Nos lleva en su corazón

“Miro a la puerta de la llama, enojado de la tentación; 

Y cada vez que paso por allí siempre escucho mi nombre. 

Entonces en adelante en mi viaje llego a comprender 

Que cada cabello está numerado como cada grano de arena.

Oigo los pasos antiguos, como el movimiento del mar,

A veces me giro, hay alguien allí, otro momento es sólo para mí. 

Estoy en la cuerda floja de la realidad del hombre.

Al igual que todos los gorriones que caen, como cada grano de arena”.

“Every grain of sand” (Del álbum Shot of love 1981) 

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El premio nobel de literatura, el cantante Bob Dylan expresó en esta canción las preguntas que todas las personas se hacen al menos una vez en la vida. Tal y como si viviéramos en el momento de la sinceridad, la hora de la necesidad más profunda, los minutos en los que examinamos todo lo que somos. 

Siempre existe al menos un momento en nuestra vida en el que hacemos eso. Tenemos que encontrar nuestro significado como personas y la razón por la que estamos aquí; así que, tal como el poeta expresa, podemos sentirnos en la cuerda floja de la realidad, y pensar que sólo somos poco más que un grano de arena en el universo.

Sólo Dios puede dar sentido a nuestra vida: El nos creó y nos ama de una manera extraordinaria. Por si no te has dado cuenta, las dos imágenes que usa Bob Dylan en la canción son sacadas de las palabras del Señor Jesús, Él conoce cada uno de nuestros cabellos, de nuestras necesidades… Él cuida a los gorriones, sabe incluso a qué precio los venden los hombres (Lucas 12:6), porque Dios se preocupa de los detalles. No son las reuniones plenipotenciarias de los ministros de cada país las que llaman su atención, sino la sonrisa de cada uno de nosotros. 

¿Sabes? El ser humano pierde su dimensión como persona cuando no entiende algo tan sencillo como eso, cuando no es capaz de creerlo. 

Déjame escribir algo que me impresionó: el ojo humano puede distinguir entre diez millones de colores diferentes. Por otra parte, un mensaje enviado por nuestro cerebro puede ir a casi trescientos kilómetros por hora en el interior de nuestro cuerpo por medio del sistema nervioso. Para que nos entendamos, un ordenador con la misma capacidad tendría miles de kilómetros cuadrados de extensión… pero Dios lo dejó diseñado así para que aprendamos que nuestro cerebro “sabe” perfectamente lo que está ocurriendo en el cuerpo. Conoce hasta las más mínimas sensaciones, puede llegar a verlo todo.

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No es por casualidad que, en el Nuevo Testamento, se presente al Señor Jesús como “cabeza” de la iglesia. Dios sabe lo que está pasando en nuestra vida, lo sabe con su “mente”, por decirlo de alguna manera… pero lo sabe también con su corazón. Cuando tengas alguna duda vuelve a leer una y otra vez sus promesas porque te cambiarán la vida: “¿Acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré. Yo te llevo grabado en mis manos... Yo me enfrentaré con los que te buscan pleito”  (Isaías 49:15,16,25).

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[title]Por un año más[/title]

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