El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El padre recibe al hijo con los brazos abiertos. Ese es el carácter de nuestro Padre celestial.
Como parte de la iglesia, debemos preocuparnos primero de amar a Jesús con todo lo que somos.
Cualquier concepto, cualquier creencia o cualquier religión es aceptada porque no va a la raíz del problema: el corazón del hombre.
Jesús estaba continuamente invitando a las personas a seguirle, pero algunos pusieron excusas para rechazarlo.
Comparte tus sentimientos y tus frustraciones con las personas a las que puedes ayudar y que te ayudan a ti.
El mundo piensa que los felices son los poderosos. Pero Jesús vino para cambiar por completo este concepto.
Es hora de trabajar y comenzar a cuidar a la gente que nos rodea.
Pastores, personas sencillas. Magos, personas de ciencia y estudios. Ellos fueron “invitados” para el nacimiento de Jesús y quedaron impactados al conocer al niño.
Jesús nos enseñó que Dios ama y quiere restaurarnos. Así lo reflejó en su trato con los niños.
Steve McQueen fue en algunas ocasiones con los bomberos, con fuego real, para saber cómo actuar mejor en la película "El coloso en llamas" (su papel era de jefe de bomberos).
Es la idea más brillante y bonita de la historia: ese niño nació para todos, para transformarlo todo.
Lo que Dios pagó por ti y por mí es de un valor infinito.
Jesús siempre restaura por amor. Así fue como hizo con Pedro al lado del mar.
Dejamos de vivir en plenitud cuando quitamos nuestros ojos de la meta, y los obstáculos nos parecen más importantes que nuestros objetivos.
En el Evangelio de Marcos se realza la mirada de Jesús en sus encuentros con distintas personas.
Lo que realmente merece la pena sucede fuera de la cancha. Dios trabaja en nuestra vida en todos los aspectos.
De Pedro aprendemos que la mejor actitud es hacer las cosas porque Dios lo dice.
Cuanto más vivimos apegados a la naturaleza, más cerca nos sentimos de Dios, de lo que Él ha hecho.
Cuando dejas a Jesús en tierra, el viento es contrario. Pero él no abandona a los suyos.
Necesitamos entregar en las manos del Padre no solo todo lo que nos preocupa, o lo que no podemos solucionar, sino nuestra vida por entero.
Jesús venció las tentaciones, y es importante hacernos preguntas para revisar si nosotros estamos cayendo.
Ellos nunca olvidaron el momento cuando fueron llamados por Jesús. Así pasa con nosotros.
Jamás nadie habla con Dios y lo encuentra ocupado: No tengas dudas, para Él eres valioso/a y Él te ama.
Es Jesús quien pone calma aún en las tempestades más difíciles.
Dar y ayudar a otros es devolverle a Dios parte de lo que Él nos da.
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