El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
En ninguna manera se trataría de “cuotas” sino de llamado y capacitación divinas para el ministerio pastoral.
Podemos contrastar el “como fue hecho al principio” con cómo fueron las cosas tras la caída, hallando que la mujer siempre ha sido considerada inferior al hombre.
Aunque les afecta de distinta forma, desencadena una tormenta que golpea al individuo, la unidad familiar y la comunidad.
La arriesgada transgresión de una heroica cristiana egipcia recuerda al bíblico caso de las hijas de Zelofehad.
Un texto bíblico tergiversado con mucha frecuencia: Génesis 3:17.
Al leer las sentencias de Dios sobre las consecuencias del pecado hemos de verlas como consecuencias y no mandamientos para ser guardados.
Muchos teólogos concluyen que el hombre es líder de la mujer desde “el principio de la creación”, antes incluso de que ella fuera formada.
“No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Gén.1.18)
El significado de María está muy relacionado con el de Myriam, y quiere referirse a “la elegida de Dios”.
No se ha prestado debida atención al orden y énfasis del texto en Génesis: tras declarar “creó Dios al hombre a su imagen”, inmediatamente dice: “varón y hembra los creó.”
Me irrita profundamente cuando en una supuesta lucha por la igualdad, hablar de maternidad resulta ofensivo para ciertos sectores del feminismo.
No es la maternidad el foco de la opresión, sino el hecho de que se usara como elemento de coacción y presión.
La clásica argumentación es que “la mujer no puede hablar en la iglesia ni enseñar porque no puede ejercer autoridad sobre el hombre.
El papel clave de las mujeres ha continuado hasta el presente. Sin embargo, la memoria de las mujeres en la misión se perdió en determinado momento.
La iglesia primitiva atraía especialmente a las mujeres porque “dentro de la subcultura cristiana gozaban de un status muy superior al del mundo grecorromano"
El apóstol Pablo definió la nueva libertad en Cristo como un espacio comunitario donde ya “no hay esclavo ni libre, ni mujer ni hombre”.
Alice pertenecía a un grupo de mujeres norteamericanas con profunda fe en Dios, y a la vez con una fuerte convicción de que la mujer debía tener acceso a la educación superior, entonces sólo accesible a los hombres
Como diría Jesús volvamos al “como fue hecho al principio" sin tener en cuenta la desgracia de la gran división que trajo la caída por el pecado entre ambos sexos.
¿Será que no es posible acabar con ese mal de una vez por todas y tengamos que conformarnos con esta trágica realidad de la violencia contra la mujer?
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.