La resistencia social y religiosa a los nuevos libros de texto gratuitos en México

Ahora que ha dado inicio el nuevo ciclo escolar de la educación básica en todo el país, es el momento de hacer un balance acerca de lo acontecido alrededor de la recepción de los libros de texto gratuitos de educación primaria, sobre todo en las franjas más tradicionales de la sociedad mexicana. Combatidos hasta la saciedad desde el anuncio de su publicación y resistidos para su distribución en al menos seis entidades de la República, de un total de 32, han sido objeto de escrutinio y de crítica permanentes.¹ Como parte del proyecto denominado la Nueva Escuela Mexicana, los poco más de 40 libros nuevos, que incluyen los dirigidos a los maestros/as, desarrollan los nuevos planes y Programas de estudio cuya socialización no aconteció en el tiempo señalado, pues se dieron a conocer hace menos de tres semanas. El paquete incluye también los libros de secundaria, que a partir de este año ya no serán producidos por editoriales privadas sino directamente por el gobierno, lo que también ha causado reacciones desfavorables. La acusación central consiste en que estos libros tienen como propósito adoctrinar a los estudiantes para consolidar el proyecto político de la autollamada Cuarta Transformación del régimen actual, además de que tienen tendencias socialistas e intentan imponer los conceptos de la “ideología de género” y despertar a la sexualidad temprana de los alumnos/as.²

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La Asociación Nacional de Padres de Familia (ANPF), creada en 1917, muy relacionada con la Iglesia Católica, solicitó legalmente detener la distribución de los materiales didácticos y contó con el apoyo de mandatarios estatales de oposición al gobierno federal. A esta organización se ha sumado el Frente Nacional por la Familia El ataque más altisonante fue el que protagonizó Televisión Azteca, que en todos sus canales ha señalado que los libros promueven el “virus del comunismo”, además de la llamada ideología de género y temas de sexualidad que, en su opinión, no deberían divulgarse entre los estudiantes de primaria. Asimismo, luego de que desde antes de que la Secretaría de Educación Pública (SEP) colocase los libros en internet, se filtraron diversas páginas que mostraban algunos errores ortográficos y de contenido que han causado la mayor indignación y enojo.³

Ciertamente, los nuevos libros enfatizan reiteradamente el aspecto comunitario del aprendizaje a fin de contrarrestar las desmedidas tendencias individualistas y dirigidas a fomentar la competencia entre los alumnos/as, propias del neoliberalismo según la interpretación del discurso oficial. Otro problema que se ha destacado ampliamente es la sustitución de asignaturas o materias por los llamados Campos formativos (Lenguajes, Saberes y pensamiento científico, Ética, naturaleza y sociedad, De lo humano y comunitario), que engloban de forma transversal los contenidos e incluyen los temas tradicionales de matemáticas, español, historia, biología, geografía y las demás áreas de estudio. Si a eso se agrega el irrestricto apoyo de algunos prelados y sacerdotes católicos que abiertamente se han manifestado en contra de los nuevos libros, se puede apreciar el grado de polarización social que se ha registrado en las últimas semanas.⁴

Una muestra de dicha cerrazón son las afirmaciones del arzobispo de. Morelia, Carlos Garfias Merlos, quien abiertamente afirmó que no los ha leído, ni los leerá porque son “ideologizantes” (sic).⁵ El semanario católico Desde la Fe ha incluido varios artículos críticos, entre ellos uno del P. Eduardo Hayen Cuarón, quien afirma: “Cuando uno revisa los nuevos libros de texto de la Secretaría de Educación Pública, se descubre rápidamente ese tipo de hombre que se quiere formar: el hombre revolucionario que lucha por abolir las clases sociales y la familia natural”.⁶

[photo_footer]Portadas de los libros gratuitos.[/photo_footer]

Con ello se ha querido crear un ambiente de linchamiento social para expresar el rechazo de los libros que ha llegado, incluso, a la quema de paquetes en Chiapas, por parte de grupos evangélicos indígenas.⁷ En ese ambiente religioso la situación no ha sido muy diferente, pues en algunos espacios se han expresado posturas similares de no aceptación de los materiales, como sucedió en Saltillo, Coahuila (norte del país), en donde la Alianza de Pastores redactó un comunicado para oponerse a ellos. La Iglesia Nacional Presbiteriana, a su vez, difundió un documento en el que también expresa su oposición a los materiales.⁸ Incluso algunos ministros de culto han colocado en las redes sociales unas “guías” para padres de estudiantes que les ayuden a “contrarrestar las falsas ideologías y la distorsión de la sexualidad” que contienen según su perspectiva religiosa, y a encontrar “los temas que promueven ideas y prácticas contrarias a la Palabra de Dios”.

El director general de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga Navarro, es señalado como el responsable directo de esta nueva generación de libros y ha sido muy criticado por incluir en los libros para los maestros (Un libro sin recetas) citas directas del pedagogo brasileño Paulo Freire y otros autores identificados como socialistas. Los conductores de noticias acusaron que este autor era marxista y que ya está “fuera de época” pues su trabajo se remonta a los años sesenta del siglo pasado, precisamente cuando apareció la primera generación de libros de texto gratuitos durante el gobierno de Adolfo López Mateos.⁹ En aquella época, la ANPF también salió a la calle para manifestar su rechazo, en algo que ahora se repitió hace pocos días cuando en 20 ciudades hubo expresiones similares, aunque con grupos muy reducidos de personas. Entre sus señalamientos destacaron “el argumento de que buscan ‘proteger la inocencia de los niños y niñas y evitar que se les lave el cerebro’. […] ‘Ciencia sí, ideología no’, ‘Queremos libros útiles, no inútiles’, ‘Educación laica sí, doctrina no’, ‘No a la ideología de género, con mis hijos no te metas’, ‘Nuestros niños no necesitan el Kamasutra’, fueron algunas de las consignas que gritaron los inconformes”.¹⁰

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Ante el extendimiento de la polémica, el gobierno federal decidió hacer explicaciones vespertinas desde el Palacio Nacional, la primera de las cuales, el 8 de agosto, contó con la presencia de Arriaga Navarro, quien afirmó que “las modificaciones que se han implementado no son un capricho de los funcionarios, sino una evolución sustentada en reformas legislativas, como la modificación del artículo tercero constitucional y la Ley General de Educación”. La titular de la SEP, Leticia Ramírez Amaya, subrayó que los libros “tuvieron el amplio consenso de padres de familia, maestros y especialistas en materia educativa, con lo que desmintió las versiones en el sentido de que esos sectores no fueron consultados”.¹¹ Y agregó que “con este amplio consenso social, ahora el aprendizaje de los niños y adolescentes tendrá como contexto la ‘situación comunitaria’ en la que se desenvuelven”.

En otra conferencia vespertina, el Dr. Ángel Díaz Barriga, especialista de la UNAM, detalló los aspectos pedagógicos en los que los nuevos materiales representan un avance para la educación básica y aclaró algunas dudas importantes: “Dicen ‘es que no hay matemáticas’ [...] no es que no existan las matemáticas, es que las matemáticas están presentadas en torno la vida del niño y esto es lo importante atender. No es que las disciplinas no estén, lo que pasa es que le dimos vuelta al plan de estudios. En vez de que la disciplina sea lo que aparece, lo que aparece es el problema de la vida y desde el problema de la vida cotidiana se trata de ver cómo la disciplina se vincula”.¹²

Algunos especialistas en pedagogía, como Gilberto Guevara Niebla, exsubsecretario de Educación Básica a inicios de este sexenio, han observado lo que consideran el trasfondo más grave de la redacción y producción de estos materiales. En su opinión, lo que está en juego es algo más grande y hasta peligroso: “En esta época moderna se le quiere enseñar al niño a preguntarle a las nubes, a los rayos, a las montañas, a las tormentas. Esto ilustra la filosofía que ordena esta pedagogía, que tiene en el fondo la perversa intención de desmontar nuestra cultura moderna, democrática, universal, cosmopolita, nacional. Y en su lugar lo que reivindica es la cultura de las comunidades, de los indígenas, de los campesinos pobres, de los barrios populares de las ciudades. Esa cultura es la que van a asimilar nuestros hijos en los próximos libros de texto, si dejamos que estos orienten nuestra educación”.¹³ No deja de llamar la atención una opinión así de extrema.

[photo_footer]Explicación del doctor Díaz Barriga.[/photo_footer]

Bernardo Barranco enfocó más directamente la reacción de los sectores más tradicionales de la iglesia católica. Su conclusión es bastante terminante. “El actual debate va más allá de lo educativo. Se coloca en el ámbito de lo político. Los partidos de oposición, opinadores, la Iglesia y la derecha aplican un discurso deconstructivo. El objetivo no es la formación educativa de los niños, sino golpetear a la 4T. La motivación de revancha anima a sectores de la Iglesia y de la extrema derecha. La Iglesia ha perdido la hegemonía de ser educadora de la niñez y anhela que no sea el Estado, pues éste impone una verdad oficial por encima de todos los preceptos religiosos y morales de la Iglesia”.¹⁴

Bien vale la pena terminar esta nota con una cita amplia de la psicoterapeuta Adriana Hoyos, quien de manera más ecuánime, y luego de revisar los materiales en cuestión, esbozó un análisis sumamente atendible:

Las miradas superficiales y cortas de los eternos detractores no van al fondo de los enfoques de aprendizaje que se utilizan. Acusan anacronismo donde hay innovación, adoctrinamiento donde hay recuperación del pensamiento crítico y desprecio de las ciencias donde se pone en práctica la indagación y la resolución de problemas a partir de conocimientos transversales. Critican que no haya libros específicos por materia (español, historia, ciencias naturales, matemáticas, etc.) sin apreciar el modelo de transversalidad educativa que facilita el aprendizaje situado, la investigación y la aplicación de conocimientos, lo que deriva en una mejor preparación de los alumnos para los retos y desafíos de la vida real, que carece de “departamentalización temática”. Ya no se segmentan áreas de conocimiento para enseñarlas como lo que tradicionalmente se llamaba “materias”, sino que se busca indagar activamente sobre ejes que las conectan entre sí para lograr una mejor integración del aprendizaje, incorporando al mismo tiempo valores cívicos y éticos para desarrollar una nueva relación entre escuela, comunidad y el entorno social y ambiental. Para ejemplo, las imágenes en este post. Son del libro de 5º de Proyectos Escolares. Como este ejemplo, hay decenas.¹⁵

Indudablemente, el debate continuará, sobre todo con el uso inmediato de los materiales, que es en donde se apreciarán mejor sus alcances y limitaciones, además de aquellos aspectos que necesitan ser mejorados. Las cuestiones ideológicas que están en luego, especialmente en tiempos electorales, seguirán dando pie a los críticos superficiales para no ir al fondo del asunto. Pero quienes deseen conocerlos con menos prejuicios, harán las mejores observaciones y sugerencias.

Notas