Otro libro más sobre el papel que jugó la Iglesia católica en la guerra civil española. Al tema se le han dedicado decenas de obras. Al alcance de mi vista, en una estantería de la biblioteca que tengo frente a la mesa en la que me apoyo para escribir, según se entra de la calle, a la mano izquierda, figuran, entre otros que no menciono, multitud de títulos.
EL CATOLICISMO ESPAÑOL, escrito por Stanley G. Payne. LA SEMANA TRÁGICA DE LA IGLESIA EN ESPAÑA, Víctor Manuel Arbeloa. LA POLÍTICA CATÓLICA EN ESPAÑA, Manuel Fernández Areal. IGLESIA Y ESTADO DURANTE LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA, Miguel Batllorí y Víctor Manuel Arbeloa. FRANCO Y LOS CATÓLICOS, Javier Tusell. LA CARTA COLECTIVA DEL EPISCOPADO ESPAÑOL, sin firma, Editorial C.I.O. LA IGLESIA EN LA ESPAÑA DE FRANCO, Santiago Petschen. EL ANTICLERICALISMO ESPAÑOL EN SUS DOCUMENTOS, Manuel Revuelta González. IGLESIA-ESTADO EN EL FRANQUISMO, varios autores. IGLESIA, ESTADO Y MOVIMIENTO NACIONAL, Ediciones del Movimiento. EL PAPEL POLÍTICO DE LA IGLESIA CATÓLICA EN LA ESPAÑA DE FRANCO, Juan José Ruiz Rico. LA IGLESIA Y LA GUERRA ESPAÑOLA, Servicio Informativo español. AQUELLA ESPAÑA CATÓLICA, Víctor Manuel Arbeloa. LA IGLESIA EN EL FRANQUISMO, José Chao Rego.
He leído todos y cada uno de estos libros, que compraba a medida que iban apareciendo. Más otros que no menciono aquí. El tejano Stanley G. Payne, profundo conocedor de la problemática más íntima de la historia de España y de la historia del catolicismo español, advertía en 1984 que la bibliografía en castellano sobre la actitud adoptada por la Iglesia católica en los años que precedieron, coincidieron y siguieron a la guerra civil es tan enorme que no podría absorberse en toda una vida.
La intervención favorable o contraria de la Iglesia católica en la guerra civil no puede comprenderse sin tener en cuenta el carácter especial del catolicismo español, que se desarrolló como respuesta a la mayor catástrofe sufrida por la Iglesia, el triunfo del Islam en casi toda España a partir del año 711 y su arraigo en el país hasta finales del siglo XV. Américo Castro, Ortega y Gasset, Payne y otros pensadores e historiadores de prestigio coinciden en que la Historia de España, al menos en lo esencial, es la historia de una creencia y de una sensibilidad religiosa. En ningún otro país del mundo la historia y la cultura están tan totalmente identificadas con el catolicismo como en España.
La singularidad de este tomo, LA IGLESIA FRENTE A LA GUERRA, consiste en la abundancia de material fotográfico. Este capítulo del libro se abre con una imagen que en su día circuló por las redacciones de periódicos de media Europa. Dignatarios de alto rango de la Iglesia católica, junto a civiles y militares, saludan en Málaga en 1937 con el brazo en alto al modo fascista (página 8). Otras fotografías son igualmente reveladoras de la alianza de la Iglesia católica con el bando de Franco. Un sacerdote utiliza como altar un tanque republicano capturado para oficiar misa en el frente (página 21). Campanas requisadas por tropas republicanas en distintas iglesias son transportadas para ser fundidas (páginas 36). Momias desenterradas del convento del Pasaje de San Juan, en Barcelona, son expuestas al público (página 48). Francisco Franco conversando con el cardenal Pla y Deniel durante una visita a Toledo (página 72). Un cardenal castrense bendice a las tropas armadas (página 80). Republicanos visten a una imagen del Niño Jesús de miliciano y le ponen una pistola en la mano (página 84). El embajador del Vaticano ante el Gobierno de Franco en Burgos, Ildebrando Antoniuti, rodeado de curas y monjas (página 128). Fotografía del papa Pío XI, quien tras mantener una posición ambigua respecto a los dos bandos, termina inclinándose por el de Franco (página 145). Impresionante imagen del obispo de Barcelona, Manuel Irurita. En julio de 1936 huye de su palacio y se esconde en casa de un amigo. Pero en diciembre de ese mismo año es encontrado y fusilado por una patrulla sin control (página 156). Finalmente, el obispo de salamanca, Pla y Deniel, junto a otros obispos, saluda brazo en alto al modo fascista (página 180).
LA IGLESIA FRENTE A LA GUERRA, no culpa ni exculpa. Presenta opiniones que defienden o condenan al Gobierno de la República y al Ejército sublevado. Dos visiones de un tema que todavía dará para mucho. La mayoría de los autores que escriben en este libro se muestran de acuerdo en que la guerra no se produjo por motivos religiosos, pero admiten que la jerarquía católica se situó desde el primer momento al lado de Franco. El 1 de julio de 1937 el Episcopado español, constituido por obispos y cardenales, escribieron una “Carta Colectiva” que enviaron a jerarquías de todo el mundo católico. Este documento, de gran trascendencia, tiene un valor permanente. La Carta ofrecía una declaración larga y detallada de la posición de la Iglesia española sobre la guerra y afirmaba que las jerarquías creían que no tenían otra alternativa que apoyar el “movimiento civicomilitar”, como llamaban al alzamiento acaudillado por Franco. Los obispos defendían que “el Movimiento ha garantizado el orden en el territorio por él dominado” y señalaban que, “mientras en la España marxista se vive sin Dios, en las regiones indemnes o reconquistadas se celebra profusamente el culto divino y pululan y florecen las manifestaciones de vida cristiana”.
LA IGLESIA FRENTE A LA GUERRA concluye con esta frase de Hilari Raguer, autor del libro LA PÓLVORA Y EL INCIENSO y monje de la Abadía de Monserrat: “La Iglesia, sea por lo que fuere, figurará como mártir en la zona republicana y formando el piquete de ejecución en la zona franquista”.
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