La Biblia nos dice que todo lo que hagamos lo hagamos para el Señor y es a él a quien servimos (Colosenses 3.23-24) Un fragmento de “Cómo la Biblia moldea tu labor docente”, de John Short (Andamio, 2015).
Un fragmento de “Cómo la Biblia moldea tu labor docente”, de John Shortt (Publicaciones Andamio, 2015) Puedes saber más sobre el libro aquí.
Un proceso continuo e integral
Aunque este libro está dirigido principalmente a docentes, voy a comenzar relatando una historia personal de mi juventud que tuvo lugar en un contexto bastante diferente al aula.
Lo hago para mostrar que el proceso de ser moldeado por la Biblia es continuo –tiene lugar a lo largo de toda la vida –e integral– abarca todas sus dimensiones–.
Recuerdos, recuerdos...
Había estado esperando este momento, pero ahora titubeaba. Allí, en una calle de Dublín, frente a un restaurante italiano, me detuve un momento sabiendo que lo que iba a ocurrir a continuación me evocaría muchos recuerdos y me obligaría a reflexionar sobre algunos de los cambios que habían promovido los años.
Luego entré en el restaurante. La mayor parte de las mesas estaban vacías, por lo que pude elegir dónde sentarme. Sí, este era el sitio.
Ahí mismo estaba mi despacho, cuando tenía diecisiete años y comencé a trabajar en esta misma habitación en este mismo edificio, en la que entonces era la oficina central en Dublín de una compañía internacional de seguros.
Encargué mi comida y esperé a que me la trajeran. Los recuerdos inundaban mi mente. Casi cinco décadas de historia habían transcurrido desde que este joven del campo, para quien la vida urbana era algo nuevo, había luchado para hacer frente a las demandas de trabajar en una frenética oficina en la que los teléfonos nunca dejaban de sonar… y todos parecían tan seguros de sí mismos y tan profesionales.
El plato principal llegó y lo comí lentamente. Los nombres y los rostros de las personas vinieron a mi mente con una claridad sorprendente. Miré alrededor y recordé dónde habían estado sus escritorios.
Allí, al lado de la ventana, se sentaba James, mi inmediato superior, tan tranquilo y paciente.
Patrick era un adolescente como yo; había comenzado a trabajar unas pocas semanas antes pero estaba acostumbrado a la vida urbana y parecía muy confiado en sí mismo.
Bill era un hombre corpulento cuyo escritorio estaba a mi derecha y, debo decirlo, tenía algo de matón. Anne tenía una lengua muy afilada y podía decir cosas muy desagradables con una dulce sonrisa.
Tom era un hombre elegante, una persona enérgica con mejillas sonrosadas y un rostro siempre sonriente.
Se relacionaba fácilmente con todo el mundo y todo el mundo le quería. Quizás esa es la razón por la cual sus colegas le encargaron que tratara de persuadirme para que me uniera al sindicato.
A pesar de su capacidad de persuasión, durante los tres años que trabajé en aquella oficina rechacé firmemente afiliarme, incluso cuando todos los trabajadores de la oficina eran miembros del sindicato (o, al menos, eso me dijeron).
¿Por qué tal resistencia solitaria?
¿Por qué adopté esa resistencia solitaria? Si mi hubieras preguntado entonces, creo que te hubiese dicho que porque era cristiano, y ser miembro de un sindicato hubiera entrado en conflicto con mi fe.
Para satisfacer a Tom (y responder a mis propias preguntas interiores) asistí a una reunión del sindicato. Había trabajadores de todas las compañías de seguros de la ciudad en un amplio salón.
Era propiedad de YMCA y fue alquilado por el sindicato para esta ocasión. Unos meses antes, en una reunión para jóvenes celebrada después de las actividades de la iglesia en ese mismo salón, había entregado mi vida a Cristo.
Sin embargo, en esta ocasión la atmósfera era muy diferente. No había himnos ni canciones, ni testimonios, ni predicador, sino, en lugar de ello, una serie de oradores, todos muy negativos en su denuncia de los empresarios y bastante groseros en su lenguaje. Observé… y decidí que ese no era un lugar en el que debía estar un seguidor de Cristo.
Si hubieras insistido y me hubieras preguntado sobre el asunto, probablemente habría dicho que la Biblia enseña que no debemos unirnos en yugo desigual con los infieles (1 Corintios 6.13).
Yo estaba determinado a seguir a Cristo y a ser moldeado por la Biblia, y estaba convencido de que lo que la Biblia enseñaba se aplicaba a todas las cosas que yo era y hacía –y no solo a mi vida en la iglesia y a mi comunión con otros cristianos–.
Mirando atrás, con la perspectiva que permite casi medio siglo, todavía pienso que mi preocupación era honesta.
Sigo plenamente convencido de que es acertado tratar de darle a la Biblia un lugar principal entre todas las influencias que nos moldean y hacen que seamos quiénes somos y quiénes llegamos a ser.
Sin embargo, también pienso que al rechazar afiliarme al sindicato no estaba siendo guiado y moldeado realmente por la Biblia tan plenamente como pensaba en aquel tiempo.
Estaba siendo moldeado, seguramente, más bien por la influencia de los granjeros irlandeses autónomos entre los que me crié, gente independiente que se había hecho a sí misma y que consideraba que la actividad sindical era la fuente de muchos de los problemas del país en ese tiempo.
Yo había sido moldeado por una cultura en la que se consideraba que siempre había que respetar a las personas con autoridad y no se me hubiera ocurrido pensar que los directivos y los empresarios son seres pecadores tanto como los que son contratados, y que no tienen como prioridad habitual los intereses de sus trabajadores.
En mi lectura de la Biblia, no me daba cuenta de que el Señor Jesús, a quien yo estaba tomando correctamente como modelo para mi vida en el mundo, fue compañero de gente de mala reputación, amigo de pecadores.
Yo no era plenamente consciente de la preocupación bíblica por la justicia y la equidad. No estaba suficientemente moldeado por las metáforas bíblicas de la sal y la luz que nos animan a ser una influencia transformadora e iluminadora en el mundo.
La Biblia es para toda la vida
He contado este relato porque creo que ser moldeados por la Biblia es un proceso que abarca toda la vida y todos los aspectos de la misma.
Es un proceso que tiene lugar a lo largo de toda la vida porque es importante para nosotros en cada momento de nuestra existencia.
Yo era un adolescente que seguramente pensaba que tenía todas las respuestas, pero apenas estaba comenzando.
Años más tarde, estoy a punto de compartir contigo parte de lo que he estado aprendiendo desde entonces, dentro del aula y fuera de ella, acerca del modo en que la Biblia nos moldea.
Sin embargo, soy muy consciente de que me queda mucho por aprender, y más aún que aplicar, en mi vida y en mi trabajo.
Llegar a ser una persona moldeada por la Biblia es también algo que abarca todas las dimensiones de la vida, algo importante en cada actividad y en cada contexto en que nos encontramos.
Este es un libro escrito principalmente para quienes enseñan y en los capítulos que siguen trataré de mostrar diversas maneras en las que la Biblia nos moldea como docentes.
Pero no solo nos moldea como docentes, pues estoy convencido de que estas múltiples formas son relevantes para nosotros en la vocación a la que Dios nos llame –la atención sanitaria, la planificación urbana, la conducción de vehículos, la publicidad, las tecnologías de la información y la comunicación, la gestión de proyectos, las artes o los medios de comunicación, la agricultura, y sí, los seguros de automóvil… y también la enseñanza–.
La Biblia nos dice que todo lo que hagamos lo hagamos para el Señor y es a él a quien servimos (Colosenses 3.23-24). ¡El ministerio cristiano no se limita a la predicación, a la evangelización y a la actividad dentro de la iglesia local!
Le servimos dondequiera que estemos y en lo que quiera que trabajemos, y deberíamos ser moldeados por la Biblia en y para todos estos contextos de nuestro servicio cristiano.
En este libro exploraremos diferentes maneras en las que la Biblia nos transforma. (Debería mencionar que aquí y a lo largo del libro estoy hablando realmente de cómo Dios se revela a sí mismo y nos moldea por medio de la Biblia).
La Biblia llega a nosotros en la forma de un relato y esto tiene un significado profundo sobre el modo como puede moldearnos.
Las metáforas bíblicas tienen su lugar, así como las declaraciones que la Biblia hace y los principios que están expresados o se derivan de esas declaraciones. La Biblia también nos proporciona modelos para nuestra vida.
Nuestras expectativas sobre el modo en que la Biblia nos puede moldear depende del tipo de libro que consideramos que es. Por tanto, comenzaremos con esta pregunta: ¿qué tipo de libro es la Biblia?
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