Un fragmento de “La Biblia y su mensaje: Esdras a Job”, de Pedro Puigvert (Unión Bíblica, 2010). Puede saber más sobre el libro aquí.

Esdras y Nehemías

Introducción

En las versiones de la Biblia en castellano, ambos libros aparecen por separado entre los libros históricos después de 1º y 2º de Crónicas, aunque desde tiempos antiguos las autoridades rabínicas los consideraban como una sola composición. Es en la era cristiana cuando se separan en dos obras según una mención hecha por Orígenes. En el canon hebreo forman parte de la tercera división del A T, los Escritos, y están colocados antes de los libros de Crónicas a pesar de que su contenido sigue cronológicamente a éstos. La división en dos libros no podemos encontrarla en una Biblia hebrea hasta el siglo XV d. C. y las notas y comentarios de los masoretas que normalmente aparecen a continuación de cada libro, se omiten después de Esdras 10:44 y en cambio están puestos al final de Nehemías indicando así que se ha terminado la obra. El contenido confirma esta hipótesis ya que las memorias de Esdras de los capítulos 7 a 10 se completan en Nehemías 8 a 10. Por todo lo expuesto nosotros los examinaremos en conjunto.

1. Nombre, autor y fecha

Los nombres de los libros están tomados de los personajes principales de ambas obras. Con respecto al nombre de Esdras hay alguna confusión porque también un libro apócrifo se denomina igual. En la Septuaginta lleva la designación Esdras deuteron y en la Vulgata Primer libro de Esdras. En cuanto a Nehemías, aparece el mismo nombre en la Septuaginta, pero en la Vulgata se le designa como Segundo libro de Esdras.

En relación a la autoría, debemos ir por partes. 1) Aunque el libro de Esdras no menciona que sea una obra escrita por él, sin embargo, tradicionalmente se le considera el autor por razones justificadas. Parte del capítulo 7 y siguientes está escrito en primera persona del singular. Y sobre esta base es posible que le añadiera información de otras partes. Según Young “el libro lleva las marcas de unidad y si las secciones son la obra de Esdras, también parece que esto implica que el resto también lo es”. Evidentemente, la crítica racionalista no admite este argumento, porque para ella el autor es un desconocido “Cronista” que en base a diversas fuentes hizo una recopilación años más tarde de los acontecimientos que narra. 2) El autor del libro de Nehemías fue él mismo porque también usa el pronombre en primera persona y su obra complementa la de Esdras. Pero para los críticos es considerada como la última parte de la composición histórica del laborioso y anónimo “Cronista”, cuyos argumentos no discutimos aquí por sobrepasar el objetivo de este comentario.

Esdras ejerció su ministerio durante el reinado de Artajerjes (465-424 a. C.). El papiro Elephantine datado en el 408 a. C. menciona a ambos y a Johanan y Sanbalat, sumo sacerdote y gobernador de Samaria respectivamente. Este Johanan era nieto de Eliasib que hallamos en Neh. 3:1, 20 y Nehemías fue a Jerusalén en el año vigésimo y en el trigésimo segundo de Artajerjes I. Como Esdras fue a Jerusalén antes que Nehemías en el séptimo año de Artajerjes, podemos concluir en que la fecha de este acontecimiento es el 458 a. C. y la fecha en que fueron escritos ambos libros podemos situarla unos años después de esta última. […]

CRONOLOGÍA DEL PERÍODO POSTEXÍLICO

2. Trasfondo histórico

Cuando Nabucodonosor emprendió la conquista de Judá, llevó al pueblo al cautiverio babilónico en tres etapas, 606 a. C., 597 a. C. y 586 a. C., año en que fue destruido el templo de Jerusalén. Curiosamente el regreso del exilio se llevó a cabo también en tres tiempos. El primer retorno tuvo lugar poco después de que Ciro conquistara Babilonia en el 538/537 a. C. (Esd. 1:1), el cual fue dirigido por Sesbasar (Esd. 1:8). El segundo retorno se efectuó unos ochenta años más tarde, en el séptimo año del rey Artajerjes Longimano, el 458 a. C. (Esd. 7:7) bajo la dirección de Esdras. El tercer retorno se produjo trece años después, en el vigésimo año del mismo rey, el 445 a. C. (Neh. 2: 1) bajo el mando de Nehemías. […]

Esdras 1:1-11- Un nuevo comienzo para Judá

Cuando Ciro conquistó Babilonia, tomó las medidas oportunas para permitir el regreso a su tierra de las distintas naciones que habían sido deportadas por los caldeos y que residían en el Imperio. Entre ellos estaba el pueblo de Judá al que se le dio la oportunidad de restablecer su vida nacional y religiosa en Jerusalén.

La providencia divina, vv. 1-2. Detrás del decreto de Ciro autorizando el retorno de los judíos que quisieron volver a su tierra se hallaba la soberanía de Dios que hizo que se cumpliera la profecía de Jeremías en la que había anunciado que el exilio duraría setenta años. Desde la primera deportación en el 606 a. C. hasta el regreso en el 536 a. C. transcurrieron exactamente setenta años. El Señor de la historia quita y pone reyes de acuerdo con sus propósitos soberanos (Dn. 2:21). Por la referencia a Dios que hace Ciro, puede dar la impresión que adoraba a Yahweh, pero la realidad era otra. Cita al Dios de Israel porque el mensaje iba dirigido a los judíos, pero en otros documentos de la época atribuía sus victorias a Marduc el dios babilonio o a Sin el dios-luna. En realidad, su benevolencia hacia Judá y los otros pueblos tenía su origen en una estrategia política de favorecer a todas las religiones del vasto país que había conquistado.

El objetivo del regreso, vv. 3-4. Los judíos debían regresar a Jerusalén con el objetivo principal de reconstruir el templo en conformidad con la orden dada por Dios a Ciro y los mandamientos del Señor no se discuten. Todos los judíos que habitaban en el Imperio fueron invitados a participar en la edificación de la casa de Dios como un servicio de amor, pero los que habían decidido quedarse tenían el privilegio de contribuir con sus bienes materiales de manera voluntaria para el mismo fin. En la edificación de la casa de Dios que es la iglesia del Dios viviente podemos contribuir dando de nuestro tiempo, esfuerzo o dinero. Quizá eso último sea lo más fácil hoy al vivir instalados en nuestras comodidades y guardar las fuerzas y el tiempo para nosotros en lugar de ofrecerlos al Señor.

El regreso del pueblo, vv. 5-11. Cuando llegaron a Babilonia lo hicieron con las manos vacías, humillados por la derrota y en la condición de deportados. Pasado el exilio, van a regresar enriquecidos por las ofrendas de sus conciudadanos paganos entre los que habían habitado durante setenta años y también de sus propios hermanos que no se habían decidido a volver con ellos a Jerusalén. Estamos ante un hecho que es una repetición de lo acontecido cuando salieron de Egipto (Ex. 12:35-36), con la diferencia que aquí se trata de ofrendas voluntarias y no del despojamiento de los babilonios por los judíos. Ciro les entregó también los utensilios del templo que estaban guardados en la casa de los dioses como botín de guerra y signo religioso de la conquista según costumbre de la época (2 Cr. 36:7, 10, 18). El número de ellos era significativo y su entrega un paso importante para restablecer el culto a Dios. Esto nos lleva a pensar que a causa de su infidelidad, Judá había abandonado un tesoro al mundo en lugar de ser usado para la gloria de Dios. Cuando la iglesia se aviva, las riquezas que estaban dormidas para Dios, encuentran el lugar apropiado para ser usadas.

Esdras 2:1-70- Relación de los cautivos que volvieron a Jerusalén

El registro minucioso de los nombres de las casas familiares, juntamente con el número de personas de cada una de ellas que regresaron, tiene un valor histórico considerable y es una demostración de la importancia que tenían en Israel las genealogías. Además, en este caso, la lista la encontramos repetida en Neh. 7:6-69 con ligeras variantes. Por ejemplo, no coincide el número de cantores. El hecho de estar duplicada en las Escrituras y en una misma obra señala el valor tan especial que tenía tanto para los judíos como para Dios que ha querido que se conservara en su revelación, ya que como pastor de su pueblo no sólo conoce a sus ovejas sino que las llama por nombre (Jn. 10:3).