Para el doctor Mihovilovic, ni el libro electrónico ni el libro en disco compacto salvarán al libro impreso en papel. Para graficar su aserto, hace el famoso
thumb down. Le argumento diciendo que las editoriales siguen publicando y me replica con que muchas librerías están cerrando por lo bajo de las ventas lo que hace al negocio improductivo.
Yurko no solo es un lector asiduo sino que también ha incursionado en el campo de las publicaciones. Aunque no en calidad de escritor permanente, sí ha publicado un interesante volumen relatando pormenores poco conocidos de la inmigración croata que llegó a Chile a finales del siglo XIX y principios del XX.
Creemos que nuestro buen amigo no deja de tener razón y aunque a nosotros nos asiste la convicción de que el libro sobrevivirá a cualquiera crisis, no hay que ser demasiado acucioso para llegar a la conclusión que, efectivamente, hoy se está leyendo menos y menos.
¿Para muestra? Un botón. A comienzos de este año, con ocasión del 10mo. aniversario que celebramos en Miami, quisimos ponerle la tapa al pomo intentando la formación de bibliotecas para niños y jóvenes en algunas de las iglesias líderes de la ciudad. Hablamos con los pastores y les ofrecimos todo sin costo para ellos: una colección de nuestros libros, solicitar a las editoriales, librerías y distribuidores la donación de otros títulos, instruir al bibliotecario o bibliotecaria que ellos, los pastores, escogieran entre sus jóvenes y prepararlos con los elementos básicos de la ciencia bibliotecológica. Lo único que tenían que hacer era escoger a la persona idónea y proveer de un mueble ad hoc para guardar y exhibir los libros. El resto corría por cuenta de nosotros. Para darle fuerza a nuestra iniciativa, les hicimos ver que el hábito de la lectura hay que inculcarlo a los niños y jovencitos para que lleguen a ser adultos lectores. Y que una persona que lee es una persona culta y que con este tipo de membresía, la iglesia se enriquece, etc., etc.. ¿Respuesta que recibimos? Cero.
Nadie quiere pasar por inculto desconociendo la importancia del libro. Nos atrevemos a pensar que si se les preguntara a a 100 personas si creen en el valor del libro como medio cultural y de desarrollo del espíritu, 99 dirían que sí; pero si se les pregunta cuántos están leyendo un libro en ese momento, quizás sería exagerado decir que sería el 1 que completaría los 100. ¿Un poco exagerado, verdad?
Dejemos, entonces, el tono pesimista y volvamos la moneda al otro lado.
ALEC, como lo hemos venido pregonando desde los inicios de nuestro trabajo hace 11 años, ha optado por la literatura cristiana de ficción por dos razones básicas: Por un lado, queremos llegar a la gente de la calle y a través de una lectura amena acercarlos a la Biblia y a Dios y, por el otro, la gran mayoría de los libros cristianos que se publican en idioma español están concebidos y orientados para la gente de iglesia.
A poco andar y sin que pretendamos atribuirnos mérito alguno, hemos visto cómo algunas editoriales han empezado a publicar novelas en forma bastante sistemática. Y cómo la producción de nuevos manuscritos no responde, como antes, a la iniciativa esporádica de algún soñador aislado.
La editorial que hasta ahora destaca es Grupo Nelson de Nashville, Tennessee. Grupo Nelson es el área hispana de la casa Thomas Nelson.
El esfuerzo que GN hace en este sentido es loable por múltiples razones:
1. Directa o indirectamente, está dando un espaldarazo a lo que ALEC viene haciendo;
2. Constituye, con nosotros y con otras pocas editoriales, una fuerza mancomunada para ir cambiando el estado de cosas en materia de publicaciones cristianas en nuestro idioma;
3. Va diciendo que la literatura cristiana de ficción tiene futuro y que se requiere una visión sin anquilosamientos y una disposición atrevida y valiente para darle alas a este género literario de modo que llegue a volar alto, como lo hace en el mundo secular.
Larry Downs, vicepresidente y editor de GP, no es alguien que haya surgido de la nada o que esté recién conociendo los secretos que guarda el negocio editorial. Muy por el contrario, tiene una trayectoria de años y una agudeza reconocida para saber dónde dar un paso y cuándo abstenerse de darlo.
Hablamos con él. Le planteamos una serie de preguntas y estas fueron las respuestas que nos dio:
EE (El Escribidor): ¿Por qué el interés de GN en publicar novelas, siendo que la opinión generalizada entre las editoriales cristianas que publican en español es que «la novela no vende»?
LD (Larry Downs): Creo que nos hemos dejado llevar por la mentalidad de grupo que dice que la ficción no funciona. Como publicadores, hemos estado mirando por años a través de un solo lente y nos hemos convencido que la ficción no vende.
Pero la ficción sí vende. Quizás no tanto en el mercado cristiano porque tenemos líderes que siguen creyendo esta falacia. Pero la ficción representa más del 25% de las ventas en el mercado de los libros. En algunos países, como España, se llega a más del 40%.
EE: ¿En qué nivel, del 1 al 10, calificaría la respuesta del público por la novela cristiana que publica GN?
LD: Como novatos en la comercialización de este género, hemos venido aprendiendo a manejar la ficción en el mercado. Para nosotros, diferentes tipos de ficción alcanzan una nota diferente. Por ejemplo: Ficción histórica, un 3; Suspenso, un 6; Fantasía, un 7; Romance, un 4.
EE: ¿Esperaba GN una respuesta más entusiasta, menos entusiasta o tan entusiasta como la que ha recibido de parte del público cliente?
LD: Me decepcionó un poco la respuesta del público a las novelas de ficción histórica. Pero la recepción que hemos tenido ha sido en general muy buena para una casa publicadora con aun poco recorrido en este campo. Y esto es lo que me ha complacido. Por años, hemos creído que la ficción no tenía posibilidades. Pero hemos encontrado que la ficción lo hace muy bien, que vende. Nosotros, por ejemplo, vendemos en US$ 18.99 novelas con pasta dura. Piense en eso por un segundo. Pero para ser sinceros, más del 90% de nuestras ventas de literatura de ficción proviene del mercado general.
EE: ¿Considera GN que esta etapa de publicación de literatura cristiana de ficción en que se encuentra es un tiempo de «siembra» por lo que habrá que esperar para la «cosecha»?
LD: Definitivamente, este es un tiempo de sembrar. Creo que dentro de unos 5 años empezaremos a cosechar. En este mismo momento en que escribo esto, están apareciendo nuevos escritores hispanos que se dan cuenta que hay una demanda para aquello que su pluma no se sentía animada a producir.
EE: ¿Qué cambios positivos percibe GN en el público que pudieren estarle animando a proseguir con este esfuerzo de publicar literatura cristiana de ficción producida directamente en español?
LD: Vemos cómo una gran cantidad de nuevos escritores jóvenes están mandándonos sus manuscritos. Para nuestros lectores, algunos ya son conocidos, otros no. Definitivamente, la ficción es mucho mejor cuando está escrita en el idioma del público receptor. Nuestros lectores quieren ver que el escritor se dirija a ellos en y a través de la historia con la que se puedan identificar.
EE: ¿Nota GN un mejoramiento en la producción de literatura cristiana de ficción producida por autores hispanos respecto de lo que era la realidad diez años atrás?
LD: Este año (2010) estaremos publicando entre 4 ó 5 autores hispanos de ficción. 3 de ellos son de España, 1 de Uruguay, otro de México. La calidad de los escritores sigue mejorando y alcanzando nuevos niveles. Uno que nos tiene muy esperanzados es Mario Escobar, un escritor prolífico que está escribiendo para nosotros una obra de ficción titulada «Matar a Lutero».
EE: Partiendo del esfuerzo que viene haciendo GN, ¿qué mensaje enviaría a las demás editoriales cristianas que publican literatura cristiana de ficción en español y qué al público lector?
LD: A las editoriales, que no se rindan. Con la literatura de ficción les irá bien y juntos podremos hacer crecer el mercado cristiano. Los lectores más fieles son los que leen ficción. Ellos están volviendo constantemente a las librerías buscando nuevos títulos. La ficción es su válvula de escape, su entretenimiento. Y si no es a una librería física, van a la electrónica. En cuanto a nosotros, es lo que más vendemos en nuestra librería electrónica. Y respecto del público, les diría que apoyen a sus librerías locales en lo que dice relación con su línea de ficción. Les garantizo que disfrutarán leyendo este género de literatura.
EE: ¿Y a los aspirantes a escritores cristianos hispanos que se esfuerzan por irrumpir con su primera novela?
LD: Sencillamente los animaría a que continúen intentándolo. Que no dejen de escribir, que aprendan cómo hacer una propuesta, que sometan sus manuscritos a varias editoriales no solo una si todas las veces que sea necesario.
EE: ¿Cree que ALEC ha sido un factor de influencia para el desarrollo ordenado y cualitativo en la producción de literatura cristiana de ficción en idioma español?
LD: Creo que sí lo ha sido. Sin embargo, me parece que ALEC necesita alcanzar un segundo nivel. Que debe tener dos instancias: la de los principiantes y la de los experimentados. Este segundo nivel debería ser un lugar para que los autores ya reconocidos se den a conocer mejor y, además, se les ayude a preparar sus presentaciones.
EE: ¿Cree GN que sea meritorio el esfuerzo que ha venido desplegando ALEC en el mundo cristiano hispano?
LD: Absolutamente. Lo que se ha venido haciendo no ha sido en vano. Mucho se conocerá cuando en la eternidad echemos una mirada hacia atrás.
Poco o nada que objetar a las palabras de nuestro amigo Larry Downs. En lo que a nosotros en ALEC respecta, coincidimos en un 100% con él. Solo esperamos que ninguno de los que estamos involucrados en esta empresa/esfuerzo/ministerio desmaye sino que sigamos dando la batalla en los diferentes frentes que la tarea de publicar literatura cristiana de ficción implica. Y adherir a la espera de 5 años, a partir de ahora, que augura nuestro entrevistado. Oh, algo más: Y esperar que más editoriales cristianas adhieran a esta aventura excitante en que están embarcados Grupo Nelson, Ediciones Noufront, ALEC y alguna otra editorial cuyo nombre por ahora se nos escapa.
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