El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Poema de la obra "En un rincón del alma", de Chari Morillo. (Selecciona Isabel Pavón)
El Padrenuestro, sólo se puede orar desde el final: sólo mirando al futuro que Dios nos ha prometido.
Líbranos del mal debe ser nuestra oración diaria, así como también se nos enseña a pedir por el pan de “hoy” y por el perdón de nuestros pecados.
Jesús une, en la oración que enseña a su iglesia, el pan y el perdón, sabedor de que no debe darse una cosa sin la otra.
Ser cristiano es ir por la vida de la mano de un Dios real que cuida de nosotros.
Todo cristiano está obligado a preguntarle a Dios: Señor, ¿cuál es tu voluntad concreta para mi vida?
Al orar venga tu reino, estamos orando para gozar cada día personalmente de ese reino.
Sólo Dios puede santificar su nombre; por eso Jesús nos enseñó a orar.
Cuando Dios nos dio su nombre, estaba dando pasos hacia nosotros.
Poner primeramente nuestros ojos en las posibilidades de Dios, nos alienta a enfrentar con decisión y confianza el mañana.
Sólo cuando Dios ocupe en nuestra vida el primer lugar, seremos bendecidos de verdad.
Estas palabras constituyen la brújula de nuestras oraciones, el norte para que éstas no yerren su meta
Es muy importante comprender qué quiere decir Jesús cuando nos enseña a orar a Dios llamándole Padre.
En el Padrenuestro, aprendemos a aceptar a Dios como Padre, y le confiamos el primer lugar en nuestra vida.
Orar significa que el Dios creador y sustentador del universo me escucha y me responde.
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