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Armado caballero

Lo humano es la herencia de Adán, creado del polvo de la tierra, terreno. Lo divino es celestial, del cielo, de donde vino Cristo, que a través de la conversión nos trasmite una imagen espiritual, celestial.

EL PUNTO EN LA PALABRA AUTOR 89/Juan_Antonio_Monroy 11 DE JULIO DE 2024 17:44 h
Imagen de [link]Tungsten Rising[/link], Unsplash.link], Unsplash.

Una calurosa mañana del mes de julio Don Quijote reunió todas sus armas, subió sobre su caballo Rocinante, embrazó su adarga, tomó su lanza y por la puerta falsa de un corral salió al campo con grandísimo contento y alborozo por ver con cuanta facilidad había dado principio a su deseo.



«Mas apenas se vio en el campo, cuando le asaltó un pensamiento terrible, y tal, que por poco le hiciera dejar la comenzada empresa; y fue que le vino a la memoria que no era armado caballero, y que, conforme a la ley de caballería, ni podía ni debía tomar armas con ningún caballero; y puesto que lo fuera, había de llevar armas blancas, como novel caballero, sin empresa en el escudo, hasta que por su esfuerzo la ganase. Estos pensamientos le hicieron titubear en su propósito; mas pudiendo más su locura que otra razón alguna, propuso de hacerse armar caballero del primero que topase». (El Quijote, capítulo 2, primera parte).



Mientras caminaba el flamante aventurero hablaba consigo mismo. Cide Hamete afirma que iba ensartando disparates, todos al modo de lo que sus libros le habían enseñado, imitando en cuanto podía su lenguaje. Iba atento por si descubría algún castillo o algún majado de pastores donde recogerse y remediar las urgencias del estómago, pues iba muerto de hambre. La suerte le favoreció. No lejos del camino por donde iba vio una venta, que fue como si viera una estrella. Apretó la marcha y llegó a ella antes de que anocheciera. La mente aturdida de Don Quijote imaginó que la venta era un castillo con sus cuatro torres y chapiteles de reluciente plata. Era el poder imaginativo, que en el Caballero tenía más imperio que la realidad.



En aquel punto salió el ventero, quien por ser muy gordo era muy pacífico. Viendo aquella figura contrahecha, armada de armas tan desiguales, determinó de hablarle comedidamente, y así le dijo: «Si vuestra merced, señor caballero, busca posada, amén del hecho (porque en esta venta no hay ninguno), todo lo demás se hallará en ella en mucha abundancia».



Viendo Don Quijote la humildad del ventero, que a él le pareció alcalde de la fortaleza, respondió: «Para mi, señor castellano, cualquier cosa basta, porque mis arreos son las armas, mi descanso el pelear».



Pensó el ventero que el haberle llamado castellano era por creerle de Castilla, cuando en realidad era andaluz, de Sanlúcar de Barrameda, en la provincia de Cádiz.



Llegada la hora de la cena el ventero puso la mesa a la puerta de la venta, al aire libre. Llevó a Don Quijote una porción de mal cocido bacalao y un pan tan negro y mugriento como las armas del Caballero. «Era materia de grande risa verle comer, porque, como tenía puesta la celada y alzada la visera, no podía poner nada en la boca con sus manos si otro no se lo daba y ponía, y ansi, una de aquellas señoras servía deste menester. Más el darle de beber, no fue posible, ni lo fuera si el ventero no horadara una caña, y puesto el un cabo en la boca, por el otro le iba echando el vino. Mas lo que más le fatigaba era el no verse armado caballero, por parecerle que no se podría poner legítimamente en aventura alguna sin recibir la orden de caballería».



Fatigado por este pensamiento, después de la cena llamó al ventero, y encerrándose en la caballeriza «se hincó de rodillas ante él diciéndole: No me levantaré jamás de donde estoy, valeroso caballero, fasta que la vuestra cortesía me otorgue un don que quiero pedirle».



El ventero, que vio a Don Quijote a sus pies, estaba confuso, mirándole, pidiéndole que se levantase, que le otorgaría el don que deseaba. Contento con ello, Don Quijote le explicó: «El don que os he pedido y de vuestra liberalidad me ha sido otorgado, es que mañana me habéis de armar caballero, y esta noche, en la capilla deste vuestro castillo, velaré las armas».



El ventero, que como queda dicho era un poco socarrón, por tener que reír aquella noche determinó de conceder a Don Quijote el don que le pedía. Le dijo que en aquel castillo no había capilla, pero que podía velar las armas en un patio del castillo. Así lo hizo. Recogió todas sus armas y las puso sobre una pila que junto a un pozo estaba. Luego con gentil continente inició un paseo por delante de la pila, siendo ya noche cerrada.



En mala hora lo hizo. Uno de los arrieros que pernoctaban en la venta acudió a la pila y apartó las armas del lugar. Visto por Don Quijote alzó la lanza con las dos manos y dio al arriero un golpe en la cabeza que le derribo al suelo maltrecho. Hecho esto recogió las armas y tornó a su paseo. Llegó otro arriero con la intención de dar agua a sus mulos y, como hizo el anterior, apartó las armas de la pila de mala manera. Don Quijote alzó otra vez la lanza y le abrió la cabeza por cuatro. «Los compañeros de los heridos, que tales cosas vieron, comenzaron a llover piedras sobre Don Quijote. La intervención del ventero le libró de males mayores».



Llegó la hora de ser armado caballero. Cide Hamete el moro lo cuenta así: «El ventero se vino adonde estaba Don Quijote, al cual mandó hincar de rodillas; y leyendo en su manual, como que decía alguna devota oración, en mitad de la lectura alzó la mano y diole sobre el cuello un buen golpe, y tras él, con su misma espada, un gentil espaldarazo, siempre murmurando entre dientes, como que rezaba».



Una de las mujeres presentes le ciñó la espada con desenvoltura, al tiempo que le decía: «Dios haga a vuestra merced muy venturoso caballero y le dé ventura en lides».



Con esa ceremonia, que se desarrolló entre risas y burlas de los presentes, quedó armado Caballero Don Quijote.



¡El, Caballero de la Triste Figura y Caballero de los Leones, nombrado Caballero por un ventero gordo nacido en la provincia de Cádiz, con ayuda de una meretriz!



En el prólogo a la primera parte del Quijote Cervantes dice que no debe mezclarse lo humano con lo divino «que es un género de mezcla de quien no se ha de vestir ningún cristiano entendimiento».



Enteramente de acuerdo. Lo humano es la herencia de Adán, creado del polvo de la tierra, terreno. Lo divino es celestial, del cielo, de donde vino Cristo, que a través de la conversión nos trasmite una imagen espiritual, celestial.



Dando por sentado todo lo anterior, ¿se me permitirá comparar en un solo punto a nuestro Don Quijote con el Moisés bíblico?



Don Quijote quería ser armado Caballero para llevar a cabo la misión que se había impuesto, andar por el mundo enderezando entuertos, socorriendo viudas, amparando doncellas y favoreciendo casadas, huérfanos y pupilos y resucitar la andante caballería.



A Moisés se le encomendó otra misión aún más difícil: Sacar al pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto y conducirlo por el desierto a lo largo de cuarenta años, hasta vislumbrar la tierra prometida.



Moisés, hijo de padres hebreos y adoptado por la hija del Faraón de turno, era extremadamente culto, educado en toda la sabiduría de los egipcios, que era mucha, abarcando todos los planos de la ciencia y entendido en cuestiones militares.



Un día Moisés observó cómo un egipcio maltrataba a un hebreo y le saltó la vena judía, matando al egipcio.



Por miedo al Faraón, quien ordenó matarlo, huyó a tierra de Madian, al noroeste del desierto de Arabia, no lejos de Egipto. Allí contrajo matrimonio con Séfora, hija de un importante sacerdote y político de Madian.



Estando apacentando las ovejas de su suegro, Jetro, oyó una voz del cielo. Era la voz del Señor de todas las ventas y de todos los castillos, Jehová. No le pedía que saliera en busca de aventuras ni a enderezar entuertos. La misión encomendada era regresar a Egipto, enfrentarse al Faraón para que dejara en libertad al pueblo judío y preparar a este pueblo para la salida de Egipto, camino de la tierra prometida.



En cierto sentido, Moisés fue un Quijote puramente religioso.



 



 



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