“Memorias”, por Máximo García Ruiz

Teología es la ciencia que trata de Dios y de sus atributos.

Historia es el estudio de los acontecimientos del pasado relativo a los seres humanos y a las sociedades de los pueblos. Máximo García tiene conciencia de teólogo. Conciencia y formación. Ha superado los tres grados académicos en teología: Licenciatura, doctorado y maestría. Lo he escrito en otras letras y lo repito aquí con plena convicción: Máximo García Ruiz es el teólogo más brillante del actual protestantismo español.

El libro que comento no va de teología. Va de historia. El alemán Oswaldo Spengler, en su libro Morfología de la historia del mundo dice que la historia "es expresión, signo y alma hecha forma”.

Sin saberlo ni quererlo, el escritor alemán define el contenido de Memorias. Aquí hay signos de una vida, expresión de una época, alma de acontecimientos vividos y recordados.

Máximo ejerce aquí de historiador. Historiador de su propia vida. Historia y autobiografía, dos nombres con el mismo significado.

La autobiografía es un género muy cultivado, del que se encuentran muchos elementos en la Biblia. En los Salmos de David, en los dos primeros libros de Salomón, en casi todos los profetas. También en epístolas del apóstol Pablo. Y tanto en Fedro como en El Banquete que con La República contiene el núcleo de la filosofía de Platón, hay literatura autobiográfica. Más recientemente el gran Ernest Hemingway, Premio Nobel de Literatura 1954, cuenta parte de su vida y de su trabajo en novelas como Fiesta, La quinta columna, Por quién doblan las campanas, Muerte en la tarde, El viejo y el mar y otras. En la América descubierta por España dos premios Nobel de literatura publicaron sendas obras autobiográficas poco antes de morir: Confieso que he vivido, de Pablo Neruda y Memoria de mis putas tristes, Gabriel García Márquez. Emerson dice que Shakespeare es el único biógrafo de Shakespeare.

Es lo que hace Máximo García Ruiz en su nuevo libro, que hace el número 30. Cuenta lo que ha vivido, lo que ha visto y oído, lo que ha trabajado. Su "Yo" real da paso al "Yo" literario e histórico y nos ofrece una obra engarzada en vivencias de años, autobiografía pura y dura, auténtica autobiografía. Máximo lo resume todo en estas letras: "Los hechos que van configurando nuestra vida terminan formando nuestro perfil, nuestra personalidad. Recordarlos y recrearlos es como volver a vivirlos".

¡Páginas entrañables las de este libro salido de la memoria de su autor! Penetran hasta lo más hondo de la vida psíquica. El apóstol Pablo tuvo la ocurrencia de decir que cuando era niño pensaba como niño. También jugaría como niño. Viejo ya, defendiéndose de la multitud que lo acosaba en Jerusalén, recuerda su infancia y primeros estudios con el gran rabino Gamaliel. Letras autobiográficas.

Máximo tiene otra vida que recordar y que contar. La evoca desde la infancia, cuando nada asombra porque asombra todo, cuando las dos ruedas de la vida son la inocencia y la necesidad de ser amado.

Su excelente libro narra cómo el niño que era fue haciéndose lentamente, construyéndose a si mismo. El autor va contando su vida por etapas. El primer capítulo, como es preceptivo en toda autobiografía, trata de los orígenes familiares, especialmente del padre, guardia del Cuerpo de Seguridad y Asalto en época de la República, condenado a 20 años y un día por los tribunales de Franco, muerto de tuberculosis pulmonar a los 34 años. Recuerdos dolorosos e imborrables. Los buenos recuerdos suelen durar tiempo, pero los malos todavía más. Máximo los vive aún, a sus 81 años. Y los materializa tecleando el libro en el ordenador. Hombre inteligente, sabe que recordar es desandar y volver a contemplar lo que antes se vivió.

Máximo García ha sido considerado liberal. Y de aquí surge la pregunta: ¿Conservador o liberal? La respuesta se encuentra en el mismo libro, donde dice su autor:

"Conservador porque reivindico el valor de la Tradición como soporte de las esencias doctrinales que dan forma a la Iglesia cristiana universal, diversa en sus manifestaciones, pero unidas en Jesucristo. Liberal porque no acepto las formulaciones fundamentalistas que pretenden controlar y, con frecuencia dirigir la acción divina estableciendo fórmulas mediante las cuales administrar la gracia y la intervención del Espíritu".

Un elogio a la prosa de Máximo García por la forma en la que capítulo tras capítulo va detallando los acontecimientos de su larga vida. Toda autobiografía es también historia. La que aquí relata éste gran hombre es preciso leerla con detenimiento y descubrir la fascinación que siente por Jesucristo, por la Biblia, por la teología, por la escritura y por los problemas sociales. Leer el libro de García Ruiz supone conocer el curso de su vida desde el nacimiento al día de hoy, pero también supone entrar en la historia del protestantismo español en aquellos años de intolerancia religiosa y de negación de los derechos más elementales a las personas por reclamar libertad para sus ideas religiosas.

Memorias está ilustrado con 98 fotografías a todo color que reproducen etapas de la vida y de la obra de Máximo. Estas fotografías enriquecen la obra.