Nada quieres sino esa aparición cuyas manos te ponga las alas para el vuelo, para tu ausencia pura de patrias baldías.
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El mar es una humedad que no te sustenta, pues tu bautizo se hizo sin su espuma y en sus orillas no sientes la resurrección. Ojo eres en bosques y ríos, sabedor de las intenciones del cielo que moja las semillas. Parpadee el mar para quien lo desee, más pósense una bandada de pájaros en tus pupilas.
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Tu voz fabrica unas palabras con ciertos desniveles para que así, en sus subidas y bajadas, se haga diálisis tu propia sangre.***
Nochedía del Amor: sincronizada ternura o lumbre increíble más presente que futura.
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Una repentina verdad desmorona a quien tiene la mentira por trinchera.
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Que no mueran como moscas los recuerdos, que no dejen de tocar la aldaba del avispero que lo filtra todo, maravillosamente.
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“¡Obedeced!”, dice el insensato, como dejando caer que habrá represalias. Un día no remoto los sojuzgados dejarán de lado a quien viste injusticias pero abre la boca exigiendo disciplina. El mando es necesario forjarlo con humilde bondad.
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El gran desvarío se sostiene en el ritual del que saluda y saluda al yeso que no tiembla, viendo lágrimas de divinidad en las estatuas. ¡Ésa es la blasfemia del que me llama cristiano y reclama su parte de la herencia!
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Siempre arrodillándote por los demás. Así seguirás, pidiendo sin mermar tu voluntad, aunque alguien envenene las dádivas hasta que la muerte le acompañe. Jamás se olvida el oro rojo de tus lágrimas; jamás se olvidará lo tuyo, hasta que la sangre entienda.
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Eres parco en tus hablares: así te purificas con sosiego, esperando palabras genésicas que abran tu boca para urgir de nuevo. Aquel decir que por ti regresa queda viviendo su monarquía.
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Sentir que te abrazo quema las distancias como una radiación que traspasa el cuerpo en vuelo. Y ello sin arrancarte de mi pecho donde el Amor es la primera palabra y la última calentando la esperanza que vendrá a socorrerme en solitario parto. Ya oigo tus pasos sobre las hojas.
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El discurso no independiza al hombre; tampoco la ley. Esas son falsas garantías.
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Zumban las moscas donde crece la miseria. Puedes ver el pan que los niños no comen por desidia o botín del prócer. Nada es diferente a como sucedía antes. Pero no permitas que nadie sentencie que ya es demasiado tarde para que se alimenten y crezcan.
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¿Cómo explicar mi percepción de que tu fe está hecha pedazos y de que hablas sin riesgo y buscas almohadas para despertarte sin la Cruz de cruces? Fogueo, sólo fogueo son tus palabras que oigo sin escucharlas porque no arrastran desvelo por causas ejemplares, y sí mucha evasión, confirmando mi sospecha de tu impostura. ¿Hacia que santidad incompasiva te diriges?
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Siempre está ocupado el pensamiento encendido, pues no deja espacio para que otro se lo dicte.
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Traes a tu lado el horizonte primero para que así sea más delgada la nostalgia.
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(Parábola de las tres Dichas) Tú estarás viva en mí, poesía de los dólmenes y de las generaciones que traerá el futuro. Viva para convertirme en raíz o mordedura, salto mortal del rugido imantado al vientre desnudo de la esposa. Viva estarás en la cruz donde el amado Galileo sigue fijando el amor que embrujula al hombre. Tú, ella y Él estarán acompañándome dentro, allí donde se cosechan los frutos de la perduración.
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Quebremos la locura para que Dios regrese.
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