El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Existen argumentos sólidos que respaldan una redacción del libro de Apocalipsis considerablemente anterior a lo que comúnmente se asume.
Unas Sagradas Escrituras catalogadas como “Palabra de Dios”, completas y fiables en cuanto a su contenido, y el múltiple propósito para el cual fueron dadas por Dios.
Si la Biblia es verdaderamente la Palabra de Dios, no puede contener errores fundamentales de ningún orden. Aceptar esto no es elaborar ningún tipo de “bibliolatría”, sino reconocer que no estamos simplemente ante una obra más de la literatura religiosa.
Las principales pruebas de la existencia real de Moisés y de las grandes empresas que marcaron su vida se hallan en la propia Biblia.
Dios irrumpió en la historia del pueblo formado y escogido por él, revelándose a la humanidad, respecto de sí mismo y de su obra salvífica por medio de su Hijo Jesucristo.
Un estudio de I Reyes 22 y I Crónicas 18.
Las numerosas dificultades de la Biblia parecen, a primera vista, desafiar su infalibilidad. Sin embargo, cuando se analizan a fondo mediante una correcta crítica del texto, la mayoría suelen desaparecer.
No hay comparación posible entre la Biblia y el resto de los libros de las demás religiones del mundo.
Todo cuanto Dios ha hablado por medio su Hijo, no se conocería si no fuera porque quedó registrado en las Escrituras del Nuevo Testamento.
En el Nuevo Testamento tanto el Señor Jesús como el apóstol Pablo se refieren a Moisés, citando su autoridad y asumiendo su paternidad literaria.
El tipo de escritos propios del libro de Deuteronomio eran comunes en una época más antigua por todo el Cercano Oriente.
Un estudio de Jueces capítulo 7.
Todas estas menciones bíblicas prematuras son fácilmente explicables desde la cantidad de copistas que han tenido las Escrituras.
Hay una clara distinción entre el ser trascendente y el mundo inmanente. ¿Cómo puede siquiera pensarse que el relato de la Biblia sea copia de la mitología de otros pueblos?
El caso del Sinaí nos muestra que urge una estrecha colaboración entre teólogos con una firme convicción en la fiabilidad del texto bíblico, arqueólogos, historiadores y geógrafos.
Un énfasis que hacía Millard en sus charlas es que la arqueología aporta información valiosa que puede servir para profundizar en nuestro conocimiento de la Biblia.
Tanto los judíos como los cristianos han considerado a Moisés como el autor inspirado que había escritos estos primeros cinco libros de la Biblia.
Para Cervantes, todo cuanto la Biblia dice es verdad, y en esa verdad descansaba su fe y su conciencia religiosa.
A pesar de las buenas aportaciones de algunos métodos, también han conducido a muchos a concluir que la inspiración o la inerrancia de la Biblia son conceptos definitivamente superados.
Los datos también muestran que los miembros de la Generación Z serían los más interesados en abrir las Escrituras.
Todo el mundo da por sentado que el monte se encuentra en la parte sur de la península que lleva el mismo nombre. Sin embargo, hay muchos indicios de que el Sinaí bíblico no se encuentra en esa zona, sino en un lugar completamente distinto.
En los primeros tiempos del cristianismo, la Biblia no se leía, ¡se escuchaba! y otros 20 datos.
Un estudio de 1 Samuel: 15.
La cosmología actual le abre también de par en par las puertas al teólogo y le facilita la comprensión y la defensa de la doctrina bíblica de la creación a partir de la nada.
Desde el Consejo Evangélico Autonómico de Andalucía aseguran que se trata de “una de las grandes demandas para el reconocimiento de la comunidad evangélica” en el territorio.
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