“Los olvidados de la historia”, de Máximo García

Escribir un libro exige tiempo y dedicación. La investigación previa depende del tema. Hay libros que no pueden ni deben escribirse sin una larga investigación antes. Otros no reclaman este trabajo; prescinden de la bibliografía y es suficiente con una escritura de corrido.

Una vez escrito el libro hay que publicarlo. La editorial que lo acepta sabe que editar un libro supone una inversión económica que puede recuperarse o no, dependiendo de las ventas. Algunos son fáciles de vender y se impone una segunda, tercera o décima edición. En estos casos el editor recupera la inversión realizada y obtiene algunos beneficios que también premian a los autores. Hay otros libros que simplemente no salen, como se dice en el argot editorial. El dueño del libro deja de obtener derechos de autor, nada más, pero el editor pierde casi la totalidad del dinero que supuso la edición de la obra.

El autor es un ser impaciente. A la semana de entregar su libro ya está llamando al editor preguntándole cuando sale, sin tener en cuenta que esté trabajando en otros libros que les fueron entregados antes que el suyo. Y cuando tiene el primer ejemplar en sus manos, siguen las preguntas: ¿Cómo va la venta? ¿Cuántos ejemplares han salido? ¿Cuánto me corresponde por derechos de autor? ¿Cuándo me manda la primera transferencia? Conozco el paño. Sé de lo que estoy escribiendo. En Marruecos fundé Editoriales Unidas, que vendía principalmente en la América hispana y en Madrid fundé Editorial Irmayol.

Ahora, cuando algunas editoriales seculares están quebrando, un matrimonio joven ha fundado en Almansa, Albacete, una nueva editorial que lleva el nombre de Sola Fide. El, Rubén Legidos, pastorea en Alicante una congregación de la Iglesia Española Reformada Episcopal, que preside Carlos López. Ella, Sunai Martínez, es de la isla bonita. No pregunten. En el mundo sólo hay una isla bonita: Cuba. Si usted no lo cree, vaya a verla. Sunai es periodista y tiene una buena preparación intelectual. De ellos me preocupa una cosa, están publicando mucho, un libro tras otro, sin tiempo para la distribución. Pido a Dios que no fracasen por generosos.

Ya es tiempo que me ocupe del libro que me he propuesto comentar. Otro más. Máximo García va camino de alcanzar a ese genio de las letras que se llama César Vidal, quien lleva más de cien libros publicados.

En otras ocasiones, al comentar otros libros de Máximo, he escrito una síntesis de su biografía. Ahora no lo hago. Para que el lector sepa quien es el autor que está leyendo voy a reproducir la nota biográfica que figura en la contraportada del libro.

Máximo García Ruíz nació en Madrid, (España) es licenciado en Teología por la Universidad Bíblica Latinoamericana de Costa Rica, licenciado en Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca y doctor en Teología por esa misma universidad.

Profesor de Sociología, Historia de las Religiones e Historia de los Bautistas en la Facultad Protestante de Teología UEBE y profesor invitado de otras instituciones. Pertenece a la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII; es uno de los dos únicos teólogos protestantes españoles incluido en el Diccionario de Teólogos/as Contemporáneos editado por Monte Carmelo en el año 2004, que recoge a nivel mundial el perfil biográfico de los teólogos más relevantes del siglo XX.

Ha sido secretario ejecutivo y presidente del Consejo Evangélico de Madrid y ha publicado numerosos artículos y estudios de investigación en diferentes revistas, diccionarios y anales universitarios. Es autor de 26 libros publicados y otros 11 en colaboración.

Máximo es todo eso. Pero es más que eso. A través de sus libros se ha convertido en un punto obligatorio de referencia para el protestantismo español. La prosa que escribe con pasión cautiva al lector. La fascinación que sigue ejerciendo sus libros se debe, en gran parte, a la multiplicidad de interpretaciones que posibilita. Como puede leerse en la presentación biográfica del autor, García Ruiz es un autor prolífico y versátil, autor de 26 libros originales y 11 en colaboración, libros que incluyen ensayo, historia, poesía, artículos de prensa y relatos cortos. El conjunto de su obra significa, ante todo, un gran esfuerzo en solitario sostenido por la responsabilidad de dejar en papel lo mejor de su pensamiento. El proyecto vital y literario de Máximo se gesta, de alguna manera, como una lucha por superar versiones de la teología bíblica que a él parecen en unos casos inocentes y en otros excesivamente exageradas; o casi, en su crítica negativa.

En fin, los libros de Máximo García ponen de manifiesto una verdad que él mismo lleva escrita en su corazón: la autenticidad de la Biblia. No existe contradicción alguna entre sus 66 libros, sino ¡qué precisión! ¡Qué gloria! ¡Qué divina coordinación! Una idea madre que parte del Génesis y finaliza en el Maestro de Galilea, Jesucristo, Dios con nosotros, Dios encarnado.

Los olvidados de la historia presenta la vida y los hechos de 25 personajes bíblicos, todos ellos del Nuevo Testamento. Son estos: Juan el Bautista, el ciego Bartimeo, Felipe, Zaqueo, Lázaro, Marcos, la Samaritana, el joven rico, María Magdalena, Jairo, Caifás, Poncio Pilato, Barrabás, Judas Iscariote, Simón de Cirene, Nicodemo, Esteban, Timoteo, Bernabé, Febe, Filemón y Onésimo, Priscila y Aquila, Alejandro de Éfeso, Lidia y Dorcas.

Son relatos biográficos que pretenden penetrar hasta lo más hondo posible en la vida psíquica de los personajes. Decía Cicerón que la vida de los muertos consiste en sobrevivir en el alma de los vivos. Es exactamente lo que pretende Máximo, que esos hombres y mujeres muertos hace más de veinte siglos sigan vivos no sólo en el recuerdo, también en el pensamiento, en el alma, en el corazón de cada uno de nosotros. Así lo expresa al introducir las 240 páginas del libro, donde dice: “Lo que se pretende con esta obra es establecer una aproximación a esos personajes que se mueven en la trastienda o, si hemos de expresarnos con mayor propiedad, que forman parte de la intrahistoria, de los que en muchos casos, apenas si conocemos pequeños detalles de su existencia”.

Todo eso lo ha conseguido el autor en éste su nuevo libro que no es cosa muerta, al contrario, es una potencia de vida tan activa como el alma de donde proviene, la de Máximo García Ruiz.

Preciosos dibujos de Rebeca García, hija del autor, ilustran las páginas del libro.