El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Con Aguas un ciclo se cierra y abre otro en la historia del protestantismo mexicano.
El resumen que hoy inicia da cuenta de, más o menos, medio siglo de gestación del protestantismo endógeno en México, el periodo que va del inicio de México independiente a la llegada de lo que llamo misioneros institucionales, los y las enviados por denominaciones con el fin de iniciar iglesias en el país.
La renuncia del sacerdote Manuel Aguas a la Iglesia Católica Romana, así como su integración a la Iglesia de Jesús, fueron decisiones que repercutieron con fuerza en el arraigo de núcleos protestantes/evangélicos en México.
La carta en la que Manuel Aguas daba cuenta de su conversión al protestantismo, causó una gran conmoción en la ciudad de México.
Enríquez Orestes creía que la conversión de Manuel Aguas fue espuria.
Manuel Aguas renunció a su orden religiosa e inicio el ministerio pastoral en la Iglesia de Jesús.
En 1871, tras tres años estudiando la Biblia y libros de autores protestantes, el sacerdote Manuel Aguas decide escribir una carta al superior de su orden de los dominicos. Expone su abandono del romanismo para ir como pastor a una congregación evangélica de México
Manuel Aguas es un vértice en la vida del protestantismo mexicano. Es un punto de llegada y, al mismo tiempo, de partida.
Manuel Aguas, líder de la Iglesia de Jesús, predicó un encendido sermón para explicar detalladamente su conversión al cristianismo evangélico, tras el que la Iglesia Católica lo declaró apóstata.
“¿He de negaros que soy protestante, es decir, cristiano, y discípulo de Jesús? Nunca, nunca quiero negar a mi Salvador”.
Un estudio sobre la carta de conversión y sermón histórico de Manuel Aguas, en abril-julio de 1871 en México.
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