El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Esta novela constituye una sátira demoledora contra las utopías del hombre.
“La estrategia que diseñó Noemí para plantear el matrimonio a Booz propicia uno de los momentos de mayor tensión espiritual de toda la Escritura”.
“La Reforma y el cristianismo en el siglo XXI”, por Máximo García Ruiz, Editorial Clie, 95 páginas. “Entre la luz y las tinieblas”, mismo autor, Hebel Ediciones, 57 páginas.
Racionalistas franceses y alemanes de los siglos XVII y XVIII atribuían a María Magdalena lo que ellos llamaban el mito de la resurrección. El amor de Magdalena, decían, inventó la leyenda de la resurrección.
Estamos ante una novela, al igual que “El Código Da Vinci”, de ridículas teorías esotéricas.
No fueron amantes. No contrajeron matrimonio. Ella no escapó a Francia. La única historia de María Magdalena se encuentra en los breves textos que citan los Evangelios.
El lector conocedor de la Biblia advertirá de inmediato que se trata de un ejercicio de imaginación. Las palabras suenan bien, pero están lejos de la verdad. Muy lejos. La imaginación se embriaga de sueños, se aproxima al delirio. Presenta como auténticas situaciones que nunca han sucedido.
A partir del siglo XI, el culto a María Magdalena en Oriente apenas conoce elementos nuevos. Pero en Occidente, tras la larga gestación de siglos anteriores, las iglesias maduran y crece la adoración a la primera persona que vio al Cristo resucitado.
El apóstol San Juan era muy meticuloso en la designación de personas. Menciona a cuatro mujeres llamadas María. Pero en ningún lugar del Evangelio que escribió dice: “María, hermana de Marta y Lázaro, llamada Magdalena….”.
La de Karen King es una obra seria que tiene como objetivo dar a conocer la importancia y significado de la mujer en la Iglesia primitiva y el extraordinario papel representado por María Magdalena.
“Este evangelio está hablando del alma, por boca del alma. Aquí el cristianismo es una vía de conocimiento, un camino iniciático, un camino de regreso a nuestros verdaderos orígenes”.
Se trata de una obra eminentemente feminista, seria, muy documentada, escrita en su mayor parte con objetividad y cuyo contenido no se corresponde con el alarmante título.
Los textos gnósticos vienen a confirmar el papel relevante que la santa de Magdala llegó a ocupar entre el grupo de discípulos que seguían a Cristo.
La calumnia es un asesinato moral. Según Shakespeare la calumnia vive hereditariamente y se establece a perpetuidad. Fray Pedro Malón de Echaide es heredero de aquella curia vaticana y anduvo en sus mismos pasos.
Desde el origen de la humanidad, los hombres han interpretado los acontecimientos caprichosamente, según sus gustos y su pensamiento. Esto ha dado lugar a la función de los mitos.
El libro del erudito francés se centra mayormente en las leyendas surgidas en torno a la muerte de Magdalena y los lugares que reclaman su cuerpo.
Para Bruckberger, Magdalena era María de Betania, y también esta María era la misma de la que habla Lucas.
María Luisa Luca de Tena y Brunet dedica un largo artículo biográfico a la primera persona que vio a Jesús resucitado: María de Magdala.
“Mary Magdalene” se divide en tres actos. Los personajes principales son el tribuno romano Lucius Verus, el filósofo Annceus Silanus, Appius y Coelius.
Régis Burnet traspasa la frontera de lo ético y llega a la blasfemia. Juega con dos términos que pocas veces coinciden, proximidad y sexualidad. Si todas las personas que mantienen una relación de proximidad con otras derivaran en prácticas sexuales, la sociedad sería un caos.
La Magdalena, muerta hace unos dos mil años, ¿dónde está? ¿En el cielo? En todo caso, en espíritu. Un espíritu, ¿puede alargar la mano a un ser mortal y entregarle “unos rollos pergaminos”?
Las invenciones e imaginaciones hasta resplandor tienen, sin ser soles ni estrellas. La imaginación de un escritor tiene el don de persuadir al lector de que lo que lee es ciencia pura, sin atender a los gritos contrarios de la razón.
Entre Dan Brown con su “Código Da Vinci” y Juan Arias con su “María Magdalena” transcurren dos años, pero el cura apóstata da la razón al novelista inventor de fábulas.
A un investigador como lo presenta el libro se le exige rigurosidad, documentación, como menos. Nada de esto aporta el autor. Y el lector, por lo general, no está en disposición de averiguar sus insinuaciones.
Cuando surge un tema que capta al público, los editores se vuelcan en la producción de obras que especulen sobre el mismo entramado. Es su negocio. Y hay un empecinamiento literario en casar a Jesús con María Magdalena.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.