El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Amar a la gente no es una cuestión de ser extrovertido si eres una persona introvertida. Es llegar a ser semejante a Cristo.
Nuestro objetivo principal en la vida, si no es amar a Dios y amar a la gente, se convierte en nuestro dios, un ídolo que controla y distorsiona nuestra vida.
La palabra ha de ser cuidada. Donde hay amor del bueno no hay palabras altisonantes.
La voz hoy puede llegar a tener un efecto de denuncia y de puesta de relieve de las problemáticas sociales que traspasen fronteras.
Dos tercios de la población piensa que es “posible” ser sexualmente fiel a una persona para toda la vida, según un estudio encargado por la Alianza Evangélica Suiza.
En la vida no importan tus logros, las cosas que tienes, la educación o el trabajo. ¿Qué importa en la vida?
Unos versos que condensan el sentimiento cristiano ante las múltiples laceraciones cotidianas derivadas de conductas que empobrecen al ser humano: “He aquí el testimonio que abre la puerta a vidas deshabitadas,/ a hijos pródigos volviendo a la llamada del amor”
Es la madre la que ahora es hija, niña anciana que ha de prestarse a los cuidados del ser al que un día regaló la vida.
Recreados por poetas y ensayistas, la mitología ha llegado hasta nosotros recorriendo el camino de los siglos para enseñar, entretener y admirar.
Él siempre nos escucha y nos ayuda, aunque a veces parece estar lejano.
En la manera de describirlo, la mitología griega hace del Hades un lugar mucho más tenebroso que los textos bíblicos.
En tanto que Apolo personificaba el amor romántico, sentimental, Eros representaba el amor carnal, la atracción sexual.
En la mitología griega Ares está considerado el dios de la guerra. Su figura también implica la materialización de la fuerza bruta y de la violencia.
Escriben los poetas: el nicaragüense Rubén Darío: “bendigamos la risa, porque ella libra al mundo de la noche”. Nuestro Miguel Hernández: “sonriamos, doremos la luz de cada día en esta alegre y triste vanidad de estar vivo”
He venido con todos mis enigmas
he venido con todos mis fantasmas
he venido con todos mis amores.
Mario Benedetti
El principal mito de Deméter es el rapto de su hija Perséfone.
La mitología puede parecer inexplicable y extravagante, pero es así, no hay más, está reñida con la razón, es eso, mito puro.
Entre los dioses del Olimpo, Hera estaba considerada como celosa, vengativa y agresiva.
El animal salió bruscamente del agua y atrapó un pie de la joven, pero no contó con la presencia de la madre que estaba lavando la ropa cerca.
La leyenda incorpora a su biografía multitud de funciones importantes y lo considera como una de las doce principales deidades del Olimpo, añadiendo que dioses y mortales por igual acudían a él en momentos críticos de necesidad.
Estos extraños dioses no sabían o no querían saber nada de sentimientos nobles ni de perdón. Sin haber leído a Moisés practicaban el ojo por ojo, diente por diente.
Una canción en la que el autor repasa momentos cruciales de su vida en los que ha pasado por distracciones u otras circunstancias que han desafiado su fe.
La fe, decimos que mueve montañas, y el amor las cubre de bosques, las nace de ríos y las colma de lagos.
Una historia amor en la relación de un padre y su hija, con el hilo conductor del origami, arte japonés de plegar el papel para crear figuras y animales.
Un anuncio trata la historia de un padre y su hija: “Algunas veces las cosas pequeñas son las que más duran”.
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