El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? En esta parada en nuestro viaje por la vida a la luz de la historia que Jesús mismo nos cuenta, reflexionamos sobre la parábola del buen samaritano.
El fotógrafo René Robert muere congelado en una céntrica calle de París tras caerse y permanecer nueve horas en la acera sin que nadie le ayudase.
Quisiera que tuviéramos prisa para ser generosos, ser desprendidos, dadivosos. Prisa para extender las manos, para sostener.
Los religiosos de la parábola del Buen Samaritano, estaban condicionados por el cumplimiento del ritual. Cumplidores religiosos que no entendían nada de lo que podría ser el Evangelio.
Es fácil reducir a los demás a una ideología o afiliación política, llamarlos “fanáticos de derechas” o “izquierdosos”. La gente, no obstante, es mucho más que sus caricaturas.
La cosmovisión del político italiano excluiría del evangelio toda mención al buen samaritano, por considerarlo buenismo ingenuo.
Los diez desterrados reciben la instrucción de presentarse ante los sacerdotes. El texto no lo dice, pero quizás corrieron, o quizás el miedo les hizo ir despacio. Lo que sí sabemos es que en algún punto del camino los diez fueron sanados.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.