Con entrañable afecto, gratitud y reconocimiento para Mariano y Rosy,

en ocasión de su jubilación del Seminario Teológico Calvino, Grand Rapids, Michigan

En mi propia experiencia como pastor, educador y también en la capacitación de otros para diversos ministerios, descubrí que hay tres herramientas sine qua non para un ministerio significativo en nuestro mundo complejo: un conocimiento sólido y amor por las Escrituras, un lenguaje reformado bien articulado. visión del mundo y de la vida, y una buena comprensión de las realidades culturales, sociales y políticas que queremos transformar para que puedan expresar el Señorío de Jesús sobre toda la creación. Estoy convencido de que los dones de Dios para su Iglesia son líderes y siervos/as bien equipados que guiarán y entrenarán al pueblo de Dios para el servicio en un mundo que necesita urgentemente la salvación, la justicia, la reconciliación y el shalom.¹

M.Á.A.

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Resulta un tanto complicado, pero al mismo tiempo grato y sustancioso, tener que decir unas palabras en honor de alguien tan significativo en la vida como lo es el Dr. Mariano Ávila Arteaga (exegeta, pastor, sociólogo, traductor, docente, investigador…), a quien conocí hace casi 40 años en las aulas del Seminario Teológico, en donde recibí los rudimentos de la fe eminentemente reformada (viniendo de un genuino practicante de la misma, artesano y poeta de la paz, como tan frecuentemente brota de sus labios) en la lectura seria y en la interpretación sólida de las Sagradas Escrituras. Decirlo así puede sonar como algo meramente académico y, en más de un sentido, no hace justicia a lo que ha representado su persona, su enseñanza, su amistad y extraordinaria generosidad durante todo este tiempo en que ha sido posible compartir con él y su familia (que ya es nuestra). Recorrer nuevamente ese camino con la memoria atenta representa ir hasta el inicio mismo de la formación bíblico-teológica básica que marcó para siempre lo que vendría posteriormente. Lo primero fue el conocimiento del griego neotestamentario, la introducción a cada libro del N.T., los ejercicios de exégesis (particularmente de Mateo y Apocalipsis: la comida de fin de cursos en el segundo caso resultó inolvidable) y, finalmente, el abordaje inicial de la ética también de la segunda parte de la Biblia. Fueron años reveladores, iluminadores y hasta deslumbrantes, en los que su erudición creciente nos abrió rutas de pensamiento cristiano que no imaginábamos lo suficiente. Con ese equipaje fue posible acometer las tareas eclesiales, pastorales y, posteriormente, docentes, en las que nos volvimos a encontrar, y especialmente a la hora de redactar el estudio de graduación básica guiado paciente y magistralmente por él, en 1995, cuando ya había regresado de sus estudios doctorales en Filadelfia (por cierto: sigue pendiente la publicación de esa tesis…).

[photo_footer]Mariano y Rosy Ávila en un acto para estudiantes hispanos.[/photo_footer] 

Coincidir con él, entonces ya en ese otro plano personal como parte de la facultad, nos permitió profundizar en la amistad que llegaría a un notable grado de confianza, de tal manera que al voltear la vista atrás fue posible integrarse a profundos niveles de diálogo, por lo inesperados, edificantes y críticos. Acompañarlo en su segundo doctorado en la UAM-Xochimilco (https://repositorio.xoc.uam.mx/jspui/handle/123456789/1596) resultó ser otra experiencia de conocimiento en el que los intereses comunes (ahora hacia el tema político-religioso) nos abrieron otra veta de intercambio que ha continuado sin tregua. El apoyo mutuo, en esa ocasión y en tantas otras, la lectura y recomendación de materiales afines a nuestros gustos y preocupaciones son una constante en el trato siempre cercano a pesar de la distancia física. La divulgación de su producción (comenzando con Historia social y política de la iglesia evangélica en México en perspectiva bíblica, 1991, hasta llegar a su comentario a los Efesios en dos ediciones y dos volúmenes [2008, 2018], sin olvidar los excelentes manuales La comunidad en que vivo, 1992, Conversión y discipulado, 1993, Análisis exegético de los Evangelios, 2000, y La predicación expositiva, 2002, ni Entre Dios y el César: líderes evangélicos y política en México, 2008²) y de sus tareas ha estimulado a muchas personas a conocer sus valiosos énfasis bíblicos, teológicos y pastorales. Inolvidables fueron, en ese sentido, sus colaboraciones en el Jubileo por los 500 años de Juan Calvino y su participación en el programa radiofónico Religiones del Mundo en febrero de 2009, así como lo fue la presentación de su tesis doctoral en la Librería Maranatha del Centro Histórico de la Ciudad de México con la presencia de su admirada Evangelina Corona y Roberto Blancarte. No exagero al decir que fueron momentos apoteósicos, lo mismo que sus conferencias en Chile sobre calvinismo (“El acento latinoamericano de nuestra identidad Reformada”, en el nivel institucional más alto), o sus clases en diversos países, como Indonesia y muchos más.³

Sus visitas periódicas han sido y siguen siendo siempre ocasión para el reencuentro afectuoso, hasta el punto en que, cuando nuestras familias se acercaron y las reuniones se convirtieron en auténticos oasis dominados por la conversación y la confidencia, hemos llegado a profundizar de una manera que la vida misma se aprecia de un modo muy diferente. Al mismo tiempo, se ha vuelto una muy sana costumbre, en cualquier acercamiento a la carta a los Efesios (¡que conoce de memoria en su idioma original!), citarlo indefectiblemente una y otra vez, a fin de dar a conocer la labor de quien, sin duda alguna, es uno de los mejores exegetas evangélicos (y reformados-presbiterianos) que ha producido este país, a contracorriente de toda esa masa dominada por la ignorancia y el dogmatismo que ha enviado al exilio a nuestros más grandes valores. Verlo partir fue doloroso, pero al mismo tiempo, sumamente esperanzador por causa de la certeza de que desarrollaría la gran tarea que ahora celebramos y festejamos tan sinceramente. Es preciso saber que su trabajo interpretativo y teológico se ha consolidado con el tiempo y aún está por conseguir mayor proyección, tal como lo manifiesta también su labor como traductor, promotor y responsable de los ministerios hispanos en el Seminario Calvino.

Por todo ello, estar a su lado en esta ocasión tan significativa viene a reafirmar que, cuando los caminos del conocimiento adquieren el tono de la amistad, el afecto, la confianza y la gratitud, la existencia humana de fe puede convertirse en una verdadera concentración de emociones imprevistas, pero vividas en un auténtico kairós personal y colectivo. Haber recibido su estímulo intelectual, teológico y espiritual no es poca cosa para el autor de estas líneas, quien le debe mucho más que sólo enseñanzas formales. Se puede afirmar, completamente sin ambages, que Dios nos conduce por senderos que solamente Él en su infinita gracia tenía preparados para construir, levantar, sostener y afirmar que su Reino se realiza siempre con acciones concretas, con relaciones directas entre personas que, al entretejer sus vidas, pueden derivar en lazos de hermandad y compañerismo que no se romperán jamás. Que Dios reciba toda la honra y la alabanza por lo que se ha dignado hacer en la vida de su siervo Mariano Ávila Arteaga, junto con Rosy, su amada esposa, “su cómplice y todo”, como bien escribió el uruguayo Mario Benedetti.

Cor meum tibi offero, Domine, prompte et sincere (Juan Calvino). “Den gracias a Dios en cualquier circunstancia. Esto es lo que Dios espera de ustedes, como cristianos que son” (I Tesalonicenses 5.18).

Algunas palabras de reconocimiento

Agradecida a Dios y a usted por la experiencia tan grata de haber sido su alumna y de haber tenido la oportunidad de aprender de usted sobre “Biblia y Liturgia”. Gracias, muchas gracias, Doctor. Judith Coronel

Hola, mi querido profesor y amigo. El Señor me permitió ser su alumno en el STPM, lo recuerdo con mucha gratitud por lo aprendido en las horas de clase, bien de griego, Nuevo Testamento, Teología Bíblica u otra materia. Gracias por su vida y ministerio que ha influido en mi vida y ministerio, el Señor sea con usted y su apreciable familia en los diversos momentos que nos lleva la vida, un fuerte abrazo y mi más sincero reconocimiento. Samuel Cruz

Muchas felicidades a los dos por la larga travesía. Gracias por la generosidad de compartir el conocimiento y la experiencia en el ministerio y la teología. Que todo lo sembrado siga dando su fruto en todos los lugares en que han sembrado en Estados Unidos, México y muchos otros espacios bendecidos por su generosa tarea de enseñar.

Israel Flores Olmos

[photo_footer]El Dr. Mariano Ávila presentando una charla.[/photo_footer]

Muchas felicidades, que el andar juntos siga siendo de bendiciones. Hugo Gallardo Duarte

Felicidades, Dr. Mariano Ávila. Gracias por ser mi maestro en el Seminario Teológico Presbiteriano de México en 1982 a 1986. Dios en su misericordia le conceda mucha vida junto con su esposa Rosy y que sigan enseñando. Bendiciones.

Juan José Hernández García

Felicidades por su generosidad y liderazgo teológico que impactó muchos pastores para servir de una manera profesional y profundamente humana e intelectual, pues nos inspiró a tener una constante preparación y nunca dejar de estudiar. Le agradezco muchísimo su apoyo y pasión por servir como una pastor y académico. Muchas gracias por tanta imaginación; su vida nos ayuda a seguir soñando con innovación y creatividad. Y, sin lugar a dudas, su amable esposa Rosy, tanto esposa como teóloga, ha sido un sólido apoyo para bendecir a muchos jóvenes que ahora lideran iglesias. Gracias a ambos por ser de gran bendición. Felipe Martínez M.

Estimado hermano, aprecio en gran manera todo lo que Dios le ha permitido sembrar, cultivar, cuidar y cosechar durante su ministerio docente. Gracias por lo recibido de su parte, que hasta hoy sigue dando fruto. El Señor le guíe en una etapa más para su vida y ministerio. ¡Muchas felicidades! José Luis Miranda Montoya (Licho)

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¡Muchas felicidades Rosy y Mariano Ávila! Su ministerio ha dejado huella en muchos de nosotros. Han modelado y facilitado el camino para otra generación sigamos sirviendo con compromiso a nuestro Dios y su pueblo.

Rosa Miranda

¡Muchas felicidades por llegar a esta etapa del camino con la ayuda y por la gracia de Dios! Gracias por su invaluable servicio a la educación teológica, a las comunidades de fe en Estados Unidos, México, y muchos otros lugares, que se han beneficiado directa e indirectamente de su excelente trabajo como profesor y escritor. Su gran humildad, cariño y entrega al servicio del ministerio docente son un gran ejemplo a seguir. Un fuerte abrazo y mis mejores deseos para usted y su compañera de vida. Francisco J. Peláez

¡Muchas felicidades apreciado Pastor Mariano Ávila! ¡Le recuerdo con mucho aprecio y gratitud por los años invertidos en mí y en miles de jóvenes, en nuestra preparación al servicio del Señor! ¡Dios le bendiga! David Ruiz García

Tuve el privilegio de conocer al Hno. Mariano Ávila Arteaga en mis años formativos en el Seminario Teológico Presbiteriano de México. Junto con mis compañeros estudiantes de Teología y de Música Sacra y con la aportación de otros profesores, recibimos no sólo conocimientos sólidos, sino que también recibimos la inspiración para servir con el espíritu y con el entendimiento. Recuerdo cuando incursionamos en el estudio sistemático del Nuevo Testamento o cuando abordamos la Carta de Pablo a los Romanos para aprender los rudimentos de la exégesis y de paso de la hermenéutica. Han pasado casi cuatro décadas y hoy podemos dar gracias al Señor de la mies por la vida de nuestro querido hermano, pastor y maestro. Gracias por su vida Dr. Mariano Ávila Arteaga, gracias por que hoy, al proclamar la Palabra maravillosa de nuestro Dios, desde nuestras trincheras, un poco de su vida y saber se entrega al pueblo del Señor. Mil gracias por su vida y ministerio, Dios lo bendiga con los amados de su corazón. Con mi respeto y admiración.

Héctor Silva Reyes

Notas

1 M. Ávila-Arteaga, en Calvin Theological Seminary. Versión propia.

2 Cf. Rafael Pola, “Del extraño caso de un libro de un teólogo mexicano”, aquí.

3 Cf. El audio “Leer la Escritura y ser leídos por ella”, aquí.