¿Cómo han llegado estos libros hasta nosotros? La obra que estoy comentando da respuesta clara a esta pregunta.
La Unión Bíblica de Cataluña organizó una serie de conferencias-coloquios que fueron impartidas en diversas iglesias de Barcelona a razón de una o dos anuales bajo el título general “¿Cómo llegó la Biblia hasta nosotros?
Las conferencias fueron escritas y expuestas por especialistas en las diferentes materias. David Estrada, licenciado en Teología y en Filosofía. David Buró, licenciado en Filología Románica. José O´Callagham, doctor en filosofía y Letras y Decano de la Facultad Bíblica en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma. José Grau, escritor y teólogo, Presidente del Centro Evangélico de Estudios Bíblicos. Pedro Puigvert, diplomado en Teología Sistemática y Hebreo y director adjunto de la revista de Teología ALETHEIA. Pablo Enrique Le More, historiador, lingüista, ensayista, profesor titular de Exégesis del Nuevo Testamento.
Ante la escasa asistencia de público a las conferencias, según se explica en la presentación de la obra, y dada la importancia y el valor de los temas tratados, la Unión Bíblica de Cataluña decidió la publicación en un volumen de todo el material expuesto. La recopilación de textos fue realizada por Pedro Puigvert, secretario General de la Unión Bíblica. La publicación fue encomendada a la Editorial CLIE.
El propio Puigvert escribe dos bellos capítulos. En uno se ocupa de
las traducciones de la Biblia. Enumera las dificultades con las que suelen tropezar los traductores de las Sagradas Escrituras a la hora de verter el texto inspirado a otras lenguas, pero al mismo tiempo reconoce que si la Biblia no se hubiera traducido a los principales idiomas del mundo, “que además de hablados han sido reducidos a escritura, no habría posibilidad de dar a conocer la revelación divina a todas las naciones”.
En el último capítulo del libro Puigvert trata de lo que Orígenes llamó
lectiodivina, que hoy conocemos como lectura devocional de la Biblia. Aquí Puigvert, expresando el sentir de muchos dirigentes evangélicos de hoy, se lamenta de la escasa importancia que se da a la Biblia en los púlpitos de nuestras iglesias. Apoya su razonamiento con una acertada cita de José María Martínez en su libro LA ESPAÑA EVANGÉLICA AYER Y HOY. Dice Martínez: “Si hubiésemos de hacer una descripción global, diríamos que el púlpito evangélico no se halla en uno de sus momentos más brillantes. Se observa en algunos sectores que la predicación ha venido a tener un carácter secundario; parecen prioritarios determinados elementos de adoración y de efusión sentimental o de comunicación directa con Dios, quien directamente –se cree- habla a la comunidad creyente a través de “profetas” contemporáneos. Como consecuencia, en muchos casos el conocimiento bíblico –lo único que puede nutrir sólidamente la fe- de la congregación es escaso y/o superficial, insuficiente para proveer al creyente de la guía y los recursos espirituales que necesita”.
Otros dos capítulos redactados por David Estrada ilustran en
el proceso de transmisión seguidos por los documentos del Antiguo y del Nuevo Testamento.
Respecto al Nuevo Testamento, Estrada aclara que poco después de que Juan completara su Evangelio, esto es, en el siglo primero, se dieron los primeros pasos para la formación del canon. Los cuatro Evangelios, que comenzaron a circular como una colección unitaria de libros sagrados, eran designados con el título –en singular- de El Evangelio.
David Buró
pregunta si podemos fiarnos del Nuevo Testamento. Hace un recorrido magistral por la Historia, la Teología, la Arqueología, las Ciencias Bíblicas. Discute filosofías ateas y materialistas, y concluye sus 50 páginas de texto apelando al cuerpo de evidencias presentadas para hacernos volver con renovado interés y con la disposición de aceptar el Nuevo Testamento como lo que pretende ser: “El testimonio fidedigno de testigos oculares a los hechos y dichos verídicos de Jesús”.
El jesuita José O´Callagham es un especialista en
los documentos del Qumram. Ya en 1974 escribió un libro al respecto. Posteriormente ha producido otras obras sobre el mismo tema. No sorprende que su participación en el libro lleve el título LOS DESCUBRIMIENTOS DEL QUMRAM.
El capítulo asumido por Le More, LAS TRADUCCIONES DE LA BIBLIA, coincide en algunos aspectos con escritos de Puigvert, Estrada y Buró. Pero en Le More admira su capacidad de síntesis, la facilidad de su lectura y el tratamiento exclusivo que da a las
versiones españolas de la Biblia.
Finalmente José Grau, respetado, admirado y querido por hombres y mujeres que compartieron con él el liderazgo evangélico de una generación que todo lo tuvo difícil, pero que triunfó sobre las circunstancias adversas, escribe 44 deliciosas páginas para explicarnos
cómo llegó la Biblia a nosotros.
En suma, como afirman los editores, “una obra que honra las letras hispanas y que viene a llenar un importante vacío en el campo de la divulgación científica de los orígenes y de la fiabilidad de las Escrituras”.
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