El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Jesús me estará esperando en la cima porque no confié en mis méritos sino que acepté su invitación para entrar en el Reino de Dios.
El himno expresa cómo la cercanía de Dios permite sobreponerse a las mayores desgracias porque El es realmente el que puede otorgar descanso y paz.
Lo mejor que recibimos de Dios es su presencia: estar con él, vivir con él, saber que nos cuida, que es nuestro Padre.
Partiendo del texto de Apocalipsis 7: 14, la canción habla de conceptos como el de la limpieza de los pecados o el blanqueamiento que viene de la sangre del Cordero.
El Padre conoce nuestras necesidades incluso mejor que nosotros mismos.
Es fácil saber cuándo se va por buen camino, casi siempre suele ser hacia arriba.
La Biblia dice que podemos tener certeza y seguridad porque fue Jesús – no nosotros – quien ganó la salvación por nosotros.
La vida cristiana es una batalla y además lo es de manera continua, pero su metodología no es la de los ejércitos humanos sino la del corazón de Dios.
Pero el amor lo cubre todo, todo lo soporta. Y es el elemento esencial para viajar sin sentir el cansancio de los días y las noches; de las noches y los días, por los siglos de los siglos que dura el viaje.
Para aquellos que en algún momento de nuestra vida recibimos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, la vida tiene otro sentido.
En tiempos de desgracia, de zozobra, de dificultad, de ataque no se me ocurre mejor conducta que la señalada por este negro espiritual.
Hay victoria en Jesús incluso en las situaciones más difíciles.
Es Dios mismo y no una criatura a quien debemos agradecer y de quien podemos esperar todo lo bueno.
La Biblia es muy clara al señalar que la única roca sobre la que se pueden asentar los creyentes es Dios.
Al final de los tiempos, se llamará a la gente escrita en el Libro de la vida.
La tentación, la maldad, la hipocresía, la corrupción, la inseguridad, el temor pueden asediarnos, pero de ellos sólo nos librará Jesús.
El himno invita a la gente a convertirse y acudir a Dios. Jesús llama a todos y lo hace de una manera dulce y amorosa.
Un poema de José Jiménez Lozano, tomado del libro Las hijas del canto, de Stuart Park. (Selecciona Isabel Pavón)
La canción es una invitación a despertar para todos aquellos que ahora mismo están espiritualmente dormidos.
Necesitamos volver a lo importante. Recordar lo que merece la pena: hay que pararse y buscar los caminos que nos dan la vida y volver a andar en ellos.
Lo que resulta atractivamente hermoso en Jesús es su persona, su conducta y sus enseñanzas.
Debemos recordar que Dios está esperando a que acudamos a El para ayudarnos.
Los que creen que la salvación deriva de los propios méritos o de las propias obras no pueden entender ni lejanamente el amor de Dios.
Si alguien desea conocer a Dios, el Padre, existe un camino – el único – que es Su Hijo.
El himno reflexiona de manera conmovedora en el coste de la redención.
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