El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Podemos destacar dos tendencias instintivas como realidades subliminales más importantes: eros (como instinto de la vida) y tanatos (como instinto de la muerte).
A lo largo de su ministerio terrenal el Maestro de Galilea enseñó que el arrepentimiento es la huella profunda que debe marcar la vida de toda persona que desee seguirle, para vivir eternamente.
Su enfoque es altamente crítico, en el mejor sentido, y quien lo lee y aprecia puede decir que a través de él traspone el umbral de la ingenuidad bíblica para hacerse presente en el ámbito de la hermenéutica más amplia y efectiva: crítica y profética, analítica y pastoral.
Suele ocurrir que vienen épocas que en las iglesias se suele poner de moda algún emisario y eso le da cierta fiabilidad para ser creído en todo lo que notifica, ya se sabe, crea fama y échate a dormir.
Un nuevo cuento de Antonio Cárdenas.
Tenemos que aceptar el diagnóstico de Dios, para poder aceptar su remedio. Y si en Cristo está la salvación, el problema es el pecado.
Vivimos fortaleciendo continuamente nuestro cuerpo y nuestro exterior y debilitando la parte espiritual de nuestra vida; y de esa manera morimos un poco cada día.
El pecador confunde roles; sin conocer a Dios exige lo que cree merecer; pero no asume primero que es imperioso arrepentirse, para que Dios restablezca la relación cortada y lo reconcilie con Él.
La responsabilidad personal solamente tiene sentido cuando hay libre albedrío, cuando la persona puede elegir entre cosas diferentes.
Nuestra innovación de misión no consiste en eventos que son como la cultura, sino en una vida y un mensaje que no son como la cultura.
El caso de violencia sexual ha provocado un debate a nivel social e institucional, sobre la definición que la jurisdicción española recoge sobre estos conceptos y su efectividad a la hora de tratarlos.
Según esa teología, la fe no es un acto teocéntrico de nuestra voluntad, la simple confianza en Dios, sino una fuerza espiritual antropocéntrica. Sin embargo, cualquier teología que reduce la fe a ser una simple herramienta para ganancias materiales es inadecuada y herética.
De alguna manera, en los temas proféticos, en Jesús y en gran parte del pensamiento bíblico, el culto no es posible ni agradable a Dios si antes no estamos en líneas de práctica de justicia y de misericordia con el prójimo.
Tener fe en Jesucristo, creer en Él, no es una acción generada por el ser humano, sino en el ser humano. No se puede creer a menos que el Espíritu de Dios abra nuestro oído. La Palabra de Dios lo hace.
Grandes ideas en pequeñas viñetas.
No debemos avergonzarnos del signo de nuestra gloriosa esclavitud.
El gozo verdadero no depende de las circunstancias.
Copleston dice a Russell que si cree en la experiencia de enamorarse o de apreciar la poesía y el arte, con qué derecho niega la posibilidad de la experiencia religiosa personal.
El nominalismo cubre una extensa gama de expresiones ‘cristianas’ que van desde una ‘doble vida’ basada en el interés meramente personal, a otras que pueden definirse como ‘fanatismo religioso’.
Roldán lleva de la mano al lector por los caminos preñados de espejos para encontrarse con el Dios del escritor, un Dios tan personal que se despliega en cada página como lo que es: un personaje tan livianamente construido, pero tan sólido en su armazón filosófica basada en las febriles lecturas de Spinoza y Schopenhauer.
Rodrigo Duterte ha afirmado recientemente que “Dios es estúpido” y ha exigido un selfie con él a cambio de renunciar a la presidencia.
Los emojis han saltado con rapidez de las conversaciones personales a la comunicación empresarial y comercial. El contexto eclesial tampoco se escapa de esta tendencia.
La traducción de enfermedad que hacen “los Setenta” tiene una gran importancia porque de ella los místicos, y especialmente Orígenes, hablaron de “la herida de amor”.
El genial humor de Quino y su Mafalda.
Ocupémonos en descubrir el efecto del nominalismo en las iglesias locales en tanto familias de fe, y en los creyentes viviendo como sal y luz en el mundo, para actuar en consecuencia.
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