Durante el siglo XV hubo tres intentos de penetración de diferentes herejías. Uno de ellas fue la de Durango, cuya influencia se atribuye a los Fratricelli, las otras dos las estudiaremos en próximos artículos.
El siglo XV fue un siglo de rebeldía y protestas populares. La Iglesia pasaba uno de sus peores momentos. Desde finales del siglo XIV un cisma resquebrajaba a la Iglesia en Occidente. Varios antipapas dividían una institución débil y corrupta. Uno de los antipapas más famosos fue el español Pedro de Luna.
Andando tan revuelta la Iglesia, no es de extrañar que diferentes grupos más o menos heréticos crecieran por doquier.
Los diferentes concilios no lograban poner orden. En unos pocos años se sucedieron los papas y antipapas: Pedro de Luna, Martín V o Félix V, entre otros.
Mientras las divisiones arreciaban, Juan Wiclyff exponía sus ideas en Inglaterra, Juan Hus y Jerónimo de Praga lo harían en Chequia. Junto a estos reformadores, en Europa crecían decenas de grupos heréticos.
En España surgían también voces disidentes, que pedían una reforma profunda de la Iglesia. Personajes como D. Alonso de Cartagena, que se recorrió la Península, describe en sus escritos los desmanes y contradicciones de la Iglesia en España.
La referencia a los Herejes de Durango se encuentra en la Crónica de don Juan II. El texto dice:
“Ansimesmo en este tiempo se levantó en la villa de Durango una grande herejía, fue principiador della Fr. Alonso de Mella de la Orden de San Francisco, hermano de D. Juan de Mella, obispo de Zamora, que después fue cardenal. E para saber el rey la verdad, mandó a Fr. Francisco de Soria, que era muy notable religioso, así en sciencia como en vida, e a D. Juan Alonso Cherino, abad de Alcalá la Real, del su consejo, que fuesen a Vizcaya e hiciesen la pesquisa, e gela truxiesen cerrada para que su alteza en ella proveyese como a servicio de Dios e suyo cumplía: los quales cumplieron el mandato del rey, e traída ante su alteza la pesquisa, el rey envió los alguaciles suyos con asaz gente e con poderes los que eran menester para prender a todos los culpantes en aquel caso: de los quales algunos fueron traídos a Valladolid, y obstinados en sus herejía, fueron ende quemados, e muchos más fueron traídos a Santo Domingo de la Calzada, donde asimismo los quemaron: e Fr. Alonso, que había sydo comenzador de aquella herejía, luego como fue certificado que la pesquisa se hacía, huyó y se fue en Granada, donde llevó asaz mozas de aquella tierra, las cuales todas se perdieron, y él fue por los moros jugado a las cañas, e asi hubo el galardón de su malicia”
La información no es muy amplia. Nos habla de uno de sus líderes, Fray Alonso, de la detención del grupo y de la huida de Fray Alonso a Granada, junto a un grupo de mujeres.
No olvidemos que en aquel momento Granada pertenecía al reino nazarí y era imposible reclamar a ningún hereje.
Manuel de León, en un interesante artículo sobre este grupo refiere: “
Los historiadores más serios no se habían atrevido a tratar ese tema por falta de datos y porque parecía un hecho menor. J. Mata Carriazo coloca a los “herejes de Durango” definitivamente como “precursores españoles de la Reforma”. Menéndez y Pelayo prudentemente lo trata y cree que son un grupo de tendencias parecidas a los alumbrados lideradas por Alfonso de Mela”
Pero, ¿Qué fueron realmente?
Continuará.
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