El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Nos quedamos boquiabiertos, azorados, porque el prodigio de la encarnación es la ratificación de que Dios actúa de formas insospechadas para los criterios humanos.
¿Tenemos miedo, tiene miedo el hombre de hoy a que el resplandor del Señor irrumpa en sus vidas?
En Adviento, frente a la expectativa de celebrar al infinito que se hizo uno de nosotros, ofrezcamos el corazón fatigado y endurecido.
La entrañable misericordia de Dios nos invita a enderezar nuestros torcidos caminos y así colaborar en su proyecto de construir una nueva humanidad.
El cántico de María nos interpela para que nos acordemos de los pobres y de los hambrientos, mientras que clama contra los ricos acumuladores.
En este primer Domingo de Adviento nos preparamos para celebrar con júbilo el arribo de la luz.
Yo fui a casa de Silvia para abrazarla y consolarla, fue ella quien me abrazó a mí y me dio palabras de seguridad en la tormenta...
Mirad la Corona de Adviento. Os indicará que el Señor se acerca para habilitaros como agentes del reino, agentes de liberación como debe ser todo discípulo del Señor.
Estamos en Adviento, en los preludios de la Navidad, y Dios se acerca.
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