Migración y misión cristiana (VI)No hay que olvidar que en su niñez Jesús es un hijo de emigrantes que van a refugiarse en Egipto para huir de la persecución Cuando surge la misión cristiana después de la resurrección de Jesús que envía a sus discípulos, la evangelización del mundo se da tanto por una migración intencional semejante a la de Abraham que va donde Dios le mande, como por una migración forzosa debido a la persecución o debido a otras razones.
Algunos estudiosos del Nuevo Testamento nos dicen que el famoso versículo de Mt. 28:18 que las versiones comunes han traducido como un imperativo “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio,” podría traducirse más bien diciendo “Conforme vais, predicad el Evangelio…” es decir un desplazamiento como parte de una actividad secular que incluiría los viajes.
Cuando el mensaje del Evangelio empieza a salir del ámbito judío hacia el ámbito grecorromano se puede ver que la diáspora había sido una tarea preparatoria, que dentro de la soberanía de Dios se había dado para hacer posible que el mensaje de Jesucristo llegara a los confines de la tierra. En muchos lugares el primer contacto de los evangelistas de Jesucristo es la sinagoga donde hay judíos fieles que estaban esperando la llegada del Mesías, y gentiles piadosos que se habían hecho prosélitos del judaísmo, lo cual resulta ser el primer paso en su camino a la fe en Jesucristo como Salvador y Señor.
En otras palabras, la migración, forzosa o voluntaria, es parte del trasfondo social histórico y cultural del Nuevo Testamento, es decir es un medio que Dios usa para la extensión del Evangelio. En la soberanía de Dios, el movimiento migratorio de personas y pueblos resulta un vehículo que Dios usa para sus propósitos. Por ello resulta interesante ver más de cerca algunas de las cosas que pasan en la iglesia del NT, en relación con la migración de personas y pueblos.
IGLESIAS Y MIGRACIONES EN EL N.T.
En el ministerio de Pablo en Corinto juega un papel valioso el matrimonio que conocemos por los nombres de Aquila y Priscila. Entran en el relato de Hechos con una explicación acerca de su peripecia de emigrantes. “Pablo salió de Atenas y fue a Corinto, y hallo a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila, su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos salieran de Roma. Fue a ellos, y como eran del mismo oficio, se quedo con ellos y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas” (Hch. 18: 1-3). En el relato que sigue se ve qué valiosos fueron la presencia y el trabajo de este matrimonio para el surgimiento de la iglesia de Corinto, y para el posterior ministerio del elocuente predicador Apolos. Esta pareja no había salido de Roma por voluntad propia sino como parte de un exilio forzoso determinado por la política imperial del momento. En medio de su condición de exilados hicieron de su hogar una base de trabajo misionero para la tarea de Pablo.
Volvemos a encontrar a esta pareja en el capítulo 16 de Romanos en el cual Pablo se refiere a ellos en tono altamente elogioso llamándolos “mis colaboradores en Cristo Jesús que expusieron su vida por mí, a los cuales no solo yo les doy las gracias sino todas las iglesias de los gentiles” (Ro. 16: 3-4). El pasaje nos muestra que en la casa de estos colegas de Pablo había una iglesia. Hay algo notable en este capítulo 16 de Romanos, escrito cuando el apóstol todavía no había visitado a los creyentes de la capital imperial sino que estaba anunciando su visita. Casi todo él capitulo lo ocupa una larga lista de saludos de amigos y colaboradores de Pablo que evidentemente éste había conocido en otras partes del imperio, durante sus viajes, pero que en ese momento habían emigrado hacia Roma, la capital del imperio. Es decir, que era posible reconstruir la historia de esta iglesia tan importante más tarde, como una iglesia formada por emigrantes que habrían ido a la famosa ciudad por una variedad de razones.
El análisis de la carta a los Romanos permite ver que había problemas de relaciones entre creyentes judíos y creyentes gentiles.
Desde el punto de vista misionológico me parece plausible la hipótesis de Paul Minear, quien ha identificado cinco iglesias en casas mencionadas en el capítulo 16 y sostiene que estas corresponden a cinco tipos diferentes de cristianos que no se llevaban bien entre sí.
Con esta carta Pablo no solamente procuraría explicar en detalle la riqueza del Evangelio sino conseguir también que se superasen las barreras que separaban a estos hermanos y hermanas. Minear piensa que el plan de Pablo de evangelizar España requería de una iglesia que sirviera de base más cercana geográficamente que las iglesias de Macedonia (Filipos y Tesalónica) o Acaya (Corinto), que él había fundado y que ya habían crecido.
Así la epístola resulta interesante para nosotros porque muestra los problemas pastorales causados en iglesias como la de Roma por las diferencias culturales de origen de esta amalgama de migrantes venidos de diferentes partes del imperio.
Esto lo veremos en detalle en el artículo de la semana que viene, en la que analizaremos la carta de Pablo a los Romanos desde esta perspectiva..
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