Chumacero encuentra su voz desde sus primeros pasos y en ella resuena una sentenciosidad bíblica, bastante insólita en la poesía de lengua castellana que se ha hecho casi siempre de espaldas a la Biblia.
Cuando aún no había flores en las sendas porque las sendas no eran ni las flores estaban; cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas, ya éramos tú y yo. A.C.
Con una celebración unánime por parte de las instancias culturales del país y de los principales suplementos literarios, se han conmemorado los 100 años del nacimiento del poeta Alí Chumacero, nacido en Acaponeta, Nayarit (occidente de México), el 9 de julio de 1918 y fallecido el 22 de octubre de 2010. Reconocido como un auténtico estilista de la palabra, además de un editor y crítico incisivo fue, según palabras de José Emilio Pacheco, “el Juan Rulfo de la poesía mexicana”, dada la intensa escasez de su producción. Sus tres libros, Páramo de sueños (1944), Imágenes desterradas (1947) y Palabras en reposo (1956, 1965) son considerados como auténticas cumbres de la poesía mexicana del siglo XX, al grado de que Chumacero figura al lado de nombres como Alfonso Reyes, Ramón López Velarde, José Juan Tablada, Xavier Villaurrutia, Carlos Pellicer, José Gorostiza, Octavio Paz, Rubén Bonifaz Nuño o Rosario Castellanos. Su Poesía completa apareció en 1980. Los momentos críticos (1987) reúne una selección de sus ensayos y reseñas.
En el Palacio de Bellas Artes, el día exacto del aniversario, se reunieron varios poetas y críticos para conmemorarlo en la mesa denominada Alza la noche el salmo del olvido: “Alí Chumacero está entre los grandes poetas de México”, dijo [José] Francisco Conde y resaltó que el amor fue uno de sus grandes temas: ‘De los poetas amorosos’, él no sigue los ritos del amor cortés. En sus versos parece que juega un poco con nosotros y con él mismo; parece evadir la palabra, la sensación, el cortejo, la posibilidad casi inmediata de aventura o desventura que ocasiona el amor, como sucede desde las primeras líneas de ‘Amorosa raíz’, agregó”.1 Al momento de la aparición de su poesía completa, Evodio Escalante escribió:
De pocas obras en México puede afirmarse que crecen en la medida en que se reducen, que se vuelven tanto más ricas en la medida en que se someten a una desolada limitación que depura sus temas e inmoviliza su lenguaje. La publicación de la Poesía completa de Alí Chumacero nos permite asistir al proceso depurador de una obra solitaria, hermética, que crece para adentro, y que no puede juzgarse por lo que de ella ha aparecido en revistas o antologías. A diferencia de otros autores cuya coherencia sufre con la publicación de la obra completa, la de Alí Chumacero parece estar pensada para esta lectura final, globalizadora, la única que permite apreciar la ensimismada lógica de una poesía autosuficiente, volcada sobre sí misma, y que termina por construir su propio sistema de referencias.2
La ficha de Poesía en movimiento (1966), antología que elaboraron el propio Chumacero, Pacheco, Octavio Paz y Homero Aridjis, es puntual y exacta: “con José Luis Martínez, Leopoldo Zea y Jorge González Durán fundó y dirigió la revista Tierra Nueva (1940-1942). Fue uno de los principales animadores de Letras de México (1937-1947) y El Hijo Pródigo (1943-1946), las dos publicaciones de Octavio G. Barreda en que, puede decirse, comenzó la actual literatura mexicana. En 1949 participó en la fundación de México en la Cultura, el suplemento cultural que Fernando Benítez dirigió hasta 1961; en esas páginas Alí Chumacero publicó semanalmente artículos y notas de crítica literaria. Fue gerente de producción del Fondo de Cultura Económica. Ha preparado y prologado ediciones de Ángel de Campo (“Micrós”), Xavier Villaurrutia y Alfonso Reyes, entre otros”.3 Fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua (desde 1964) y del PEN Club Internacional. Miembro emérito del Sistema Nacional de Creadores de Arte, recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1987. Es famosa su inmensa biblioteca, que ahora puede ser visitada en la Biblioteca México de la Ciudadela en la capital del país.
De Octavio Paz, en el prólogo de Poesía en movimiento, es la siguiente descripción de la obra lírica de Chumacero: “Concentrada, reconcentrada, encerrada en un lenguaje de escamas y suntuosas opacidades, rotas aquí y allá por centelleos, la poesía de Chumacero es una liturgia de los misterios cotidianos: el velorio, el salón de baile, la alcoba de los amantes, el cuarto del solitario. Sitios públicos, sitios secretos, lugares de la infamia o de la consagración. ‘Oficios de luces y tinieblas’, dice Carlos Monsiváis. Yo agregaría otros dos elementos: erotismo y profanación”.4 No es casualidad la cita del autor de Días de guardar, pues él también incluyó a Chumacero en La poesía mexicana del siglo XX, su antología aparecida el mismo año que Poesía en movimiento, y afirmó: “Alí Chumacero es sobre todos sus otros quehaceres un excelente poeta…..los adjetivos indispensables para juzgar la obra de Chumacero (lucidez, rigor, belleza formal) se aplican para atender el fin (Responso del peregrino) y el principio (Viaje de la tribu)”.5 Un equivalente, acaso, en los territorios de su indagación personal, sería quizá la poesía de Margarita Michelena (una de las cuatro mujeres incluidas en Poesía en movimiento, junto a Castellanos, Thelma Nava e Isabel Fraire), debido a su fulgor formal y su exquisito vocabulario.
Anclada en bases tanto clásicas como bíblicas, la obra poética de Chumacero está muy bien perfilada desde su primer libro. Allí aparece “Poema de amorosa raíz”, uno de sus textos más emblemáticos. Comenta José Emilio Pacheco:
Es irresistible la tentación de comparar los tres libros de Chumacero a estrellas solitarias que brillan con luz propia en el cielo de la poesía de nuestro idioma, o bien a islas rodeadas de silencio por todas partes. Silencio y soledad son el marco propicio para que resuene la elocuencia sin énfasis de sus poemas y se quebranten las tinieblas con una luz que no enceguece sino ilumina. […]
Los poemas de Páramo de sueños e Imágenes desterradas son monólogos o discursos a un tú que es siempre una mujer lejana o a punto de alejarse. La dicción y el fraseo provienen en parte de los españoles de 1927 y los “Contemporáneos” mexicanos, especialmente Villaurrutia. No obstante, Chumacero encuentra su voz desde sus primeros pasos y en ella resuena una sentenciosidad bíblica, bastante insólita en la poesía de lengua castellana que se ha hecho casi siempre de espaldas a la Biblia, piedra de fundación, en cambio, de la gran literatura inglesa.6
El aliento bíblico (que también recuerda a Borges por el tema específico de este texto) establece, en su brevedad paradigmática, el desdoblamiento del tiempo, de la experiencia vivida, en un acorde de sucesiones existenciales con las que resulta sencillo conectarse. Siendo un poema de amor, sus líneas se asoman al diálogo inquietante entre la trascendencia y el tiempo:
Antes que el viento fuera mar volcado,
que la noche se unciera su vestido de luto
y que estrellas y luna fincaran sobre el cielo
la albura de sus cuerpos.
Antes que luz, que sombra y que montaña
miraran levantarse las almas de sus cúspides;
primero que algo fuera flotando bajo el aire;
tiempo antes que el principio.
Cuando aún no nacía la esperanza
ni vagaban los ángeles en su firme blancura;
cuando el agua no estaba ni en la ciencia de Dios;
antes, antes, muy antes.
Cuando aún no había flores en las sendas
porque las sendas no eran ni las flores estaban;
cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas,
ya éramos tú y yo.7
Se puede escuchar a Chumacero, de propia voz, leyendo este poema fundador aquí.
1 “Recuerdan a Alí Chumacero como el gran poeta de México”, en El Universal, 10 de julio de 2018, www.eluniversal.com.mx/cultura/recuerdan-ali-chumacero-como-el-gran-poeta-de-mexico.
2 E. Escalante, “La Poesía completa de Alí Chumacero”, en Proceso, 7 de febrero de 1981, www.proceso.com.mx/130412/la-poesia-completa-de-ali-chumacero.
5 Cit. por Amado Aurelio Pérez, “Alí Chumacero: la poesía en su práctica”, en Milenio, 3 de febrero de 2018, www.milenio.com/opinion/amado-aurelio-perez/hurgar-con-catalejos/ali-chumacero-la-poesia-en-su-practica.
6 J.E. Pacheco, “Chumacero o hay demasiada luz en las tinieblas”, en Responso del peregrino. (Breve antología). México, UNAM, 2010 (Material de lectura, Poesía moderna, 76), pp. 4-5, www.materialdelectura.unam.mx/images/stories/pdf5/ali-chumacero-76.pdf.
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