Un autor racionalista como fue Ernesto Renán escribió en el siglo XIX que la religión es la más elevada manifestación de la naturaleza humana, la más elevada y la más atrayente de la naturaleza humana.
El tema religioso fue abordado por Martí desde sus años jóvenes.
Reinero Arce, en su libro RELIGIÓN. POESÍA DEL MUNDO VENIDERO, alude a un artículo de Martí sobre la religión, que no llegó a publicarse en su época, donde el héroe cubano expresa lo que él entendía por religión. Es la definición más completa que se conoce de Martí sobre el hecho religioso:
“Hay en el hombre un conocimiento íntimo, vago, pero constante e imponente de un gran Ser Creador. Este conocimiento es el hecho religioso, y su forma, su expresión, la manera con que cada agrupación de hombres concibe a Dios y le adora. Esto es lo que se llama religión. Por eso, en lo antiguo hubo tantas religiones como pueblos originales hubo; pero ni un solo pueblo dejó de sentir a Dios y tributarle culto. La religión está pues en la esencia de nuestra naturaleza. Aunque las formas varíen, el gran sentimiento de amor, de firme creencia y de respeto, es siempre el mismo. Dios existe y se le adora”.
¿Qué religión profesaba José Martí?
Nació de padres católicos, pero los estudiosos de su vida coinciden en que desde muy joven Martí se manifestó como un anticatólico visceral, tanto en sus escritos como en su actitud hacia la Iglesia católica.
Entre las diversas obras que tratan el tema señalo aquí tres: “JOSÉ MARTÍ, ANTICLERICAL IRREDUCTIBLE”, de M. P. González, publicado en México en 1954. “MARTÍ Y LA IGLESIA CATÓLICA”, de la Editorial Páginas, sin nombre de autor, publicado en La Habana en 1940 y ¡MARTÍ Y LAS RELIGIONES”, por Emilio Roig, La Habana 1941.
Roig denuncia en sus páginas los esfuerzos y manipulaciones de clérigos españoles instalados en Cuba con la intención de mostrar a José Martí como un católico obediente a la Iglesia.
Uno de ellos fue el fraile Ignacio Biain, quien el 17 de noviembre de 1940 publicó un artículo en el SEMANARIO CATÓLICO SAN ANTONIO arremetiendo contra quienes presentaban a Martí como anticlerical. “Hemos leído muchos tomos de Martí –escribía el fraile- a medida que nos los va entregando la Editorial Trópico, y nada parecido hemos hallado hasta ahora”.
En mi opinión, o no es verdad que leyera esos tomos o los leyó mal.
El 28 de enero de 1949 la Asociación de Caballeros Católicos de Cuba colocaron una pieza de armadura en la Iglesia del Ángel, en La Habana, para conmemorar el 96 aniversario del nacimiento de Martí.
El discurso principal de la ceremonia fue pronunciado por el entonces Cardenal Arzobispo de la capital Manuel Arteaga. En el resumen del acto que hizo el diario INFORMACIÓN figuraba este párrafo: “Después de exaltar al fundador de la nacionalidad cubana, el Cardenal Arteaga agregó que Martí nació de familia católica y que había puesto de manifiesto su espíritu católico en muchos de los actos de su vida”.
Es verdad que Martí nació y se crió en el seno de una familia católica. Pero no es verdad que él hiciera profesión de catolicismo.
Es más,
escribió contra la Iglesia católica con pasión, con la vehemencia y el coraje que ponía en sus escritos.
Ya en EL PRESIDIO POLÍTICO EN CUBA, publicado en Madrid cuando sólo tenía 18 años, Martí se coloca fuera de la Iglesia católica y del Vaticano.
Desde entonces, tal como afirma Reiniero Arce, “la mayoría de los autores que han escrito sobre el tema de Martí y la religión, coinciden en calificar el pensamiento de este como anticlerical”.
Y han estado en lo cierto.
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