Lo que Martí pensaba de Jesús

Llega un momento en la vida de los apóstoles que se angustian pensando que Jesús podría dejarlos pronto. Para combatir el desaliento el Señor les pide que crean en él como creen en Dios.

Es uno de los textos claves sobre la divinidad de Cristo. Les dice: “Creéis en Dios, creed también en mi” ) (Juan 14:1).

Recluido en la isla de Santa Elena a Napoleón Bonaparte le dio por estudiar la vida de Jesús. A él se le atribuye una frase digna de su gran ingenio. “Jesucristo es el único personaje en la Historia de la Humanidad que se ha atrevido a decir, no “yo soy un Dios”, sino yo soy Dios”.

“Yo y el Padre uno somos” ), dijo Jesús Juan 10:30).

José Martí creía en Dios. Pero ¿creía que Jesucristo es Dios?

Una frase rotunda de su libro “EL PRESIDIO POLÍTICO EN CUBA” permite una respuesta afirmativa. Tratando de los tormentos que infligieron a Jesús, escribe: “Torturaban a un hombre. ¡Miserables! ¡Olvidaban que en aquél hombre iba Dios!”.

En el tomo III de “NUESTRA AMÉRICA” trata de la resurrección de Cristo y dice: “No hay que emprender ahora una cruzada para reconquistar el Santo Sepulcro. Jesús no murió en Palestina. Está vivo en cada hombre”.

Estas palabras son un eco de las que pronunció Jesús poco antes de regresar al cielo de donde vino: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” ) (Mateo 28:20.

Para los cristianos, Jesús no solamente está con nosotros, está también en nosotros. Parafraseando al apóstol Pablo, en Cristo vivimos, nos movemos y somos (Hechos 17:28).

“Toma tu cruz y sígueme”, dijo Jesús a un joven que se le acercó inquieto (marcos 10:21).

José Martí comenta en carta a Gonzalo de Quesada: “En la cruz murió el hombre en un día; pero se ha de aprender a morir en la cruz todos los días”.

Jesús es Dios, pero fue también hombre.

El Evangelio de Juan es el que con más fuerza describe la naturaleza humana de Jesús. En este Evangelio leemos acerca de un hombre.

Un hombre fuera de lo común.

Un hombre que hacía cosas que otros no podían hacer.

Un hombre real, sujeto a todas las condiciones de la Humanidad.

Un hombre conocedor de las limitaciones de nuestra naturaleza por haberlas experimentado él mismo.