El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Casiodoro se mantuvo fiel y nos dejó un legado maravilloso, al cual también nos invita la vida de Unamuno: el de acercar la Biblia a todo el mundo.
Con su difusión de la obra y persona de Casiodoro de Reina, el Ayuntamiento ha contribuido a restaurar y sanar la memoria.
El Monasterio de San Isidoro del Campo acogió la entrega del Premio Unamuno Amigo de los protestantes. El alcalde de Santiponce, Justo Delgado, recibió el galardón.
Su ayuntamiento recibe este miércoles el “Premio Unamuno amigo de los protestantes”, decimotercera edición del máximo galardón que otorga el protestantismo español.
Entregado por vez primera en 2006, distingue cada año una institución o persona "no protestante", por su labor por la pluralidad y convivencia de los españoles; protestantes en especial y todos los ciudadanos en general.
Este premio reconoce desde 2016 cada año a una persona o institución española que, como Unamuno, sin ser de confesión protestante, haya realizado alguna contribución destacada a favor de la pluralidad y la convivencia.
Unamuno quiere definirse como persona única y al mismo tiempo conmover a la sociedad para que conceda mayor cabida a la vida del espíritu y a su desarrollo.
El concepto agonizante del cristianismo, Unamuno lo extiende a su patria, España: “La agonía de mi patria, que se muere, ha removido en mi alma la agonía del cristianismo. Siento la agonía del Cristo español, del Cristo agonizante”.
Tal sentimiento trágico hace su aparición desde el momento que nos interrogamos sobre el sentido de la vida, su origen, finalidad y justificación.
De El Cristo de Velázquez dijo esto el filósofo Julián Marías: “Unamuno estuvo lleno de auténtico espíritu religioso y cristiano”.
Unamuno, ya doctorado en Letras, fue profesor de lengua latina, luego estaba suficientemente capacitado para la tarea que le llevó a actualizar el drama griego.
“Unamuno y Don Juan frente a frente, hechos los dos, figuras del teatro, lucha cada uno para apoderarse del otro”.
Unamuno siempre demostró especial debilidad o interés por la historia bíblica de Caín y Abel. Los dos hermanos están presentes en muchos de sus libros.
En una crítica de la época se puede leer: “Otro conflicto de personalidad, la lucha del hombre con el personaje, en que éste acaba por matar a aquél”.
Una de las críticas de esta obra señaló que “el drama de don Miguel es hondo y amargo”. “Tratarlo como él lo ha tratado acusa valentía y rectitud de conciencia”.
Escribió Unamuno que “cada día renacemos enterrando al de la víspera”. “¡Cuántos hemos sido!”.
Unamuno plantea en esta obra uno de los temas que le son conocidos y queridos: la inmortalidad.
Unamuno tenía un sumo interés en la representación teatral de esta obra.
Unamuno escribe desde una situación en la que el hombre está siempre entre líneas.
Es una pieza extraña en el teatro de Unamuno, pero no peca de torpe ni de indolente.
Siempre la muerte en la obra de Unamuno. Para él, en la vida no caben paños calientes. Dios, la fe, la razón, el más allá, la muerte.
El tema de La Esfinge es el conflicto interior, espiritual, del protagonista, Ángel.
En la dedicación al teatro Unamuno puso lo mejor de su saber. Creía que el teatro necesitaba ser regenerado.
Este es un libro eminentemente autobiográfico. Condensa una honda experiencia interior.
El amor no conoce leyes. La herida del amor que por momentos sentía Ricardo la cura la misma que la hace: Liduvina.
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