Protestante liberal y secularizado, Sanders se centra en la relación de Jesús de Nazaret con sus contemporáneos en el marco del judaísmo , línea de estudio que le lleva a investigar la causa de su muerte y el nacimiento del cristianismo, prescindiendo con frecuencia de la historia que relatan los cuatro Evangelios y el libro de los Hechos.
El teólogo judío Joseph Klausner se preguntaba a principios del siglo XX cómo pudo vivir Jesús de Nazaret dentro del judaísmo y al mismo tiempo iniciar un movimiento separado de él . Sanders recapitula con esmero la amplia literatura sobre el Jesús histórico y hace una lectura crítica, documentada con solidez de las relaciones de Jesús con el judaísmo de su tiempo, empezando por la escatología en el contexto de la restauración de Israel.
Las quinientas páginas del libro se dividen en tres grandes bloques: La restauración de Israel, el Reino, Conflicto y Muerte . Siguiendo este temario general el autor discurre sobre Jesús y el templo, el templo nuevo y la restauración en la literatura judía, indicaciones de la escatología de la restauración, los dichos y milagros de Jesús, la muchedumbre que acudía a Él, los pecadores, el reino, la Ley, oponentes y adversarios de Jesús, su muerte.
Sanders cree que tiempo atrás, en muchos círculos era casi prácticamente un tabú preguntarse por el Jesús histórico. “La cuestión de la relación de Jesús con el judaísmo –escribe- ha estado atrapada muy a menudo en controversias y en la apologética religiosa: bien presentando a Jesús como alguien completamente superior al judaísmo de su época o, por parte de los investigadores judíos, considerándolo como uno de los suyos y explicando el desarrollo del cristianismo como una innovación paulina”.
Es particularmente interesante el capítulo nueve del libro, donde Sanders trata de la Ley del Antiguo Testamento y su referencia en tiempos de Cristo. Afirma que no se puede sacar a Jesús del marco de la Ley porque sería una violencia histórica . “Así lo demuestra su relación con Juan Bautista, la llamada a los doce y la esperanza de la reconstrucción del templo”. El autor considera que, en contra de los que defienden el antilegalismo judío de Jesús, “es cierto o prácticamente cierto que no se opuso a la Ley de manera explícita, en concreto a las normas relativas al sábado o a los alimentos”. Por otro lado, nada hace pensar que Jesús fuera un rebelde insurgente ni una amenaza seria para el gobierno judío.
De la lectura de los Evangelios se deduce que Jesús se pronunció y actuó en varias ocasiones al margen de la Ley de Moisés . Recogía granos de trigo y curaba en sábado. Hablaba públicamente con mujeres de moralidad dudosa. Sentenció que el Hijo del Hombre era Señor del sábado. Habló y se manifestó sobre la destrucción del templo y la llegada del nuevo. Admitió a los pecadores en el reino sin exigirles los signos externos de arrepentimiento requeridos por la Ley. Promulgó por lo menos una norma para el orden nuevo: la prohibición del divorcio. Descuidó el mandamiento de la Ley que exige a los hijos amar a los padres cuando pide a un joven que le siga y deje a los muertos que entierren a sus muertos.
La edición original de JESÚS Y EL JUDAÍSMO se publicó en Estados Unidos en 1985. Veinte años después la Editorial Trotta se ha decidido a publicarla en castellano, en una magnífica versión de José Pérez Escobar. Este libro contribuirá a mantener vivo el debate sobre el Jesús histórico y el desarrollo de la Iglesia primitiva . Si lo que sobrevivió a Jesús fue un movimiento mesiánico judío, en el transcurso del tiempo hubo una continuidad histórica entre Jesús y el grupo que le sucedió.
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