Sus acciones son hoy testimonio fehaciente de una participación comprometida y, en ocasiones, sumamente riesgosa, pues varios de ellos lo pagaron son su vida.
Los cambios religiosos y sociales acontecidos durante el siglo XVI fueron el preámbulo de la profunda transformación que continuó durante los siglos siguientes.
Los protagonistas, hombres y mujeres, de dichos cambios, se encontraron en medio de una vorágine irrefrenable de sucesos que, distribuidos por las diferentes regiones europeas, modificaron el rostro político y cultural de ese continente, al grado de que, al estudiarlos en estos tiempos resultan sorprendentes las redes de relaciones tejidas entre ellos/as.
Sus nombres y el recuento de sus acciones son hoy testimonio fehaciente de una participación comprometida y, en ocasiones, sumamente riesgosa, pues varios de ellos lo pagaron son su vida.
59. Tomás Moro (1478-1535)
Humanista, juez, hombre de Estado y mártir inglés nacido en Londres y muerto en esa misma ciudad. Fue educado en la casa del arzobispo John Morton, por quien llegó a Oxford. Estudió ambos derechos y optó por la vida secular. Trabó profunda amistad con Erasmo y fue un personaje central humanismo europeo, además de agregado jurídico en delegaciones diplomáticas.
Al servicio de Enrique VIII, hizo una rápida carrera en la corte hasta llegar a lord canciller, cargo al que renunció tras la “sumisión del clero”. Por negarse a jurar fidelidad a la supremacía del rey fue encarcelado en la Torre de Londres, condenado por alta traición, fue decapitado. Fue ejemplo del seguimiento incondicional de su conciencia en el cumplimiento de sus deberes ante el Estado, así como un apologista de primera línea.
Escribió contra Lutero (Responsium ad Lutherum, 1523), Tyndale y John Frith, entre otros. Utopía (1516), que contrapone a la crítica social de su época un Estado basado en las virtudes cardinales, le otorgó fama mundial (Hubertus Schulte Herbrüggen).
60. Clément Marot (1496-1544)
Nació en Cahors, Francia, y murió en Turín. Hijo del poeta Jean Marot, fue secretario de la corte. En 1533 inició la traducción en verso libre, de los Salmos. En 1542 publicó unos 30, pero su trabajo fue condenado por la Sorbona.
En diciembre de ese año se refugió en Ginebra, donde se dedicó a editar los salmos y otros poemas. En octubre de 1543, Calvino solicitó al Consejo un salario para que terminase la versificación de todos los salmos, de los cuales imprimió unos 50 en 1543, antes de salir de la ciudad acusado de jugar una partida de dados. La versificación fue concluida por Teodoro de Beza.
Publicado en 1561, el Salterio fue la base principal de la poesía y de la música reformada. Existe una nueva edición de los Cincuenta salmos de David, publicada en 1995 por G. Defaux (Francis Higman).
61. Felix Manz (1498-1527)
Nació en Zúrich y murió en esa misma ciudad. Hijo ilegítimo de Johannes Manz, hizo estudios humanísticos y al principio fue seguidor de Zwinglio, de quien se alejó progresivamente desde 1523, entrando en contacto con Müntzer y Karlstadt. Junto a Conrad Grebel y Jörg Blaurock fue una de las principales figuras de los inicios del movimiento anabautista.
En 1524 redactó un escrito contra el bautismo de infantes y en enero de 1525 participó en los primeros bautismos de adultos en la casa de su madre. Perseguido y encarcelado varias veces, predicó con éxito especialmente en la Suiza septentrional y oriental. Condenado a muerte por ahogamiento, se convirtió en el primer mártir anabautista de Zúrich (Hanspeter Jecker).
62. Gérard Roussel (1500–1550)
Nació en Vaquerie, Francia, y murió en Mauléon. A los 20 años fue a Pau, donde asistió a las clases de Lefevre d’Etaples, pero al quedar su maestro bajo sospecha de herejía por la Sorbona, lo siguió a Meaux, donde lo protegió el obispo Guillaume Briçonnet, quien lo nombó vicario y canónigo de la catedral de Meaux, donde predicó sin problemas durante un tiempo.
Aunque sostenía que no había llegado el tiempo de romper con el catolicismo, en diciembre de 1524, el obispo suspendió a Roussel, quien, por instigación de Farel, instaló una imprenta para publicar documentos protestantes, pero se vio obligado a buscar refugio en Estrasburgo. Disfrutó de la protección de Margarita de Navarra, siendo consagrado obispo de Oleron en 1536.
El sueño de Roussel era la reforma de la iglesia sin romper con ella. El diálogo en el que expuso sus ideas, Familière exposition du symbole, de la loi et de l’oraison dominicale, fue condenado por la Sorbona, junto con su continuación (www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=bio_roussel).
63. Ana Bolena (1501-1536)
Ana era hija de sir Tomás Bolena y lady Isabel Bolena. Su padre luego sería conde de Wiltshire y primer conde de Ormonde. Era pequeña de estatura, y mostraba una fragilidad atractiva sobre ella. Brilló en el canto, componiendo música, bailando y conversando.
Eric Ives afirmó: “Era cristiana devota en la nueva tradición del movimiento humanista del Renacimiento. Hizo donaciones generosas de caridad y cosió camisas para los pobres. Religiosamente inconsecuente más que agresiva, calculadora más que emocional con un ligero toque del cortesano aunque con el fuerte control del político.
Una mujer que tomó el control de sus propias condiciones en un mundo de hombres; una mujer que utilizó su educación, su estilo y su presencia para que pesara más que las desventajas de su sexo; de sólo moderadamente bien vista hasta llevar una tormenta a una corte y a un rey”. En Francia fue dama de honor de Claudia de Francia, y sirvió de intérprete de los ingleses que llegaban a la corte francesa.
La educación europea de Ana terminó en el invierno de 1521 cuando regresó a Inglaterra, siguiendo las órdenes de su padre. En la corte, Ana pronto reunió una camarilla de amigas femeninas y admiradores masculinos a su alrededor, haciéndose famosa por su capacidad para mantenerlos a distancia. Enrique VIII había decidido divorciarse de su esposa Catalina de Aragón porque ella no le había dado un varón que sobreviviera y así, él y sus ministros solicitaron una anulación de la Santa Sede en 1527.
El cardenal Tomás Wolsey era lord Canciller y se opuso en un principio al divorcio de Catalina de Aragón, pero luego cedió a favor del rey. Clemente VII se negó a divorciar al rey “sobre todo porque Enrique apoya a Lutero, ha desencadenado el movimiento protestante y constituye un reto al poder papal”. Ante la situación, en enero de 1533, el rey y lady Ana se casaron en secreto en el palacio de York.
Tres años Ana reinó, hasta que el 2 de mayo de 1536 fue detenida bajo la acusación de adulterio, incesto y alta traición (Edmundo Domínguez Aragonés, “Ana Bolena: el largo camino hasta su boda con Enrique VIII”, en La Prensa, 16 de noviembre de 2008).
64. Caterina Cybo (1501-1557)
Nació en Ponzano (Florencia) y falleció en Florencia. Hija de Francisco Cybo, hijo ilegítimo del papa Inocencio VII. Recibió una educación completa y refinada. Aprendió griego, latín y hebreo. Se casó con Giovanni Maria Varano, Duque de Camerino, en 1520. En 1523 participó, junto a su marido, en la ceremonia de la coronación de Clemente VII.
Asistió a la Corte y los círculos literarios papales. Su esposo falleció en 1527, por lo que ella asumió como regente del ducado, el cual gobernó con sabiduría. No se sabe cuánto tiempo la duquesa permaneció en Francia, pero es razonable suponer que entró en contacto con los círculos de la corte que simpatizaban más o menos abiertamente con las nuevas instancias de la Reforma.
Caterina se dividió entonces entre la lealtad a la Iglesia y la simpatía por los núcleos de reformadores italianos. Estaba en contacto con Vittoria Colonna. Ella protegió a los capuchinos, debido a su intenso vínculo con Bernardino Ochino. Su interés en la predicación de los reformadores, y sobre todo la amistad con Ochino, llamó la atención de la Inquisición.
Según los testimonios recogidos por el Santo Oficio, en su casa el fraile habría depuesto los hábitos antes de escapar a Suiza. No se puede definir el alcance de la herejía de la duquesa, aunque parece que aceptó la justificación por la fe. Cuatro de los siete Diálogos de ese predicador la tienen como interlocutora, lo que demuestra su capacidad teológica y filosófica.
En 1535, tras el matrimonio de su hija Giulia, dejó Camerino y se trasladó a Florencia. Allí, conoció a Marco Antonio Flaminio y Pietro Carnesecchi. Más tarde, trató de ayudar a Ochino cuando estuvo en peligro. Murió en el palacio del Pazzi (Maria Teresa Guerra Medici)
65. Constantino Ponce de la Fuente (1502-1560)
Nació en San Clemente y murió en Sevilla. Entre 1524 y 1534 estudió teología en la Universidad Complutense de Alcalá de Henares. A partir de ese año fue predicador en la catedral de Sevilla, donde cursó estudios para obtener el doctorado. Desde 1548 se unió a la corte del príncipe Felipe II como capellán y lo acompañó en su viaje a los Países Bajos y el sur de Alemania.
En 1552 se reincorporó al cabildo de la catedral sevillana. A la muerte de su colega y amigo Juan Gil (Egidio), fue instalado como canónigo magistral en 1556. Dos años después, ya con las sospechas de la Inquisición sobre él, solicito el ingreso a la orden jesuita, pero fue rechazado. Al descubrirse el foco herético en la ciudad, fue encarcelado en agosto de 1558, después de predicar su último sermón.
A causa de su enfermedad, falleció el 9 de febrero de 1560, siendo quemado en efigie en el Auto de fe de diciembre de ese mismo año. Escribió varias obras: Suma de doctrina cristiana (1543), Exposición del primer Salmo (1546), Catecismo cristiano (1547) y Doctrina cristiana (1548), algunas de las cuales se han reeditado desde finales del siglo XIX (Fernando Domínguez, José C. Nieto, véase: María Paz Aspe, “Constantino Ponce de la Fuente, escritor ‘evangelista’ del siglo XVI”).
66. Wibrandis Rosenblatt (1504-1564)
Nacida en Basilea, fue hija de Hans Säckingen y de Magdalena Strub. Murió en Basilea. Estuvo casada primero con Ludwig Keller, magister, fallecido en 1526; con Johannes Ecolampadio en 1528; con Wolfgang Capitón, en 1532; y con Martín Bucero, en 1542. Con éste emigró a Londres en 1549, y a su muerte en 1551 volvió a Estrasburgo y luego a Basilea (1553), donde murió a causa de la peste.
Se empeñó apasionadamente por la causa de la Reforma; fue madre de 11 hijos, y encarnó el ideal protestante de compañera y ayudante de un pastor. Ayudó continuamente a los refugiados y a los pobres. Es conocida como “la esposa de la Reforma” (Susanna Burghartz; véase: Rudolph Heinze, Rudolph, “Women and the Reformation: The Marriages of Wibrandis Rosenblatt”, en Reform and Conflict. Baker History of the Church. 4. Monarch Books, 2006, pp. 289-292.
67. Robert Pierre Olivétan (1506-1538)
Nació en Noyon y murió en Italia. Fue primo de Juan Calvino. Estudió en Orléans y París, y en 1528, con Bucero en Estrasburgo y se convirtió a la Reforma ese mismo año. Entre 1531 y 1533 fue profesor y tutor en Neuchatel y Ginebra, a continuación, en los valles valdenses del Piamonte. Escribió Instruction des enfants (1533) antes de traducir la Biblia al francés en menos de dos años, luego de consultar los textos originales y los estudios de los mejores comentaristas de la época.
Impresa en Neuchâtel en 1535 por Pierre de Vingle, fue la primera Biblia protestante en ese idioma, y es conocida como la Biblia de Olivétan, fue financiada, en parte, por los valdenses. En 1536 se estableció en Ginebra, volvió a trabajar en su traducción y, en marzo de 1538, marchó a Italia (Max Engammare; véase: G. Casalis, B. Roussel, eds., Olivétan, traducteur de la Bible, 1987).
68. Mikael Agricola (1509-1557)
Reformador finlandés nacido, creador del finés escrito y de la literatura en ese idioma, nació en Pernaja y murió en Uusikirkko al volver de una misión política. Conoció a varios maestros de la Reforma. Martin Sjyttre, primer obispo protestante de Finlandia, lo nombró secretario y lo envió a estudiar a Wittenberg (1536-1539).
Dirigió la escuela catedralicia de Turku y, a la muerte de Skytte, obispo. Redactó un silabario con catecismo (1543), un libro de oraciones (1548) tradujo el Nuevo Testamento y partes del Antiguo Testamento y, en 1549 un catecismo y un ordenamiento del culto (Georg Schwaiger).
69. Pierre Viret (1509-1571)
Reformador suizo nacido en Orbe y muerto en Bellocq o Orthez (Berna).
Estudió artes liberales en el Colegio de Montaigu, París (desde 1528), donde entró en contacto con las ideas de la Reforma. Pasó a la nueva fe, y en 1530 regresó a Vaud, donde G. Farel lo convenció para convertirse en un predicador en Orbe y luego en Payerne, Neuchatel y Ginebra. En Neuchatel elaboró, con Farel y Antoine Marcourt, tratados y folletos (1533-35).
Sus sermones junto a Farel llevaron al Consejo General de Ginebra a unirse a la Reforma en 1536. El siguiente año permaneció en Lausana como pastor, donde enseñó teología. Debido a un desacuerdo con el gobierno de Berna sobre la disciplina eclesiástica, en 1559 tuvo que abandonar Lausana y se trasladó a Ginebra. En 1561 se marchó al sur de Francia. Calvino justificó su salida por razones de salud, pero lo cierto es que su relación con Calvino y Beza fue problemática porque tenía una concepción más colegiada de la estructura eclesiástica.
Luego fue pastor en Nîmes, Montpellier y Lyon (1563), donde presidió el sínodo nacional de las iglesias protestantes de Francia. Perseguido en 1565, en 1567 fue invitado por la reina de Navarra Juana de Albret para introducir la Reforma en Bearn, donde fue pastor hasta su muerte. Junto con Calvino y Farel formó el triunvirato de los llamados reformadores del franco suizo. Se distinguió por la calidad de sus sermones y en particular por sus muchos escritos (Francis Higman).
70. Isabella Bresegna (1510-1567)
Hija de un noble español, se educó en Nápoles, y en 1527 se casó con el capitán García Manríquez. Conoció la predicación de B. Ochino en 1536 y se unió al grupo de seguidores de Juan de Valdés, junto con su gran amiga Giulia Gonzaga. En 1547, su esposo fue nombrado gobernador de Piacenza, donde hospedó a diversos militantes heterodoxos como Girolamo Busale, Lorenzo Tizzano, Juan de Villafranca y Giovanni Laureto.
En 1555 se trasladó a Milán y dos años después, ante el acoso de la Inquisición, atravesó los Alpes. Luego de visitar al reformador Pier Paolo Vergerio en Tübingen, partió a Zúrich donde Ochino era pastor. En 1559 se estableció en Chiavenna, donde presidía la iglesia Agostino Mainardi; allí recibió las visitas de varios amigos.
Ochino le envió una obra sobre la Eucaristía (1556) y Celio Secondo Curione le dedicó la prim,era edición de las obras completas de Olimpia Morata en 1558 (Janet Smarr en Encyclopedia of women in the Renaissance. Italy, France and England. Santa Barbara ABC Clio, 2007)
71. Miguel Servet (1511-1553)
Teólogo, filósofo de la naturaleza y médico nacido en Villanueva de Sigena y muerto en Ginebra. Estuvo al servicio del fraile franciscano Juan de Quintana, quien hizo posible que estudiara en Toulouse (1528-1529) y que, ya como confesor de Carlos V, lo llevó consigo a la coronación imperial en Bolonia (1530). Después, fue huésped de Ecolampadio en Basilea y conoció a Bucero y Ecolampadio en Estrasburgo.
En 1531 apareció su obra De Trinitatis erroribus libri septem, la cual fue recibida con rechazo, no obstante lo cual agregó otra más en 1532, donde expuso una doctrina propia sobre la Santa Cena. Perseguido por la Inquisición, huyó a París, donde se cambió el nombre y estudió medicina. En Lyon editó traducciones de la Biblia y glosas bíblicas. Nuevamente en París, en 1537, dio clases de geografía y astrología.
En Vienne trabajó como médico sin problemas hasta que en 1553 fue descubierta su identidad; poco antes había publicado Christianismi restitutio, su libro principal, en el que resumió sus ideas teológicas y su cosmovisión, además de que allí describió el sistema circulatorio pulmonar, que había sido el primero en conocer. Encarcelado, pudo escapar y fue condenado a muerte en ausencia y quemado en efigie. De camino hacia Italia en ginebra, fue reconocido y encarcelado por orden de Calvino.
Luego de un proceso consensuado con varias ciudades (Zúrich, Schaffhausen, Berna y Basilea), fue ejecutado el 27 de octubre de 1553. Su antitrinitarianismo fue visto como un ataque al centro mismo de la fe cristiana, y considerado como un crimen. Procuró armonizar el dualismo neoplatónico y el monoteísmo judío desde una perspectiva cristiana.
Un grupo de calvinistas erigió en 1903 un monumento en su memoria en el sitio donde fue ejecutado (Rolf Decot; véase: Roland H. Bainton, Servet, el hereje perseguido, 1511-1553. Madrid, 1973; Antonio Alcalá, ed., M. Servet, Treinta cartas a Calvino. Sesenta signos del Anticristo. Apología de Melanchton. Madrid, Castalia, 1971, ver aquí).
72. Isabeau d’Albret (1513-1560)
Hija de Jean d’Albret y de Catherine de Foix, fue esposa de René 1er conde de Rohan. Ella se reunió con el almirante de Coligny en 1556 y se estableció en Berna, cuando, en 1557, Juana de Albret, su sobrina introdujo el protestantismo. Aunque muy atraída también por la Reforma, fue sólo después de la muerte de su marido en 1558, y por respeto a su fe, que se convirtió e introdujo el protestantismo en su castillo de Blain donde se organizó la primera iglesia protestante bretona.
Recibió al pastor Dandelot, quien predicó la religión reformada de Nantes. Loiseleur, pastor de Villiers, pronunció el primer sermón calvinista. El rey le otorgó, en 1560, la libertad de conciencia para ella y toda su casa (www.museeprotestant.org).
73. Sebastian Castelio (1515-1563)
Nació en Saboya y falleció en Basilea. Después de sus estudios humanísticos en Lyon, se unió a la Reforma. En 1540 se trasladó a Estrasburgo como colaborador de Calvino, y en 1541 se convirtió en rector del Colegio de Rive en Ginebra; en 1542 publicó los Diálogos sagrados. Derivado de su desacuerdo con Calvino, en 1545 se trasladó a Basilea, donde trabajó como corrector de pruebas.
En 1553 fue llamado para enseñar griego. Tras la ejecución de Miguel Servet en Ginebra (1553), publicó De haereticis un persequendi sint, una colección de textos antiguos y contemporáneos en contra de la pena de muerte por herejía. Inició el debate sobre la tolerancia con Calvino y Beza, y en otros escritos basados en la Biblia defendió la libertad de disentir.
También publicó dos traducciones completas de la Biblia (1551 y 1555), algunas obras de autores griegos y textos devocionales de la tarde. También tuvo dificultades en Basilea, entre otras cosas por sus críticas a la doctrina calvinista de la predestinación). La muerte lo sorprendió mientras planeaba trasladarse a Polonia.
Su último trabajo fue De dubitandi arte (Sobre el arte de la duda) (Hans R. Guggisberg; véase: Stefan Zweig, Castellio contra Calvino. Conciencia contra violencia. [1936] Barcelona, El Acantilado, Barcelona, 2002).
74. Jerome Bolsec (1520?-1584)
Controversista y médico francés, nació en París a principios del siglo XVI y murió probablemente en Lyon. Ingresó en la orden carmelita, pero fue expulsado por la audacia de sus sermones, huyendo a Ferrara. En 1550 era médico de M. de Falais, un noble residente cerca de Ginebra, amigo de Calvino. El punto fuerte de Bolsec no era la dogmática, por lo que fue repetidamente amonestado por la Compañía de Pastores de que sus objeciones a la doctrina de la predestinación eran contrarias a la Biblia.
Aunque pareció someterse, en octubre de 1551 provocó una nueva discusión sobre dicho asunto, siendo encarcelado, acusando a Calvino de ignorancia de la Biblia y de enseñar lo contrario a ella. La condena de Bolsec fue suave, pero el clero de Basilea declaró que era hereje en muchos aspectos, mientras que los pastores de Neuchâtel declararon que era un instrumento de Satanás.
El 22 de octubre fue sentenciado a destierro perpetuo por publicar doctrinas ofensivas, además de calumniar al clero acusándolo de predicar falsos dogmas. Fue expulsado de Thonon por Calvino y de Lausana por Beza, tras haber acusado al primero de “hacer a Dios autor del pecado”. Volvió a Francia y abjuró del protestantismo.
Fue autor de tres obras: Le Miroir, envoyé de Vérité au Roi Charles neufième (1562), dirigida al rey para impulsar una reforma, Histoire de la vie, moeurs, actes, doctrine, constance et mort de Jean Calvin, jadis ministre de Genève (1577), que trajo infamia al autor; e Histoire de la vie, moeurs, doctrine et déportemens de Th. de Bèze, dit le Spectable, grand ministre de Genève (1582), escrita en un tono de moderación.
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