El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Ese hombre rico que acudió a Jesús creía que podía comprar la vida eterna.
Nuestro desafío es vivir como nuestro Padre Celestial, que no tiene en sí mismo ni un solo grano de egoísmo. Su felicidad vive de su gracia, porque se alegra en darnos todo lo que tiene y cuidarnos en todo momento.
Solo Dios puede llenar nuestro corazón, y es quién conoce nuestra hambre, nuestro deseo de eternidad, nuestra necesidad de significado y cariño.
Dios nos va guiando, ¡por el prestigio que tiene como Pastor! ¡Porque Él es el Buen Pastor y “compromete” su papel como tal!
El dolor inmerecido de Jesús fue el que transformó la historia ¡Su muerte nos dio vida a nosotros! Aún así, nos resulta difícil de comprender, porque ninguno de nosotros quiere ponerse en el papel del redentor.
En su nuevo libro, Jaime Fernández se acerca a la pedagogía de Jesús y analiza por qué sus métodos y ejemplo siguen siendo impactantes y vigentes para nuestro tiempo.
La sonrisa de Dios brilla en todo el universo con la belleza de la vida que nos regala y esa misma gracia se descubre en todas las cosas que Él ha creado.
Lo importante no son las cosas que tenemos, sino saber que Dios está con nosotros.
Tenemos que hablar y tratar de convencer a las personas que el placer no lo es todo. ¡Todos somos culpables de que la sociedad haya llegado hasta dónde ha llegado!
Ese no querer aceptar que con la muerte no se termina todo nos impide vivir bien.
La vida está llena de recuerdos; cuando recordamos es como si viviéramos por segunda vez.
Tenemos que seguir cuidando y ayudando a quienes amamos siempre. La mejor manera de hacerlo es tomar pequeñas decisiones en la vida que van a transformarlo todo, no solo nuestro pequeño mundo.
El perdón no es solamente para aquellos que han pasado situaciones difíciles. ¡Todos necesitamos perdonar y ser perdonados!
Debería ser obvio que debemos expresar la verdad no solo con sabiduría, sino también con gracia.
Nuestra sociedad vive muchas veces bajo el mito de la violencia redentora. Nuestros ídolos no solo pueden hacer lo que quieren, sino que, además, imponen “justicia” tal como quieren.
La verdad permanece, transforma, libera, nos hace sentir seguros y saber que tenemos algo a lo que aferrarnos.
Fuimos diseñados para conversar con Dios, para depender de Él y descansar en Él.
¡Lo que necesitamos aprender en los momentos difíciles es muy importante!
Preocupándonos por los demás expresamos el reino de Dios en el día a día.
La victoria más importante en nuestra vida es aquella que nos ayuda a vencernos a nosotros mismos ¡El Señor la ha colocado en nuestras manos!
El mundo necesita a los mansos, porque una persona mansa piensa siempre en plural y pocas veces en singular.
Conforme va pasando el tiempo, disfrutamos más de la lealtad de Dios, y esa misma lealtad se convierte en una de nuestras características.
Las personas buenas son los que hacen la diferencia, los héroes desconocidos de Dios.
Vivimos en un mundo en el que la amabilidad escasea, mientras que el orgullo se encuentra en todas las esquinas.
Nada material, ¡y mucho menos el dinero! va a satisfacer nuestro corazón y nuestra alma.
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