Derechos del hombre y derechos de Dios - (XVI)En estos tiempos de paro creciente, la opción que ofrecen algunas empresas de jubilarse anticipadamente, ¿no podría ser asumida por el cristiano como una especie de “tiempo sabático”? La invitación a una vida sencilla, implícita en las disposiciones del Jubileo, ¿no sería para nosotros una oportunidad de poder dedicar más tiempo, energía y dinero al Reino de Dios?
¿Hasta qué punto los principios de liberación y restitución debieran estar presentes en el pensamiento y en las actitudes de los cristianos que ocupan puestos de responsabilidad en la sociedad?
LAS IMPLICACIONES DEL JUBILEO
Las responsabilidades que el jubileo coloca sobre las espaldas del pueblo creyente deben ser consideradas a la luz de toda la enseñanza bíblica sobre la justicia, la compasión y la misericordia. Para nosotros es importante comprobar que Jesús se identificó con el espíritu del Jubileo e interpretó su misión en términos del cumplimiento de la Ley, no de su abolición: "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir" (Mt. 5:17).
En su mensaje de Nazaret, al comienzo de su ministerio (Lc. 4:16 y ss), en sus enseñanzas sobre la oración (Mt. 6:5-15; Lc. 11:2-4), y también en algunos de sus parábolas y discursos, Jesús reivindicó los principios y las prescripciones del Jubileo, pues éste expresa el espíritu que su Reino viene a introducir en las relaciones humanas (Lc. 4:18-19).
La enseñanza de Jesús establece una relación estrecha entre practicar el Jubileo y experimentar la gracia: "Perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores". Que las relaciones económicas deben ser consideradas por e1 pueblo de Dios de acuerdo con los principios de su palabra es algo que parece obvio tanto bajo la antigua Alianza como bajo el Nuevo Pacto.
Cierto, nosotros ya no tenemos esclavos (aunque esto no significa, desgraciadamente, ni que no haya esclavitud ni que no se den muchas variantes modernas de la esclavitud), ni pertenecemos a ninguna teocracia como los hebreos de antaño; Israel, por otra parte, era una comunidad agrícola y ganadera muy distinta de las naciones industriales de nuestro tiempo.
Pero, los principios que animan la legislación del jubileo son todavía válidos a menos que abracemos el antinomianismo más radical. Dios sigue siendo el propietario de la tierra, de los recursos, de los dones y de los talentos Todo le pertenece a él por derecho de creación.
Dios ha obrado decisivamente en momentos importantes de la historia de salvación, no solamente para liberar a su pueblo sino para guiarlo por sendas de justicia y al liberar a los espíritus ha querido liberar también a los pobres.
Si Jesús, al comienzo de su misión, identificó ésta con el cumplimiento del Jubileo, ¿cómo eludir la responsabilidad de sus seguidores en este área? Los principios del Jubileo debieran ser la norma inspiradora del pueblo del Nuevo Pacto. Si somos el pueblo del Nuevo Pacto, hemos de participar en [a naturaleza ética de los preceptos de la Alianza.Seguir a Jesús exige la práctica del cumplimiento de los principios del Jubileo: hacer justicia, amar misericordia y andar humillado ante Díos (Mi. 6:8)
A lo largo de su historia, Israel parece haber intentado aunque a medias solamente n poner en práctica la legislación del Jubileo (Jer. 34 y Neh. 5). Pero en la mayoría de los casos en su larga historia fue desobediente Sin embargo. la desobediencia de Israel no es excusa para nuestra desobediencia, más bien lo contrario: Israel fue rechazado para dar paso a gente que produzca los frutos del Reino (Mt. 21:43).
Dios esperó en vano de Israel que distribuyera la tierra (el capital) cada 50 años en respuesta a sus mandamientos Y en espera del Reino. ¿Qué espera Dios de la Iglesia? ¿Menos de lo que esperaba de Israel?
Alguien ha dicho: "Muchas revoluciones sangrientas se habrían evitado sí la Iglesia Cristiana hubiese mostrado más respeto e interés por las disposiciones del jubileo, contenidas en la ley de Moisés ".
APLICACIONES PRÁCTICAS
¿Cómo podríamos nosotros hoy encarnar-en nuestra vivencia tanto personal como eclesial el espíritu del Año del Jubileo proclamado por Jesús!
1.- "Dar buenas nuevas a los pobres".
Evangelizar todas las clases sociales, sin discriminación ni preferencias, mediante los contactos en los trabajos. las escuelas. los mercados, etc.
2.- "Sanar a los quebrantados de corazón ".
Ayudar a los que sufren matrimonios rotos. problemas de salud, económicos (el paro), etc.
3.- "Pregonar libertad a los cautivos".
Liberar a los que se hallan bajo la cautividad de drogas. sectas. el ocultismo. los miedos de todas clases. etc.
4.- "Vista a los ciegos"
Abrir los ojos a las realidades divinas. ¡Incluso los ojos evangélicos.
5.-"Predicar el Año Agradable Jubileo) del Señor"
Ayudar a la liberación y mejora de todas las estructuras injustas que oprimen. esclavizan y aplastan. mediante la difusión del espíritu del Jubileo (liberación. restauración y justicia)
¿Será capaz la Iglesia del siglo XXI de asumir esta responsabilidad y vivir para cumplir esta Escritura como Jesús quiso, y quiere?>
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