El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Cada día son más frecuentes los accidentes caseros.
Somos carne egoísta mirándonos el ombligo.
Las chaladuras con las que convivimos, las que nos vemos obligados a aceptar, no sucedieron de la noche a la mañana.
Siguen las agresiones, las violaciones, la discriminación; se las sigue ninguneando, apartando; culpando de todo lo malo que ocurre a su alrededor.
La gente nunca sabe nada. La gente inventa e inventa para criticar y humillar, nunca para resaltar los valores de los demás. Si hubiese ido de riguroso luto la habrían desacreditado igual
¿Qué hacer con esta Navidad tan deformada, con esta estafa?
Aunque estemos lejos, somos muchos los que te observamos y nos preguntamos qué será de ti.
Intentemos comprender el dolor de los demás en vez de buscar la báscula para pesar quién está peor y comparar.
Si buscamos la aceptación de todos, el fracaso y la locura están garantizados.
Considero que dentro de las iglesias existe un alto porcentaje de maltrato.
Hoy, Día Universal del Niño, reflexionamos sobre el bienestar de los seres más vulnerables de nuestro querido planeta.
La frase se convierte en una caricatura maleable.
Queremos contar hechos paranormales para que otros crean, porque pensamos que el evangelio en sí no tiene la fuerza suficiente.
En cuanto son conocedores de alguna opinión adversa se dirigen a quien la ha formulado para, en nombre de Dios, llamarle la atención.
La soberbia le cegaba un ojo y la devoción nublaba la vista de cuantos le seguían.
Algunos ataúdes pesarán como el plomo con tantos secretos acumulados y otros irán ligeros de equipaje.
VI Premio de Novela La otra orilla 2010, escrito por la nicaraguense Gioconda Belli.
A veces noto cómo me inclino hacia una u otra situación sin pararme a pensar en la que se sufre justo al lado de esta.
El hombre de las estrellas aguarda el momento para salvar distancias, para hacerse presente en cada uno de nuestros temores.
Quien quiera entender el tema del abuso sistemático de autoridad, que comprenda que la paciencia tiene un límite.
La realidad de la que huían les estaba esperando junto el espigón para abofetearles la cara.
El ser humano observante de aquella desgracia vecinal, hubiera preferido que aquella familia jamás hubiese levantado la cabeza.
Su afán era simplemente que los locales se llenaran, aunque no fuera de contenido.
Hay personas que, como niños pequeños, buscan en todo momento llamar la atención.
La fe ha de mostrarse con la propia vida, no obligando a extraños a comulgar con nuestras maneras.
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