El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Sancho demuestra ser un excelente gobernador y un juez competente y humano, aunque también justiciero.
El escudero y ahora gobernador se asemeja a Salomón, tercer rey de Israel, quien gobernaba a su pueblo y por extensión ejercía las funciones judiciales.
Gracias a las excavaciones de Koldewey se pudieron recuperar más de 5.000 tablillas babilónicas, así como una panorámica de lo que fue la gran Babilonia de la antigüedad.
El nombramiento de gobernador otorgado por el duque implicaba por añadidura el de juez, es decir, la facultad de impartir justicia en instancia única e inapelable.
La sangre del Redentor nos limpia a cada instante, siempre, eso es nuestra vida, por eso somos santos y santificados, como modo de existir.
Entristecido por la soledad de Don Quijote, recurro una vez más a las enseñanzas que ofrece la Biblia.
A todos aquellos pecadores que creemos en Él y le recibimos como Señor, Salvador y Maestro de nuestras vidas, Dios nos reviste con el ropaje resplandeciente de su santidad, justicia y verdad.
Mucho se ha escrito sobre los consejos de Don Quijote a Sancho. Américo Castro cree que en ellos vierte Cervantes su experiencia de la turbulenta vida que le tocó vivir.
Hablamos con líderes evangélicos de Suecia, Francia, Portugal y España. Las iglesias deben “leer los tiempos”, comprometerse con una pacificación real y hacer oraciones “lúcidas, no abstractas”.
«Primeramente, ¡oh hijo! Has de temer a Dios; porque en el temerle está la sabiduría». Esta cita está tomada literalmente de la Biblia. Pertenece a Salomón. Se encuentra en Proverbios 1:7.
Desde el libro de Deuteronomio en el Antiguo Testamento hasta la segunda epístola de Pedro en el Nuevo, la Palabra de Dios menciona 89 veces las cartas.
La Biblia concibe la burla como crueldad contra personas inocentes.
Tan tonto como lo creía el eclesiástico no era Don Quijote.
El co-secretario de la Alianza Evangélica Suiza, Andi Bachmann-Roth, afirma que siguen “con preocupación” el nacionalismo cristiano en Estados Unidos, mientras ven crecer movimientos similares en Europa.
Puede que sea el fin de una era, como lo fue para Agustín cuando cayó Roma; o para la generación de la guerra que soportó el terror del nacionalismo alemán, pero aún no es el fin.
La cuestionable decisión del Oficina de Inmigración de detener personas en lugares de culto ha sido vista como una enorme afrenta para las iglesias que llevan décadas defendiendo a las familias que hasta se han refugiado en iglesias consideradas como “santuarios” para ese fin.
En medio de las tensiones, “nuestro papel es mantener unida a la familia evangélica, que la gente siga hablando y orando juntos”, afirma Jan Wessels, co-secretario general de la Alianza Evangélica Europea.
Pero el padre no moría, pasaban las semanas, los meses, y a pesar de tener una salud tan débil, él se mantenía vivo.
En numerosas ocasiones a lo largo de la novela Sancho manifiesta estar dispuesto a dar su vida en defensa de su amo y señor. Pero ante la duquesa se porta como un escudero desleal.
También en el ámbito religioso estos cuatro años serán muy largos y extremadamente complejos.
Atendiendo a la opinión de Torrente Ballester, para quien el discurso de Don Quijote «es una de las mejores piezas de la novela», no quiero privar de ella al lector.
El “motor” y la motivación de los creyentes debía (¡debe!) ser el amor sin el cual no sería posible la “edificación de la Iglesia”.
En estos días de descalabro geopolítico, muchos expresan en el viejo continente el miedo a perder una forma de ver la vida que, curiosamente, recuerda mucho al evangelio.
Algunos círculos evangélicos, dentro y fuera de Estados Unidos, han manifestado su desazón por este manejo discrecional de la cuestión religiosa.
“¡Don tonto! ¡Don tonto!, se lamenta Unamuno. ¡Y cómo te viste tratar, mi loco sublime, por aquél grave varón, cifra y compendio de la verdadera tontería humana!”.
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