El pasado día 16 cumplió cien años de vida, todo un siglo, el escritor Francisco Ayala, nacido en Granada el mismo día del mes de marzo del año 1906. Con tal motivo se le han tributado homenajes y se ha escrito mucho sobre su obra literaria. En una de estas reuniones Ayala declaró a la prensa que el secreto de su longevidad consistía en ningún tipo de ejercicio y dos whiskis diarios. Exactamente lo contrario de lo que los médicos le aconsejan a uno estos días: Nada de alcohol y mucho ejercicio. Pues que tomen nota.
La producción literaria de Ayala incluye ensayo, poesía, cine, novela, traducciones y un sinfín de otras cuestiones.
Sin embargo, no es de Francisco Ayala de quien escribo aquí, sino de otro Ayala, Ramón Pérez. La casualidad ha querido que en la celebración del centenario de Francisco Ayala me encontrara yo enfrascado en la lectura de la novela
“A.M.D.G.”, publicada en su primera edición por Ramón Pérez de Ayala en 1910. Este libro está considerado como un texto clásico de la literatura anticlerical de principios de siglo. Sus páginas contienen acusaciones ásperas contra la Orden jesuita y denuncian el sistema de educación que por entonces imponía en los colegios que regentaba. Con los ataques al sistema pedagógico de los jesuitas Pérez de Ayala plantea el tipo de educación y de religiosidad que prefiere la sociedad española.
La obra ocasionó notable polémica desde su aparición. El autor fue insultado por unos y defendido por otros. El 26 de enero de 1911, José Ferrándiz publicó un artículo en el diario EL MOTIN en el que, entre otras cosas, decía: “Los jesuitas han venido al mundo para los ricos necios; en tanto los haya y falten estadistas que los sometan por la fuerza a pasarse sin ellos, los jesuitas vivirán dominadores: ni el papado lograría extinguirlos. Dad el libro de Ayala al alfonsino más incrédulo y padre de familia: se enterará, se convencerá de lo que los jesuitas corrompen, atrofian, matan el alma y el corazón de sus alumnos”. (Citado por Andrés Amorós en su introducción a la edición de Cátedra, 1983, de “A.M.D.G.”.
BIOGRAFÍA DE AYALA
Ramón Pérez de Ayala nació en Oviedo en agosto de 1881 y murió en Madrid otro mes de agosto de 1962. Hijo de familia acaudalada, estudió en colegios jesuitas de Gijón y Carrión de los Condes. En la Universidad de Oviedo hizo Derecho. Allí tuvo como maestro a otro gran escritor, Leopoldo Alas, Clarín, asturiano de familia, carácter y residencia.
Ayala viajó por Francia, Italia, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos. En 1928 ingresó en la Real Academia de la Lengua. Fue embajador de la República en Londres. A raíz de la guerra civil se trasladó a Argentina, donde permaneció hasta 1955. Los últimos años de su vida residió en Madrid.
Autor de una amplia obra literaria, está considerado como uno de los grandes novelistas en la España de su tiempo. Admirador de Galdós, a quien dedicó “A.M.D.G.”, recoge del autor canario la maestría en la técnica narrativa, aunque con otros matices. Andrés Trapiello afirma que “la prosa de Pérez de Ayala lo encumbró inmediatamente a un puesto de privilegio. En España –añade el autor leonés-, cada treinta o cuarenta años sale un Benavente y un Pérez de Ayala, que cautiva el gusto de la masa lectora”. Por su parte, Torrente Ballester dice de Ayala que “es uno de los grandes escritores, de los grandes estilistas contemporáneos”.
A Pérez de Ayala se le encuadra en la generación literaria del 68. En este grupo se incluye a Juan Valera, Pedro Antonio de Alarcón, Benito Pérez Galdós, José María Pereda, Emilia Pardo Bazán, Leopoldo Alas (Clarín), Armando Palacio Valdés y otros gigantes literarios que cubrieron de gloria las letras españolas entre la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX.
Francisco Pérez Gutiérrez opina que aquella generación protagonizó una fuerte polémica clericalismo – anticlericalismo. Valera, Galdós, Clarín y Ayala fueron desde muy pronto tenidos por anticlericales. “Una denominación que se sobreentendía prolongada a la de anticatólicos e impíos”.
A.M.D.G.
“A.M.D.G.” es, sin duda alguna, una novela de tesis religiosa y anticlerical. El título es el anagrama del lema jesuita Ad maiorem Dei gloriam (“a mayor gloria de Dios”). Todos los vicios que se atribuyen a los jesuitas se justifican, según el autor, “a mayor gloria de Dios”. Los enemigos de la novela la calificaron desde su aparición como una gran ingenuidad que pretendía ser una exposición de la moral jesuítica de que el fin justifica los medios. Pero bien entendida la novela, se advierte que Pérez de Ayala no intenta dar valor general a sus acusaciones. Esto queda demostrado en el subtítulo de la obra: LA VIDA EN UN COLEGIO DE JESUITAS. Como todo libro semejante, no cabe entender este independientemente de las circunstancias históricas y personales en que fue escrito. Andrés Amorós señala que el tema de la obra no puede ser enjuiciado al margen de los motines anticlericales que se repitieron en España en 1839, 1835, 1868, 1901 y 1909. El año siguiente, 1910, Pérez de Ayala publica su novela. La influencia clerical –y el anticlericalismo- siguieron vivos, después de esto, en la realidad social y en la novela española.
Por otro lado,
el lector de “A.M.D.G.” ha de tener en cuenta su valor documental y autobiográfico. El autor aporta aquí su particular experiencia como ex-alumno de los jesuitas y escribe a modo de testigo-fiscal. Si se le fue la mano, como opinan los defensores de la Orden jesuita, habría que preguntarse qué límites tiene la denuncia de un tema que desde Ignacio de Loyola viene pesando como una losa de hormigón sobre el cuerpo y el alma de la sociedad española.
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