Cuando el pasado mes de marzo comenté el libro “Tres preguntas claves sobre Jesús”, de Murray J. Harris, escribí que, parafraseando al apóstol Juan, se podía decir que en el mundo no cabrían los libros que se han escrito sobre Jesús a lo largo de dos mil años. También recordé, sin restar valor a la hipérbole, que el punto original del problema en torno al Jesús histórico llega a final del siglo XVIII, con filósofos racionalistas y teólogos liberales.
El encanto que para mi tiene este libro de Stein radica en el tratamiento esencialmente bíblico donde enmarca el tema
. Estamos presenciando una invasión de libros basura en torno a la figura de Cristo: Jesús comunista, Jesús nacionalista, Jesús revolucionario, Jesús político, Jesús pacifista, Jesús enamorado de una mujer, Jesús padre de familia, Jesús aliado de Roma, Jesús puramente hombre, Jesús envuelto en cultos oscuros de estos y de aquellos, Jesús bajo sospecha, vigilado 24 horas del día a través de Internet. La vida de Jesús destrozada en pedazos y echada a los puercos.
A este puñado de falseadores y falsificaciones, a esta sopa fétida cocinada con ocultismo, sociedades secretas, rituales y no se qué tipo de hermandades, llaman literatura. La venden como biografía seria y científica, la revisten de supuestas verdades que son mentiras monumentales.
¡Qué descaro! ¡Qué extravió! ¡Qué falta de rigor histórico! ¡Qué atropello a la razón!, como dice el tango argentino.
El libro de Stein se divide en dos partes: Cuestiones claves al estudiar la vida de Jesús y la auténtica vida del Señor según el Nuevo Testamento. Terminado un capítulo el autor añade la bibliografía citada, método que algunos autores suelen utilizar, pero que se está perdiendo.
La confianza que merece este libro es que al escribirlo el autor da por sentada la presencia sobrenatural en la vida de Jesús. El registro de los Evangelios es el único fiable. En suma, se trata de una vida de Jesús escrita por una persona creyente.
En la primera parte del libro Stein plantea tres problemas: El papel de las presuposiciones al estudiar la persona del Maestro, las fuentes fiables para trazar bíblicamente su biografía y el problema de la cronología. Un examen de los Evangelios, aunque sea superficial, nos demuestra que sus autores no pusieron un especial interés en ubicar cronológicamente algunos acontecimientos en la vida de Jesús. No lo pretendieron. Sencillamente, no lo creyeron necesario.
La segunda parte de la obra escrita por Stein sigue paso a paso la vida del Hijo de Dios. Freud dijo que una biografía debe presentar hasta lo más hondo la vida del personaje. Es lo que hace Stein en este bello libro.
Parte, como es preceptivo, del anuncio angélico de su concepción; aporta datos sobre su infancia y los llamados años perdidos hasta recuperarlo en las aguas del Jordán pidiendo a Juan Bautista que lo sepulte en el agua del río, símbolo de su muerte y su resurrección.
Continúa con la batalla librada contra el diablo en el monte de las tentaciones, la elección de los discípulos y el anuncio del reino que estaba a las puertas.
¿Cómo se veía Jesús a si mismo? ¿Por qué le interesaba saber la opinión que de El tenían las multitudes y sus propios discípulos? El era plenamente consciente de su filiación divina. Los intentos de reducir la figura de Jesús a un profeta como otros, un reformador social o un activista político, pierden de vista su condición de Redentor.
Steine cree que momentos claves en la vida de Jesús fueron los acontecimientos en Cesarea de Filipo. Aquí se produce un reconocimiento abierto de su mesianismo por boca del apóstol Pedro. A los acontecimientos de Cesarea de Filipo queda vinculado el relato de la Transfiguración, hecho que “tuvo lugar seis días después”. En este momento Jesús experimenta una transformación sobrenatural, una luminosidad que emanaba de su interior y que adquirió una apariencia externa.
Con el capítulo 13 en la segunda parte del libro, exactamente en la página 211, el autor da comienzo a la última semana de Jesús en la tierra: La entrada triunfal en Jerusalén; su indignación en el templo, convertido por el negocio de los sacerdotes en una cueva de ladrones; la celebración de la última cena; la traición y el padecimiento en Getsemaní; la condena del inocente; el juicio del sanedrín y la comparecencia ante Pilato; el varón de dolores torturado, vejado, despreciado; el grito final en la cruz; el cuerpo muerto sepultado en la tumba cedida por José de Arimatea. Finalmente, el regreso a la vida y su escapada al lugar de donde vino, ante los ojos atónitos de los discípulos.
Quien haya escrito la ficha de presentación en la contraportada del libro no se equivocó:
“Jesús, el Mesías, es una fuente imprescindible para todo aquél que tenga pregunta sobre la vida y el ministerio de Jesús.” Y para quienes no tenemos preguntas, el libro es una confirmación eminentemente bíblica de nuestra fe y de nuestras creencias.
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