiera la Biblia Dante no habría escrito “LA DIVINA COMEDIA”.

Si no existiera la Biblia Milton no habría escrito “EL PARAISO PERDIDO”.

Si no existiera la Biblia no tendríamos las bellas pinturas y esculturas de Miguel Ángel y de centenares de otros pintores de fama.

José Martí no desconocía el Libro de Dios.

Rafael Cepeda, historiador protestante cubano, en su libro “JOSÉ MARTÍ, PERSPECTIVA ÉTICA DE LA FE CRISTIANA”, hace un análisis del rico contenido bíblico en la obra martiana.

En una conferencia pronunciada en San José de Costa Rica en junio de 1995, el también teólogo e historiador protestante Francisco Cruz calificó de sorprendente el conocimiento que Martí tenía de la Biblia.

Uno de sus biógrafos, Martínez Estrada, afirma que durante el tiempo que Martí estuvo confinado en la Isla de Pinos se dedicó al estudio de la Biblia. Martínez Estrada habla de una “conversión” que se produjo en el joven Martí como consecuencia de su lectura de la Biblia.

En el citado libro “MARTÍ Y LAS RELIGIONES”, Emilio Roig alude a la defensa que hizo Martí de un pastor protestante norteamericano, Newton, identificándose con él a favor de aplicar la razón a la Biblia “como único medio para salvar la religión.

La Biblia como “única autoridad legítima y definitiva para el establecimiento de la verdad y de la fe”.

Desde Nueva York escribe en 1884: “¡Qué hermosas poesías tiene la Biblia!”. Esto lo dice un poeta excelente.

Y en artículo desde Buenos Aires el 20 de junio de 1883 confiesa: “La Biblia es libro que en cosas del alma, dijo todo”.

Una investigación paciente y profunda sobre la presencia de la Biblia en toda la obra escrita de José Martí daría para un libro de muchas páginas.